El género es una construcción social que va de la mano con la cultura de los pueblos, y asigna roles a hombres y mujeres que viven en sociedad. El ser humano organiza las cosas a partir de los acuerdos que comparte con sus iguales.

Las áreas del saber, las ciencias, son de esas tantas que compartimos los seres humanos durante el proceso de desarrollo individual y colectivo.  Definimos la palabra género según las ideas heredadas del pasado y muchos todavía creen que género es igual a sexo.

Cuando analizo el concepto género lo aprecio y asocio a las áreas de interés personales y comunes: ciencias naturales, matemáticas, sociales, gramática, idiomas, entre otras. La gestión del riesgo de desastres no escapa a ese análisis, pues los que trabajamos este tema, desde hace tiempo, revisamos los términos y conceptos surgidos en estos años para estar al día.

Nos prohibieron decir “cuota de género”, y luego que los activistas promotores de este derecho entendieron que la “cuota” es una parte fija y proporcional, un pago en dinero realizado dentro de un grupo. Y que no se puede resumir la participación de género en una simple asignación, buscaron otro término.

Miraron hacia la “igualdad”, y al entender que se refiere a un equivalente de conformidad, ya sea en calidad, cantidad o formas de elementos, señalaron que el concepto no reunía las virtudes necesarias y modificaron la expresión.

Pasamos a la “equidad” y reflexionamos sobre ese vocablo fijándonos en la idea de que la acción de dar a cada individuo lo que se merece o se haya ganado, sin importar su etnia y posición social, nos hace ser iguales a todos y todas.

Esto ocurría mientras nos enamorábamos de la “inclusión”, agradable al oído por su significado de “lograr que todos los sujetos o grupos sociales puedan tener las mismas posibilidades y oportunidades para realizarse como individuos”.

Cuántas formas gramaticales de llamarle a la presencia de un sector compuesto por personas en una superestructura social que debería simplemente ser participación y punto. Es decir, tal o cual cosa con enfoque de género.

Para la población es difícil comprender lo que quiere decir "cuota de género”, “igualdad de género”, “inclusión de género” o “paridad de género”.

Los movimientos feministas han acuñado tantas variaciones a los vocablos gramaticales que etimológicamente las formas conceptuales que queremos darles a la palabra “género” y sus agregados tienen tantas acepciones que la mayoría no logra entender.

Se cuenta con múltiples formas gramaticales para llamar la presencia de un enfoque dentro de un sector en la sociedad, el cual debería tan solo nombrarse participación…  En el sector de la gestión de riesgos de desastres y protección social la transversalidad de género es un hecho y una realidad.