Después de la derrota del plebiscito constitucional en Chile cabe la pregunta: ¿Hacia dónde va Chile? ¿Cuál será la orientación que adoptará el Gobierno de Gabriel Boric? ¿Cuáles lecciones políticas saca para el porvenir? ¿Se agotó el momento transformador surgido de la explosión social del 19 de octubre de 2019?

La semana pasada, bajo el impacto de la enorme derrota sufrida en las urnas por la constituyente y el gobierno de izquierda (62% de Rechazo y 38% de Apruebo) la nueva constitución redactada durante un año por la Convención Constitucional, electa 14 meses antes, concluimos en hacernos esa interrogantes. ¿Se verificará un giro a la derecha del Gobierno de Gabriel Boric? ¿O, por el contrario, sacando la conclusión de los errores de los primeros seis meses dará un giro más pronunciado hacia las transformaciones enarboladas en la oposición cuando ganó las elecciones?

Chile está, desde 2019, inmerso en una crisis política mayor. El viejo modelo de democracia vigilada de la constitución de 1980 y el fundamentalismo de mercado heredado de la dictadura militar ha hecho aguas. Gran parte de la población y la juventud se alzaron contra esos 30 años de neoliberalismo extremo. La población ha exigido un Estado más social, más presente, más protector y más derechos. El incremento de la delincuencia y el conflicto con los pueblos originarios, mapuches en su mayor parte, y las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad del Estado, crea zonas de miedo y pánico en amplios sectores de la población. La población de los pueblos llamados “indígenas” sobrepasa el 10% de la población total, para más de 2 millones de habitantes sobre 19 millones total. El conflicto mapuche ha vuelto a instalarse en la llamada Araucanía del sur de Chile, ya con el Gobierno de Gabriel Boric.

Por otra parte, después de haber apoyado y exigido los cuatro (4) retiros de los fondos de la población en las AFP, en tramos de 10% cada uno, se planteó un quinto (5to) retiro que fue rechazado por la coalición gobernante de Apruebo Dignidad una vez en el gobierno. Justo en ese momento, del 29 de marzo al 1 de abril, la popularidad del nuevo gobierno cayó en picada. El campo del Apruebo pasó de un 45% a un 40% en cuestión de una semana. El campo del Rechazo pasó de un 35% a un 50% en esa misma semana. Todo ello en medio del debate del quinto retiro y el rechazo del mismo desde el Gobierno y el Congreso.

(https://www.ciperchile.cl/2022/09/05/los-cuatro-dias-clave-que-llevaron-al-rechazo-al-tope-de-las-encuestas-y-los-cinco-meses-de-campana-para-mantener-esa-ventaja)

Según CIPER –Centro de Investigación Periodística-, conocido como CIPER Chile, que es un medio digital de comunicación chileno dedicado al periodismo de investigación, que funciona como organización sin fines de lucro, ese el momento que las encuestas demuestran el vuelco de la población. Según la publicación de CIPER, “a fines de marzo e inicios de abril el debate por la propiedad de los fondos de pensiones y el fracaso del quinto retiro…marcaron la llegada del Rechazo al primer lugar en las encuestas. Para mantener esa ventaja se desarrolló una exitosa campaña que duró casi cinco meses, tres de ellos fuera del periodo legal para hacer propaganda. Al menos 29 cuentas de redes sociales invirtieron un total de $116,7 millones en Facebook e Instagram para difundir que estarían en riesgo los fondos de pensiones, la vivienda propia, los colegios privados subvencionados y la atención en salud”.

( https://www.revistarosa.cl/2022/05/22/boric-crisis-expectativas ).

Con ese error muy costoso para el Gobierno, y la masiva campaña de distorsión del campo del Rechazo, se llevó a cabo una demonización de la nueva Constitución que permitió el vuelco de la opinión pública. ¿Cuál ha sido la reacción del Gobierno de Apruebo Dignidad y del presidente Gabriel Boric después del 4 de septiembre? Deshacerse de sus ministros y colaboradores más emblemáticos –Giorgio Jackson, sale del Ministerio Secretaría General del Gobierno, equivalente aquí al Ministerio de la Presidencia, y entra la representante de la antigua Convergencia Ana Lya Uriarte. Fue ministra de Medio Ambiente de Michelle Bachelet de 2007 a 2010. Jefa de Gabinete del segundo Gobierno de Michelle Bachelet de 2014 a 2018; Por igual, Izkia Siches, del círculo íntimo del presidente, sale del Ministerio del Interior y Seguridad Pública y entra la también convergente Carolina Tohá, y en otros ministerios de menor peso político –Desarrollo Social y Familia; Salud; Energía y Ciencias/TIC también se verifican reemplazos similares.

Carolina Tohá es militante y ex presidenta del partido del ex presidente Ricardo Lagos (Partido Por la Democracia -PPD-). Fue secretaria del Comité de Ministros Sociales del Gobierno de Eduardo Frei II (1995-1997) y ministra de la Secretaría General del Gobierno (SEGEGOB) durante la administración de Michelle Bachelet del 2009 al 2012. Por otra parte, la abogada Ana Lya Uriarte es miembro del Partido Socialista y se desempeñaba hasta ahora como jefa de Gabinete de la saliente Izkia Siches en Interior. Fue una persona clave durante los dos gobiernos de Michelle Bachelet, con el Ministerio de Medioambiente y la jefatura de Gabinete de la Presidencia.

Estos cambios fueron definidos por el presidente Boric como “una de las decisiones políticas más difíciles” que ha tomado. “Tenía que doler y duele, pero era necesario”, ha expresado tras salir de los principales personajes de su llamado “comité político”.

Lo más importante ahora es saber ¿Qué pasará con la constitución? Todo indica que se redactará un nuevo texto en el marco del Congreso, sin asamblea constituyente electa, mediante un acuerdo con los partidos de la derecha, los partidos de la antigua Concertación y los partidos de Aprueba Dignidad. Hay que estar atentos con la reforma a la seguridad social comprometida por el presidente Boric –pensiones y salud-, la reforma fiscal integral para sustentar los cambios en la política social, la política respecto a la deuda de los estudiantes universitarios que ahoga a la mayoría de los egresados, la política externa de integración regional y cómo abordar la cuestión mapuche y de los pueblos originarios. Definitivamente, Chile está en una encrucijada.