Inicia nuestro nuevo año 2023 y nos trae no muy halagüeñas sorpresas: la cesión de los bienes públicos a estamentos privados con la finalidad, según se dice, de promover algo que se ha dado en llamar desarrollo. Pero, ¿sabemos en qué consiste el desarrollo? ¿Sabemos en qué consiste esta cesión de bienes públicos? ¿Sabemos cómo funciona?, ¿cómo se desenvolverá en el tiempo y si se cumplirá la promesa de desarrollo que nos están ilustrando? Ciertamente, se ven muy lindos sus videos promocionales, en pantalla todo se puede ver muy bonito, pero en la realidad, a cualquier empleado de zona turística lo pueden echar del trabajo si osa bañarse en la playa en horario fuera de trabajo y al llamarle la atención por ello justificarse considerando que la playa es pública. Es así que se me ocurre revisar algunas realidades en este pequeño glosario.

Alianza público privada: nueva y moderna modalidad de gobierno en que se establece por contrato la propiedad y el derecho de la empresa privada y sus representantes y propietarios sobre los bienes y servicios públicos con la excusa de la posibilidad de inversión y la eficiencia administrativa, mientras el poder legislativo de la nación otorga plenos poderes a dicha APP para disponer según sus mejores criterios e intereses.

Crecimiento económico: este aspecto es posible definirlo en dos vertientes sociológicas, a saber, la excusa demagógica utilizada por los estamentos públicos para justificar su participación en los negocios conjuntamente con el empresariado para hacer creer que llevan a cabo acciones en beneficio de la sociedad, así como también sirve de cortina de humo e incentivo a la población para incitarla e incluirla en el consumismo y hacerla considerar que la capacidad de consumo tiene algo que ver con el verdadero desarrollo.

Desarrollo: es el estado de abandono de una población y sus necesidades económicas de salud, educación, vivienda, dignidad que sirve como excusa para que los privilegiados de la sociedad se aprovechen de esa situación, hagan negocios y vean crecer sus riquezas con esa realidad. En la Republica Dominicana esta realidad se observa en toda la geografía nacional fuera de los grandes centros urbanos de las más importantes urbes.

Educación: proceso bajo el cual se mantiene el estado de ignorancia y dependencia de las personas al sistema clientelar y dadivoso, con el fin de poder utilizarlas como carne de engorde a partidos, industrias y empresas del sistema y que la situación de calamidad nunca cambie.

En vías de desarrollo: es una especie de justificación que mantiene y refuerza el abandono de la gestión pública de su trabajo en bien del verdadero desarrollo de la población mediante la estructuración de servicios públicos de calidad y eficiencia, para que continúe la situación de pobreza que permita reproducir el sistema del cada 4 años ad infinitum.

Fideicomiso: se le denomina a la nueva modalidad en que los dueños del país, de la Hacienda, los que en realidad mandan al gobierno, esto es el empresariado, establecen contratos con sus socios del gobierno, que les aseguren la propiedad sobre el territorio, los recursos naturales y los bienes públicos a razón de la inversión que hacen para buscar un supuesto desarrollo, definido más arriba, que les propicie el aumento y mantenimiento de sus riquezas y poder para que la sociedad, la población y su dinámica social siga siendo su Hacienda, como lo es y ha sido desde los tiempos coloniales, y más cercanos desde finales del siglo XIX, solo que con una pequeña capita de maquillaje.

Subdesarrollo: es el estado de abandono de los principales derechos ciudadanos y el no gestionar las diligencias necesarias para modificar la situación, como ocurre con la educación, lo cual lo hace completamente evidente, cuando vemos a un ministro preocupado por hacer negocios con libros, tabletas o pupitres, mientras los niveles de enseñanza aprendizaje de los estudiantes son nulos. Y así es posible citar el ejemplo de la salud igualmente.

Verdadero desarrollo: es el estado en que toda la población, sin distinción o discriminación de clase, raza o posición socioeconómica, tiene acceso a una buena calidad de vida y oferta de servicios públicos que le permite hacer una eficiente y satisfactoria elección de sus estudios, trabajo, aumento y eficiencia de su productividad económica y social, deseos de superación, disposición y posibilidad de optar por un futuro promisorio para su descendencia sin los obstáculos de la burocracia, el clientelismo y las deficiencias que padece nuestro país y que forman parte intrínseca de la situación de inestabilidad que no se entiende, pero ya lo averiguaremos, como es que la población lo aguanta tanto.

De esta manera hacemos una reflexión sobre las preocupaciones acerca del cambio que iba a cambiar, pero que al final no cambió más que las caras, lo que muestra lo engrampada que se encuentra nuestra sociedad en una situación de difícil escapatoria, puesto que la colonialidad del ser, y del saber, como los describe Walter Mignolo, es lo que domina la cultura en nuestra sociedad.