“Hay buenas razones para promover la igualdad que va más allá de limitare a incrementar los ingresos de los pobres. La desigual puede ser inaceptable por sus consecuencias adversas o la falta de justificación de las instituciones que la generan…”. T. M. Scalon (Combatiendo la Desigualdad).

En América Latina y el Caribe como consecuencia de la crisis originada por la pandemia Covid-19, 22 millones de personas cayeron en la pobreza según la CEPAL en Panorama social. 850,000 jóvenes de República Dominicana según el referido informe son Ni Ni o SIN SIN (Sin educación, sin oportunidades), mientras en la Región el promedio es de 13 en nuestro país es de 21%. El desempleo en la juventud representa un 30%. Oscila en un 17% en el resto promedio de los países.

500 millones de jóvenes del mundo viven con el equivalente a US$90.00 y en el cuerpo social dominicano, de los 70 jóvenes de cada 100 que tienen el “privilegio” de trabajar, alrededor de un 81% gana menos de RD$21,000.00 pesos mensuales. Solo 28 de cada 100 jóvenes del Quintil I del Banco Central termina el bachillerato. 21% de cada 100 mujeres embarazadas son niñas y adolescentes. Cuando develamos las variables que explican esa monstruosidad social nos encontramos: educación y pobreza.

El embarazo en niñas y adolescentes es uno de los componentes de la tasa tal alta de mortalidad materna, pues el índice en este rango de edad es mayor por las condiciones de fragilidad del cuerpo de la niña y de su desarrollo. Además del secretismo y el miedo con el que conducen sus embarazos frente a los padres y familiares más cercanos. A este panorama social, dantesco por demás, se resalta que a pesar de que somos la séptima economía más grande de América Latina (33 países) y (46) de A.M.C., en la inversión en protección social apenas llegamos a un 8.9%, en cambio el promedio de la Región es 13.

Es lo que explica al mismo tiempo el anquilosamiento, la fosilización de la movilidad social. En las décadas de los 70, 80, 90 del siglo pasado en nuestro país hubo una intensa movilidad social ascendente, que repercutiría en la movilidad intergeneracional. Vale decir, los padres que eran pobres, empero, los hijos terminaron ascendiendo en la escalera de la pirámide social. Hoy, ese ritmo es solo de un 2.7% en el cuerpo social dominicano, mientras en la Región es de 12.7%. Ahí radica la terrible presencia de una sociedad tradicional donde se suceden cambios sociales, económicos que al mismo tiempo nos retratan no solo la enorme asimetría, sino la pesarosa anomia social de las conceptualizaciones de Emilio Durkheim, Robert Merton y Messner y Rosenfield.

Para Anthony Giddens la anomia social “es sensación de intensa ansiedad y temor que genera la experiencia de la ausencia de normas sociales eficaces, que suele producirse durante periodos de rápido cambio social”. La anomia social explicada por Robert Merton es lo que explica el delito y la desviación que acusa la sociedad dominicana. Para el renombrado sociólogo la anomia existe “cuando las personas experimentan una tensión social entre los objetivos culturales de la sociedad y las capacidades del individuo para cumplirlos”. Las capacidades están mediadas por la Paideia, la educación en el lenguaje griego, que es lo que verdaderamente levanta de manera sostenible a un país. Aquí el promedio es de sexto grado, con carencias, deficiencias en ciencias, lecto-escritura y matemáticas.

Jóvenes sin capacidades sometidos a una atroz violencia estructural y un bombardeo sistemático de la publicidad, en donde construyen necesidades, deseos, sueños, que materialmente no pueden alcanzar. En las últimas dos semanas 14 personas han sido asesinadas por la Policía. Las edades van entre 16 y 27 años. Jóvenes, producto social, de los últimos 16 años. Cuando vamos a las cárceles y encontramos aquellos acusados de robos, atracos, asaltos, el 98% se encuentra en el rango de jóvenes. Nos señalan Olivier Blanchard y Dani Rodrik en el libro Combatiendo la Desigualdad “la desigualdad política agrava la desigualdad económica. Nuestras políticas de actuación y nuestros acuerdos institucionales actuales, reflejan el poder de las coaliciones de intereses especiales y, a su vez, refuerzan dicho poder”. La asimetría institucional explica el trato a los que practican el delito de cuello blanco y la delincuencia política (corrupción administrativa).

Por eso vemos los cuadros de tasa de homicidios y de victimización en República Dominicana y de América Latina en 24 pases, según InSight Crime.

Veamos: ¿Por qué en nuestro país y en América Latina la tasa de homicidios y de victimización es más alta que lo que plantea como pandemia de violencia la Organización Mundial de la Salud (OMS), que es un 8%? Porque vivimos en la Región donde no hay conflictos bélicos, no obstante, es la de mayor violencia. América constituye el 13% de la población mundial, sin embargo, representamos el 37% de los homicidios del mundo. Europa solo tiene un 3% en la tasa de homicidios. Asia un 2.3%. Oceanía: 2.8%. África: 13% de homicidios, el continente más pobre.

Tasa de victimización 2005-2021

Año Porcentaje
2005 21%
2006 23%
2007 21%
2008 19%
2009 18%
2010 18%
2011 23%
2012 22%
2013 23%
2014 20%
2015 22%
2016 24%
2017 30%
2018 33%
2019 31%
2020 **
2021 19%

Tasa de homicidios 1999-2021*

Año Número de muertes Tasa por cada 100,000 habitantes
1999 1,187 14.39
2000 1,099 13.09
2001 1.065 12.49
2002 1,242 14.51
2003 1,649 18.73
2004 2,260 25.25
2005 2,403 24.03
2006 2,144 23.56
2007 2,092 20.92
2008 2,357 23.57
2009 2,378 23.78
2010 2,474 25.52
2011 2,517 25.17
2012 2,268 22.84
2013 1,990 19.90
2014 1,810 18.1
2015 1,680 16.80
2016 1,616 16.16
2017 1,561 15.61
2018 1,390 13.90
2019 1,232 12.32
2020 1,136 11.36
2021 1,349 13.49

*Fuentes: ADN: Encuesta del Gobierno de la Seguridad, marzo del 2011, Observatorio de Seguridad del Ministerio del Interior, ENHOGAR, Barómetro de las Américas y Latinobarómetro 2021

 

La reflexividad nos explica que no es solo la violencia estructural lo que produce la violencia directa. Interviene la cultura, como dinámica social, como capital social y cohesión. Por eso vemos las tasas de homicidios en Paraguay (7.4%), Nicaragua (5.8%), y Bolivia que alcanza una tasa de menos de 3. Son tres países con economías menos desarrollados que los otros 21 países, no obstante, con menos violencia. República Dominicana tuvo una tasa de homicidios para el 2021 según InSight Crime de 10.3%. El promedio en la Región fue de 19.03, casi el doble de nuestro país. Desde el 2003 hasta el 2013 la tasa de homicidios en República Dominicana fue más alta que el promedio de la Región: 18 – 21. Del 2003 al 2004 el crecimiento de homicidios fue cuasi exponencial, de 1649 a 2,260, esto es, 1.37 veces más. El más alto ritmo de crecimiento de un año a otro.

La tasa de victimización (robos, atracos, asaltos, estafas), que se sabe por encuestas de victimización que se aplican a las personas que han sido víctimas directas de delitos o familiares o vecinos. También se realizan encuestas de percepción de seguridad. Para el 2017 (30%), 2018 (33) y 2019 (33); de victimización han sido las más altas (gobierno de Danilo Medina). No cabe duda de que se requieren estudios sistemáticos y permanentes de esta naturaleza para no dejar que las redes sociales acusen un protagonismo que a veces no guarda asidero con la realidad, con la verdad, en el imaginario del dominicano. Los periódicos, las empresas de comunicación, deberían jugar un rol vital en ese quehacer.

Como decía Aristóteles, “si no se comprenden las preguntas, nunca se hallarán las respuestas justas”. Enfrentarnos a la complejidad de este océano que nos rodea como fenómeno social (la delincuencia, la violencia, el crimen organizado) requiere, como decía Mauro Bonazzi en su libro Sabiduría Antigua para tiempos modernos “Cuando se desea resolver una dificultad, conviene plantearla correctamente, pues el éxito posterior depende de que se deshaga la dificultad anterior, y no se puede deshacer un nudo que no se conoce”. Y yo agregaría, peor, que no quieren conocer, pues los actores políticos prefieren manejarse en el pésimo gatopardismo que no usan su capital político, su capital reputacional para coadyuvar con las necesarias transformaciones estructurales.

Los empresarios actúan con una enorme falta de visión con respecto a la sociedad de mercado que dirige. Una sociedad capitalista requiere, como compromiso cierto para su estabilidad, una seguridad ciudadana donde predomine la confianza, menos miedo, menos pánico, riesgo y temor; pues al final le implica más costo, menos rentabilidad, dado que la gente teme salir. La miopía de las iglesias, de las universidades, de los medios no puede seguir creyendo que esto es solo parte del Estado y de los gobiernos.

El estudio El estado de la democracia en el mundo, de cómo se está verificando el deterioro de la democracia, nos sitúa a los dominicanos con un avance. Del 2018, cuando nos encontrábamos en una democracia defectuosa, débil, al 2022 en una democracia media. El estudio nos llama a la forja de contratos sociales, diríamos audaces, más proactivos, con loable proactividad para dejar atrás la enorme politización y politiquería de la sociedad dominicana.