Antes de continuar con nuestros viajes y como hemos introducido el termino entre comillas “expreso 27 de febrero”, sería importante que definamos lo que es una vía expresa.

Una vía expresa es aquella diseñada para un tráfico de alta velocidad, con altos volúmenes de tránsito en las que las entradas y las salidas son controladas y estas se conectan con otras vías expresas. Las entradas y salidas nunca se producen al mismo tiempo ya que o son una salida o son entradas.

Continuando nuestros viajes, entonces el viaje de la avenida Luperón, que se integra a la avenida 27 de febrero, es parte del que alimenta la propia 27 y el “expreso 27 de febrero”, que junto al que se va añadiendo de todas las arterias laterales constituyen el cuerpo del “ primer embudo”, que se forma en la entrada al desnivel de la avenida Privada y se podría decir que este embudo es el novato, ya que por la poca alimentación que tiene, para introducirse en el expreso no requiere de mucha maniobra y consecuentemente de mucho tiempo.

Este tráfico del “ primer embudo”, alimenta al que circula por la Núñez de Cáceres en ambos sentidos y que se integra a la avenida 27 de febrero y a este hay que añadirle todo el que viene de otras calles laterales que contribuyen a un congestionamiento y saturación de esta vía y plantea al conductor dos alternativas; tomar el “expreso 27 de febrero” o seguir la avenida 27 de Febrero, cual de las dos mas traumática, ya que si es lo primero tendrá que luchar con el “ segundo embudo” que se forma para tomar el expreso y es  de tal magnitud que se forman cinco hileras de vehículos para entrar en un carril, lo que ha requerido que en algunos días se coloque un agente de tránsito con el objetivo de desviar a muchos conductores que quieren introducirse al expreso a que continúen hacia la 27 de febrero. Si es lo segundo es decir continuar por la 27 de febrero, entonces, se va a encontrar con otro agente que sustituye el semáforo y que dirige el tránsito en la intersección con la Dr. Defilló, en donde si tiene suerte puede continuar su trayecto en unos minutos mas para luego integrarse al “expreso 27 de febrero” si esta es la ruta de su viaje.

En este pequeño trayecto tendrá usted que luchar con las imprudencias terribles que cometen los autobuses de la OMSA y de las empresas privadas que cubren esta ruta, ya que brincan de carril en carril buscando el espacio para rebasar no importando lo que tengan que hacer y esto a la vista de los agentes que quizás no tienen conocimiento de que estos autobuses deben de transitar por el carril de la derecha o porque las autoridades regentes del sector, no han regulado el tránsito de estos vehículos. A estos autobuses hay que añadirle los ya famosos “Sonata y Kia”, nombrados por algunos conductores como “Sonateros y Kiateros”, que al igual realizan todo tipos de maniobras para buscar el pasajero sin importarle los demás. Entonces, estamos en un escenario donde una gran mayoría de los actores no respetan las regulaciones ni acatan las pocas señalizaciones existentes, porque también no hay autoridad para hacerlas cumplir, entonces ha de esperarse que los resultados sean los mismos.

Estos dos viajes, el que se inició en la avenida Luperón y el de la Núñez de Cáceres, en sus recorridos el primero hasta antes de entrar al túnel que es de unos 6 kilómetros y el segundo que llega hasta la misma Winston Churchill antes de cruzar el túnel que es de unos tres kilómetros, requieren en promedio, el primero de unos 40 minutos y el segundo de 45 minutos, a las horas de mayor tráfico. Este promedio se obtuvo de un muestreo que realizamos durante un periodo de 23 días sin incluir sábados y domingo. Nótese que la velocidad promedio de ambos viajes es de 4 y 2.25 kilómetros por hora respectivamente.

En la entrega final de este articulo incluimos nuestras conclusiones en estos tortuosos recorridos que realizan cientos de miles de conductores capitalinos diariamente.

Relacionado:

Inmovilidad vial en un perímetro capitalino (1 de 3)