¡Carajo! Ha llegado hora

y fecha y no tengo nada

para ofrecerle salvo

un pedazo del sueño

de la noche, unos

cabellos rojos,

una vela y su luz que se iba

como mi Mamá hace unas

semanas que se fue hasta

el Cielo y yo en este

espacio del periódico para

llenar con una reflexión

sobre esta vida que va

y vuelve como aquel Cristo

en la cruz de Nicanor Parra,

todos con nuestras citas

que cumplimos

a nuestras maneras

como yo ahora

que escribo esta columna

y autorretrato de la semana.