La Cuenca del Mar Caribe es nuestro entorno geográfico y político más importante. En la antigüedad los romanos llamaron al Mar Mediterráneo el “Mare Nostrum”, que dominó política y militarmente desde el estrecho de Gibraltar hasta la antigua Constantinopla, hoy Estambul. El Caribe o Mar de las Antillas, fue el escenario histórico de los mayores enfrentamientos de los imperios europeos, el español –primer imperio europeo en llegar a estas tierras en 1492-, francés, inglés, neerlandés y hasta danés. Posteriormente, como veremos, el imperio surgido de las trece colonias de Norte América, es el único factor de control y dominio contemporáneo de la Cuenca del Caribe.
Cuando se quiere representar una idea de división política extrema en una zona geográfica determinada, se apela al concepto de “balcanización”, en referencia a la región de los Balcanes en Europa del Sur, escenario de las luchas entre el imperio otomano, el imperio austro-húngaro, el imperio ruso, el imperio alemán entre los más relevantes. De hecho, el asesinato del Archiduque Francisco Fernando, heredero de la corona austrohúngara en Sarajevo en junio de 1914 fue el “casus belli” de la Primera Guerra mundial. Creo que las confrontaciones en los Balcanes quedan cortas con la división y confrontaciones de imperios europeos en la Cuenca del Caribe, al punto que el escenario de la Crisis de los Misiles de Cuba entre la URSS y EEUU en 1962 puso el mundo al borde de la aniquilación nuclear. Por ello, en lugar de “balcanización” creo que debería usarse el término de “caribeñización” para expresar la división más aguda de una zona geográfica.
Antes de 1492, las islas y la cuenca del Caribe estaba poblada por pueblos originarios de origen arahuaco, mayormente provenientes del Delta del Orinoco en la actual Venezuela, con una predominancia de los pueblos Tainos, desde el norte de las Pequeñas Antillas pasando por las Grandes Antillas, Puerto Rico, Santo Domingo, Cuba y Jamaica. El choque civilizatorio con los colonizadores españoles, el ansia insaciable por oro a toda costa de estos, las guerras desatadas contra los pueblos originarios, principalmente tainos, para ocupar y conquistar sus tierras, las terribles enfermedades contagiosas que trajeron los españoles y el sistema de encomiendas con trabajo forzado, diezmaron rápidamente la población taina originaria en todas las Grandes Antillas, llegando a su aniquilación total. Hoy en día apenas quedan vestigios en tierra firme de Suramérica, particularmente en el Delta del Río Orinoco de aquellos pueblos pacíficos, agricultores y recolectores, que poblaron nuestro Caribe.
La predominancia de España en las grandes islas del archipiélago, en la Isla de la Española o Santo Domingo, Cuba, Puerto Rico y Jamaica, y el práctico abandono de la Pequeñas Antillas, excepto Trinidad al extremo sur del arco, facilitó la penetración de otras potencias e imperios europeos en hacerse con parte del botín. El primero fue Inglaterra, que logró junto a Francia anexar como colonias muchas de las islas de las Pequeñas Antillas a partir del siglo XVI. Las más grandes e importantes fueron Guadalupe, Martinica y Dominica anexadas por Francia. Inglaterra se instaló a principios del siglo XVII en Barbados, Las Bahamas al norte de Cuba y Santo Domingo, así como los Países Bajos (Holanda) y Dinamarca se hicieron con los restos del botín. La llamadas Indias Occidentales Danesas fueron vendidas a EEUU a inicios del siglo XX y convertidas en US Virgin Islands.
Pero las dos mayores conquistas de Francia e Inglaterra fue, primero, la conquista de Jamaica en 1655. En 1654 Oliver Cromwell puso en marcha el Plan “Western Design” contra las colonias de España en el Caribe. La Corona envió una expedición a Santo Domingo encabezada por William Penn y el General Robert Venables. Conocida en la historia dominicana como la expedición de Penn y Venables. Por un azar de la historia, ya que el contingente inglés que desembarcó por Haina era muchas veces superior a la débil dotación militar española, la expedición fracasó y se retiró de las costas hoy dominicanas. Se dirigió a Jamaica, la cual conquistaron ese año de 1655 y España cedió formalmente la isla en 1670, la cual fue colonia inglesa desde 1707 hasta 1962.
La segunda gran amputación a España fue el occidente de la Gran Isla de Santo Domingo o La Española. En 1605, ante el constante comercio de la población del norte con barcos ingleses y mayormente holandeses, la Corona Hispánica tomó la mas estúpida de las decisiones. Despoblar totalmente el Occidente y Norte de la Colonia. Evidentemente, los corsarios y piratas ya instalados firmemente en la Isla de la Tortuga incursionaron progresivamente a la “isla grande” para cazar ganado y obtener pieles y carne salada. Esas incursiones nunca fueron combatidas por España revirtiendo las devastaciones, sino enviando pequeñas expediciones militares, que en pocos meses fracasaban. De la Isla de la Tortuga los bucaneros franceses fueron ganando terreno en la isla grande. Los bucaneros eran originalmente habitantes de la parte occidental de La Española, que se dedicaban a cazar vacas y cerdos salvajes para ahumar la carne y venderla a los navíos que navegaban por aguas del Mar Caribe. Ese proceso se fue consolidando en todo el occidente la isla, y en el 1625 con el establecimiento formal francés en la Tortuga, en 1697 con la cesión de España a Francia del occidente la isla mediante el tratado de Rijswijk y la formal fundación de la colonia de Saint-Domingue y la delimitación de los territorios francés y español mediante el tratado de Aranjuez de 1777.
La colonia de Saint-Domingue fue la colonia mas rica del mundo, la mayor productora de azúcar, café, cacao, añil y otros productos tropicales. Representó a fines de 1780 un tercio del comercio francés y casi un 20% de PIB de Francia. Se desarrolló mediante la importación masiva de esclavos africanos forzados, que en 1789, al momento de estallar la revolución en París, eran más de 450.000.
Según el conocido economista francés Thomas Piketty (Capital e Ideología/ Pagina 265) “La proporción de esclavos alcanzó el 90 por ciento de la población total de Saint-Domingue a finales de la década de 1780 (o incluso el 95 por ciento si incluimos la población de mestizos, mulatos y negros libres). Encontramos proporciones similares en el resto de las Antillas británicas y francesas durante el periodo 1780-1830: 84 por ciento en Jamaica, 80 por ciento en Barbados, 85 por ciento en Martinica, y 86 por ciento en Guadalupe. Éstos son los niveles más extremos jamás observados en la historia de las sociedades esclavistas atlánticas y, en general en la historia mundial de las sociedades esclavistas. En comparación, los esclavos del sur de los Estados Unidos o de Brasil representaban entre el 30 por ciento y el 50 por ciento de la población y las fuentes disponibles sugieren proporciones similares en Atenas o en Roma en la Antigüedad. En el siglo XVIII y principios del XIX, las Antillas británicas y francesas representaron el ejemplo histórico mejor documentado de sociedades en las que los esclavos constituían prácticamente la totalidad de la población.” También Cuba llegó a tener una mayoría de población africana hasta 1820, cuando los españoles promovieron la migración de campesinos gallegos y asturianos, para reducir el peligro de una sublevación con el ejemplo de la revolución haitiana.
La esclavitud trasatlántica estuvo y sigue en el centro de las sociedades caribeñas. Una vez colapsados los imperios europeos en El Caribe, que comenzó con el imperio Español en 1492 y concluyó también con el mismo imperio español en 1898, con la derrota de España por parte de las tropas independentistas cubanas y la guerra entre Hispano-Americana entre Estados Unidos y España de ese mismo año. Antes de 1898 comienza la construcción del nuevo hegemón del Caribe, la nación surgida de los colonos ingleses de América del Norte que sigue como primera potencia mundial. En un próximo articulo abordaremos el surgimiento y desarrollo del imperio norteamericano y su actualidad en la geopolítica del Caribe.