La literatura dominicana no solamente es de una sublime elegancia, por la riqueza y el impecable uso del lenguaje que destila, sino que también es muy atractiva por lo rompedora y agitadora que es. Eso es lo que me comentaba recientemente Charo Fierro, cuando fui a visitarla a su local, en uno de los barrios más emblemáticos de Madrid, para entrevistarla. Ella es, junto con Antonio Huerga, fundadora del sello editorial que lleva como nombre distintivo sendos apellidos. “Las nuevas voces, sobre todo, son un auténtico oleaje” abundó con tono admirativo tras un pequeño silencio, como si hubiera sopesado y saboreado cada una de sus palabras antes de verbalizarlas.
Huerga y Fierro es una de las editoriales españolas históricas cuyos albores se remontan a los lejanos años 70, cuando sus dos iniciadores, en aquel entonces jóvenes universitarios inquietos, empezaron a acariciar la idea de crear un espacio donde la palabra, la palabra escrita y libertaria específicamente, fuera la gran protagonista de la acción.
En la década siguiente, el proyecto tomaba definitivamente forma como un sello que se sumaba con gran ímpetu a la Movida Madrileña, ese movimiento cultural que en plena transición política, entre la sofocante dictadura franquista que había llegado a su fin y la naciente prometedora democracia, quería sacudirse y deshacerse de todo resquicio de conservadurismo y oscurantismo, para abrazar -en toda la amplitud de su significado- la plena libertad de pensamiento y creación. En ese contexto, la casa editorial empezó a dar cobijo y difundir las plumas irreverentes y de pensamiento crítico de la época, como fue la del poeta de culto Leonardo María Panero o la del nombrado ensayista Agustín García Calvo.
Desde entonces al día de hoy, la producción de libros de Huerga y Fierro no ha cesado. La editorial ha podido transitar exitosamente a lo largo del tiempo, gracias a que ha sabido darle la vuelta a las dificultades del camino, sortear las “quiensabecuantas” crisis de toda índole, adaptarse a los cambios tecnológicos y sociales pero, sobre todo, alimentar a lo largo del tiempo el mismísimo entusiasmo con el que nació y -muy importante- encontrar la justa medida entre la pasión y la economía. “Nuestra filosofía es publicar todo lo que nos gusta, sin perder de vista que somos una editorial comercial que tiene que salir adelante”, explica Charo.
En relación con lo que les gusta, el hallazgo de algo que les llame la atención para su eventual publicación puede darse de múltiples maneras. Por ejemplo, les encanta hurgar en el medio: ir, venir, escuchar, otear. De hecho, así es como dieron con la literatura dominicana, diez años atrás aproximadamente, un poco más, un poco menos.
Y es que, por allá del 2010, en la capital española proliferaban un sinnúmero de cafés (Diablos Azules fue uno de los más representativos) que en las noches congregaban a los amantes de la poesía en torno a recitales y jam sessions. En una de esas ocasiones, Charo Fierro y Antonio Huerga coincidieron con la poeta dominicana Rosa Silverio. Los editores quedaron enseguida deslumbrados y cautivados por la poesía y la personalidad de la escritora. Esa noche, sin que nadie lo sospechara, comenzaría a colarse el Caribe por la puerta de la editorial ibérica. A partir de esa velada, arrancó una fecunda relación trenzada de colaboración, asesoría y apoyo mutuo que con los años ha permitido a la editorial conocer con profundidad la producción literaria dominicana, acercarse a las instituciones culturales del país e incluso participar en varias ediciones de la Feria Internacional del Libro de Santo Domingo. Todo ello ha ido desembocando en una publicación continuada de obras de autores y autoras del país.
En la actualidad, la editorial cuenta con un nutrido catálogo que incluye nombres tales como José Mármol, Jochy Herrera, Basilio Belliard, Martha Rivera-Garrido, Lourdes Batista, José Rafael Lantigua, Marielys Duluc, Leonardo Reyes Jiménez, aparte de la misma Rosa Silverio. Es un catálogo diverso que da cuenta del carácter extraterritorial propio de la literatura dominicana, al explayarse más allá de los confines geográfico-insulares para abarcar las obras escritas desde y por las diásporas. Es un catálogo que incluye relatos, ensayos y poesía, pero por encima de todo es un catálogo que apunta a seguir creciendo y ramificándose. De hecho, ya están valorando la posibilidad de publicar alguna novela. Es más: “Hay dos personas que nos tienen bastante entusiasmados” adelanta de manera cauta Charo Fierro, sin querer revelar todavía los nombres de los escritores en la mira… Habrá que esperar para saber, pero lo cierto es que Huerga y Fierro es, definitivamente, una editorial española que huele a Caribe.