El siglo XIX fue el siglo de las grandes convulsiones, revoluciones y surgimiento de naciones en América. El siglo XX fue el siglo de la “Pax Americana”. El impacto de la revolución francesa de 1789, la revolución de independencia de los Estados Unidos de 1776 y posteriormente de la constitución de Cádiz de 1812 en España, empujan los vientos de cambios revolucionarios en toda América (Ver: La era de la revoluciones, Eric Hobsbawm, 1962).

 

Particularmente importante fue el impacto de la revolución francesa a nivel global y en su colonia estrella: Saint-Domingue, hoy República de Haití. El levantamiento de París y la toma de la Bastilla el 14 de julio de 1789, la Declaración Universal de los Derechos del Hombre y del Ciudadano el 26 de agosto de 1789 por Asamblea Nacional Constituyente francesa, y la abolición de la esclavitud por la misma Convención Nacional en febrero 1794, tuvo un impacto directo en este lado del Atlántico. El fin de un periodo iniciado en 1492 con la llegada de los españoles al Caribe y el inicio de otro, que arranca con las insurrecciones de los esclavos africanos en las distintas colonias del Caribe, Brasil, Suramérica y Norteamérica, comenzando por la insurrección de 1791 de Boukmann en el Saint-Domingue francés en agosto de ese año, transformaron el siglo XIX y dieron inicio a las revoluciones americanas.

 

El encuentro de Bois Caïman, en agosto de 1791 dio inicio a la sublevación dirigida por el esclavo nacido en Jamaica, Dutty Boukmann, en el norte de la colonia francesa. Esa primera sublevación contra el salvajismo esclavista se saldó con cientos de muertos. Boukmann fue capturado y ejecutado el 15 de octubre de ese mismo año, decapitado y su cabeza puesta en pica por varios días en la plaza pública de Cap-Français (actualmente Cap-Haïtien) para escarmiento general.

 

El inicio de la sublevación de los esclavos tuvo una primera consecuencia: la abolición de la esclavitud por la Asamblea Nacional de Paris, el 1794, anulada por reacción termidoriana de Napoleón en 1802. Fue necesario esperar hasta 1848 para ver la definitiva abolición en Francia y sufrir las reparaciones impuestas a Haití desde 1825 hasta 1947, por el equivalente hoy a 30.000 millones de dólares.

 

A partir de entonces, entra en la escena de la geopolítica del Caribe un nuevo actor, que se mantiene hasta nuestros días: los Estados Unidos de América en la fase que llamaremos, tal cual es caracterizada por Alan McPherson (“A Short History of U.S. Interventions in Latin America and the Caribbean”, Wiley Blackwell Editors 2016): La expansión de la República Continental (1811-1897). Esta fase está caracterizada por la consolidación hacia el oeste y el sur de los originales trece estados que conformaron la Unión. Según McPherson la primera manifestación de la expansión continental de la nueva República fue el primer desembarco de marines fuera del territorio de EEUU, en Puerto Plata, actualmente República Dominicana entonces colonia francesa de Santo Domingo español, el 12 de mayo de 1800 para debilitar la fuerzas francesas a bordo de la Balandra Sally (Sloopy). Ese día, un pequeño barco desembarcó en las costas de la ciudad de Puerto Plata, apoyado por el navío más grande USS Constitution el cual se conserva todavía intacto en Boston. A partir de entonces, el involucramiento de los EEUU en la Cuenca del Caribe y Latinoamérica fue creciente.

 

Durante el siglo XIX, la Cuenca del Caribe fue el escenario de grandes confrontaciones de los imperios europeos y luchas de los pueblos surgidos de la colonización por su independencia. Entre el imperio español, perdiendo cada vez más poder en toda la región, el imperio francés afectado por el colapso de la monarquía borbónica y la independencia de Haití, el imperio británico y la creciente presencia de la República Americana del Norte, y los nuevos estados latinos, como La Gran Colombia, y sus derivaciones de Venezuela, Colombia y en el siglo XX Panamá, México enfrentado a las amputaciones de territorio de EEUU y a las invasiones francesas de 1838/1839 y 1862/1867, la creación de la República Federal de Centroamérica en 1824 y las luchas independentistas y anti esclavistas en todo el Caribe.

 

Pero un factor fue permanente en ese Caribe continental e insular: la creciente presencia de una nueva fuerza surgida de la revolución americana: los Estados Unidos de América. Este proceso pasó desde la exposición de la llamada “Doctrina de Monroe” formulada en 1823 por John Quincy Adams, pero atribuida al presidente James Monroe, que se resume en la frase “América para los americanos” a la actual dominación de la Cuenca por ese país. La expansión de los EEUU en siglo XIX afectó principalmente a México, que se vio amputado de la mitad de su territorio original –los Estados de California, Nuevo México, Nevada, Utah, Texas, Colorado y Wyoming- que es el 118% del actual territorio de México o el 55% del territorio original. Pero esas amputaciones y anexiones son parte de la llamada consolidación de la República Continental que llegará del Océano Atlántico al Océano Pacifico.

 

Una vez completada la conquista de los territorios al oeste, comienza una política plenamente imperial, de copar América desde Alaska hasta Tierra del Fuego. Es en 1889 que los EEUU convocan a todas las naciones y estados americanos a una Primera Conferencia de las Repúblicas Americanas en Washington, D.C. En esa Primera Conferencia se decide, con excepción de la República Dominicana que no asistió, formar la Oficina Comercial de las Repúblicas Americanas (1890-1902) sustituida por la Oficina Internacional de las Repúblicas Americanas (1902-1910). En 1910, la Oficina Internacional se convierte en Unión Panamericana, en la Cuarta Conferencia realizada en Buenos Aires, Argentina. La sede de la Unión Panamericana fue desde su inicio la ciudad de Washington donde todavía mantiene sus oficinas la continuadora de la Unión, la actual Organización de Estados Americanos (OEA).

 

En 1898, con los independentistas cubanos derrotando al ejército español, los EEUU aprovechan un confuso incidente –parte de la historia de EEUU- ocurrido en la Bahía de La Habana: la explosión del acorazado Maine y declaran la guerra a España, mediante la cual, en poco tiempo, arrebatan las últimas colonias españolas, de Puerto Rico, Cuba y Filipinas. Es el fin del imperio español. Y el nacimiento del nuevo imperio norteamericano. Previamente los EEUU habían adquirido los derechos de construcción fallida del Canal de Panamá del francés de Ferdinand Lesseps mediante el llamado Tratado Hay/Bunau-Varilla en 1903. Poco tiempo después Washington alentó y reconoció la independencia de Panamá de Colombia. El nuevo gobierno panameño firmó el acuerdo de concesión a EEUU para la construcción de la vía interoceánica. En 1914 se inauguró el Canal interoceánico más importante del mundo junto con el Canal de Suez en Egipto. Junto con la operación del Canal, la República de Panamá concedió a EEUU los derechos de una amplia zona contigua de ocho kilómetros a cada lado del canal a cambio de una suma muy modesta.

 

Con el canal de Panamá en operación, conectando la costa este y la costa oeste de los EEUU y reduciendo varias semanas las travesías de ambas costas. Un paso más hacia la mundialización o globalización. De esta forma, el vasto Mar Caribe y sus islas y naciones adyacentes se convirtieron en objeto de la seguridad nacional de EEUU ante los crecientes desafíos de los imperios europeos –alemán en particular- y japonés en el oriente. De esa manera el control directo de los gobiernos y pequeñas naciones de la Cuenca del Caribe devino de primera importancia. Es así como los EEUU adquieren todas las deudas de los países caribeños, y progresivamente van imponiendo políticas comerciales, financieras y de control militar: con la derrota española en Cuba, Puerto Rico y Filipinas, la dos últimas son anexadas como colonias, y Cuba negocia una independencia mediatizada mediante la inclusión de una enmienda en la Primera Constitución de Cuba en 1902, la Enmienda Platt que otorgaba la base naval de la bahía de Guantánamo a EEUU y el derecho a intervenir en Cuba en cualquier momento que “sus intereses estuvieran en peligro”.

 

En 1915 desembarcaron en Haití, país que ocuparon por casi 20 años hasta 1934. Al año siguiente ocupan la República Dominicana, de 1916 a 1924. En 1926 invaden Nicaragua para aplastar la guerrilla del General Augusto César Sandino. En 1954 participan en el derrocamiento y asesinato del gobierno democrático de Jacobo Árbenz en Guatemala. En 1961 la CIA organiza y coordina la invasión fracasada de Bahía de Cochinos en Cuba. En 1962 llevan al mundo al borde de una guerra nuclear por la presencia de misiles soviéticos en Cuba. En 1965 invaden la República Dominicana por segunda vez en el siglo para aplastar la revolución democrática de abril de ese año para impedir restituir al gobierno al presidente derrocado Juan Bosch. En 1983 invaden la Isla de Granada para apoyar el derrocamiento y asesinato del gobierno revolucionario de Maurice Bishop. Entre 1983 y 1989 llevan a cabo la Guerra de la Contra para derrocar al gobierno sandinista de Nicaragua. En 1989 invaden Panamá para desalojar al gobierno del general Manuel Antonio Noriega. En 1994 encabezan la invasión de Haití para derrocar a la Junta Militar de Raoul Cedrás. En 2004, en una acción conjunta con Reino Unido y Francia, deponen al presidente Jean Bertrand Arístides y organizan una fuerza de ocupación de ese país por 14 años, la MINUSTAH.

 

Como vemos, y nos falta la imposición de políticas mediante la llamada “Alianza para el Progreso” para combatir los efectos de la revolución cubana. En la década de los 80 comienza la imposición de políticas económicas neoliberales a través de los organismos financieros multilaterales, principalmente el Banco Mundial, el FMI, USAID y el BID y el llamado “Plan Reagan del Caribe”. La geopolítica del Caribe en el siglo XX y lo que va del XXI es la traumática relación con los Estados Unidos y sus fallidas políticas de control. El triunfo de la revolución cubana en 1959, de la revolución sandinista en 1979, del movimiento la Nueva Joya en Granada en 1979, el triunfo electoral de Hugo Chávez en Venezuela en 1999, entre otros, han mantenido la contestación al predominio norteamericano en El Caribe en el siglo XX y en el siglo XXI.