“La creatividad es pensar en ideas nuevas y apropiadas mientras que la innovación sea la aplicación con éxito de las ideas dentro de una organización”. (William Coyne).

La innovación es el grado de aplicación, de aterrizaje, de lo pensado, de las ideas. Constituye el elemento esencial de pensamiento en su abordaje con la realidad. Es el nivel del descenso del pensamiento. Todo se crea dos veces, a la creación física precede la creación mental. La innovación viene a constituir la intersección, el interludio, entre lo ascensional del pensamiento, merced al grado de imaginación, y la materialidad.

La innovación es la renovación constante, dinámica, del pensamiento frente a las necesidades, oportunidades, alcances y problemas del ser humano. Es la dinámica dialéctica entre un hacer, un decir y un pensar. Innovar es la introspección, la internalización consciente y sistemática de entender los cambios en la sociedad, en una organización, para crear nuevos procesos, métodos, productos, servicios. Es como apelamos con intuición, visión y misión a esa lucha irreverente por hacer las cosas distintas, novedosas.

El postulado esencial de la innovación es estar inmerso en lo nuevo. Es diseñar en el presente el puente inexorable del futuro, con nuevos peldaños, nuevas escaleras, en un espacio infinito de la cristalización, concreción de la creatividad. Albert Einstein dijo una vez que “La imaginación es más importante que el conocimiento”. Nosotros esbozaríamos que la innovación es la cantera de la imaginación en la praxis. La innovación tiene un amplio espectro, implica:

  1. Forma nueva de hacer las cosas.
  2. Crear nuevos productos, nuevos servicios, nuevos empaques.
  3. Crear nuevos nichos de mercados.
  4. Es abrirse a nuevas soluciones.
  5. Es la puesta en práctica de la disrupción creativa.
  6. Es el logro a través de la optimización, de la modernización, del perfeccionamiento.
  7. La clave de la innovación es la mejora continua, la actualización permanente, sistemática.
  8. Es el punto central entre lo pensado y lo creado, entre la teoría y la práctica.

La innovación requiere, en la Sociedad de la Información y el Conocimiento, no solo educación, sino, una cultura forjada en el proceso identitario y clarificado. La educación como eje transversal, nos permite ser más creativos y salirnos de los sesgos de los paradigmas y credos, de hacer siempre lo mismo, de repetir una experiencia sin agregado de valor. La cultura, como aprendizaje, como el juego de la diversidad, coadyuva a la necesaria autoestima colectiva que rompa las desviaciones y el desequilibrio por lo diferente.

Tenemos una educación con interrogantes sempiternas, con hoyos profundos de falencias, con una sociedad que no lee, que no investiga. El corolario, en gran medida, es un emprendimiento rutinario. En el Índice Mundial de Innovación de 2024 “donde se analiza el rendimiento del ecosistema de innovación de 133 países, económico y se estudia las tendencias más recientes de la innovación en todo el mundo”, nos dice:

Las tres economías más innovadoras por región:

  1. América Latina y el Caribe: Brasil, Chile y México.
  2. América del Norte: a) Estados Unidos y Canadá.
  3. África Subsahariana: a) Sudáfrica, b) Botsuana, c) Senegal.
  4. Europa: a) Suiza, b) Suecia, c) Reino Unido.
  5. Norte de África y Asia occidental: Israel, Emiratos Árabes Unidos y Turquía.
  6. Asia Central y Meridional: India, Irán,

Las tres economías más innovadoras por grupo de ingresos:

  1. Suiza
  2. Suecia
  3. Estados Unidos.

Ingresos medios altos:

  1. China
  2. Malasia
  3. Turquía.

Ingresos medios bajos:

  1. India
  2. Vietnam
  3. Filipinas

Grupo de ingresos bajos:

  1. Ruanda
  2. Togo
  3. Uganda

En la clasificación Mundial de 2024, Republica Dominicana obtuvo 97/133 países. Puntuación: 20.8. En la clasificación en el grupo de ingresos: 30 y en clasificación en la región: 13. Cuando buscamos el hilo conductor de por qué disminuimos en innovación, encontramos la problemática del capital humano: la educación. La innovación como punto de evaluación es polisémica, sin embargo, las variables de la innovación, al mismo tiempo, en nuestro país, operan de manera muy fragmentada. El Índice toma en cuenta:

  • Inversión en ciencia y tecnología.
  • Progreso tecnológico.
  • Adopción de tecnología.
  • Repercusión socioeconómica.

El capital humano somos nosotros. Es la suma de conocimiento, de experiencia, de habilidades. El capital humano sinergiza el saber con el saber hacer, más la suma de la información y las actitudes. Aptitudes y actitudes confluyen para generar el verdadero talento humano, que se refleja en el comportamiento.

La inversión en investigación y desarrollo en nuestro país es cuasi inexistente. No llega a uno por ciento del PIB, ni a un uno por ciento del Presupuesto Nacional. República Dominicana en materia de patentes está en un eclipse total. A la suma de la baja calidad de la educación, hay que agregar que somos el país líder de la región en la fuga del talento humano. Según el Banco Mundial 6.8%, en cambio, en la región es 5.7%. ¿Por qué se van a otros países?

  1. Una economía que crece con salarios muy bajos.
  2. Empleos de muy mala calidad (68.1%).
  3. Una economía basada en gran medida en servicios de poco agregado de valor.
  4. Una economía con poco desarrollo manufacturero y tecnológico.

Entonces, ¿cómo atraer, mantener y desarrollar el talento humano que requiere dar el golpe de timón de una economía basada en el capital intensivo? Se requiere, con audacia, una verdadera estrategia integral que incorpore todo un ecosistema de innovación que tenga como espina dorsal, nodal, el capital humano. La economía dominicana necesita forjar un nuevo modelo económico que conduzca a empleos más decentes.

Recientemente el Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo divulgó el Índice de Calidad del Empleo de República Dominicana. Destaca la diferencia entre trabajo y empleo y cómo este constituye no solo un fenómeno social, sino, que aborda, en tanto un ecosistema, lo que encierra de manera multidimensional. Sin embargo, el estudio subraya, acota, las seis variables o componentes para categorizar un empleo de calidad:

1) Ingresos laborales.
2) Seguridad social.
3) Beneficios sociolaborales.
4) Horas de trabajo.
5) Contrato.
6) Estabilidad.

Vista esas seis dimensiones o indicadores, nos encontramos que en nuestro país solo tenemos:

a) El empleo de calidad representa un 38.9%.
b) Solo el 15.2% es de alta calidad.
c) El 61.1% constituye el empleo precario.
d) Los empleos de mayor calidad se encuentran en: 1) Administración Pública y Defensa (89.5%). 2) Salud y Asistencia Social (87%). 3) Electricidad y Agua (86.6%). 4) Enseñanza (84%). 5) Sector Financiero (79%). 6) Industrias (55.8%).

Debemos repensarnos como sociedad. Insisto, nos ha ido bien, empero, no podemos seguir con estos indicadores de precariedad en el empleo que empujan a más desigualdad y marginalidad y agrieta la necesaria cohesión social. Tenemos, no solo que reinventar las normas, sino redefinir lo que significa innovar”. Como diría Alexandre Lazarow en su libro Innovar más allá de Silicon Valley, “Mientras que Silicon Valley se esfuerza por crear unicornios, la frontera crea camellos, es decir organizaciones que pueden aprovechar las oportunidades, pero que también pueden sobrevivir en una sequía. Los innovadores de la frontera no se centran en el crecimiento a cualquier precio, sino en la sostenibilidad y la resistencia”.

La inadecuada e inefectiva innovación, la poca visión con respecto al capital humano y la precariedad en el empleo (68.1%) llevan al tejido productivo y con ello, a todo el tejido social, a cuasi una disrupción en el cuerpo social, pues, la precariedad trae consigo mayores niveles de desigualdad que se expresan en los ingresos y consecuencialmente, en las riquezas.

Hace apenas 10 días que Standar / Pool nos calificó en BB y señaló que el PIB per cápita, había llegado a US$11,500.00 dólares anuales. Hay que destacar que el otro año se encontraba en US$11,200.00 y en el 2014 este indicador de promedio se colocaba en solo US$6,400.00; vale decir, en 10 años el PIB creció 1.79 veces más, lo que significa que, en una década, los US$6,400.00 fueron igual a 0.55 del ingreso de hoy. No obstante, el desafío sigue siendo la desigualdad. Alrededor de un 67% no llega a ese ingreso per cápita (US$11,500.00).

Están correlacionados problemática de innovación, capital humano, precariedad en el empleo, desigualdad y empleabilidad. La empleabilidad “es el conjunto de aptitudes y actitudes que permiten a una persona conseguir y conservar un empleo”. Es “el conjunto de talentos, habilidades y capacidades de una persona, que le permiten estar en condiciones para encontrar el empleo”.

Hoy en día la empleabilidad no es solo ir a una universidad y adquirir conocimientos en un área especializada, se necesitan otros factores:

  1. Creatividad
  2. Capacidad de adaptación.
  3. Apertura mental., liderazgo, buenas relaciones sociales, inteligencia emocional, saber trabajar en equipo. Entender y asumir la diversidad y la tolerancia.

La empleabilidad implica la imbricación, la combinación de las habilidades duras (técnicas) con las habilidades blandas. En un mundo disruptivo, con la velocidad de los cambios iconoclásticos, se necesita más compromiso con el capital humano: educación y salud, al tiempo que empujamos hacia un proceso cultural más activo, frente a una sociedad del siglo XXI.

Para ello necesitamos compromiso, visión internalizada y actores políticos y empresariales que intuyan que los cambios planeados y proactivos son más llevaderos y ocasionan menos conflictividad. Como dijo alguna vez Barack Obama “Necesitamos innovar más, educar mejor y construir más que el resto del mundo”.