El mundo ha cambiado. Somos diferentes a los tiempos de nuestra infancia, cuando no existía el teléfono celular; cuando tener teléfono en casa era un privilegio escaso y caro; cuando el mandado era una comunicación de literal afecto o desafecto a través de terceros neutrales; cuando la visita de un amigo era siempre una agradable experiencia; cuando toda comunicación humana era personal o por escrito; cuando retirarle la palabra a alguien era un gran castigo; cuando, en fin, no existía whatsapp, email, google ni nada parecido…(Larga reflexión en la calle, lejano, mudo y solitario, porque se me olvidó el celular).