Los pájaros están cantando recio

esta mañana, Iván, y los ciervos

deambulan por mi camino de ablución

a través del bosque. Un águila pescadora

se eleva desde las rocas del río. Este

es mi saludo a ti hermano en tu camino

al otro lado. La bruma del amanecer

comienza a abandonar el campo. El sol

sale…te leeré cuando vuelva a mi escritorio.

No estás muerto, Iván. Los pájaros cantan

tus palabras. No hay bobina, sólo tránsito

a otro plano, movimiento la única regla.

Estamos moviéndonos, Iván, tú a los sueños,

al paraíso, yo al bosque, alrededor del parque.