El periódico El País, en su editorial, dice que Claudia Sheinbaum llega al poder avalada por su experiencia política y un historial de honradez. Será la presidenta de México, un país de 130 millones de habitantes, con una larga frontera con Estados Unidos; una alta tasa de pobreza, homicidios y violencia; que no son poca cosa.
Ella nació en Ciudad de México en 1962, de padre químico y madre bióloga, quien recibió en 2022 el Premio Nacional de Ciencia. Ambos son hijos de judíos perseguidos, vivían en un hogar acomodado y recibían a líderes políticos, científicos e intelectuales renombrados; fueron militantes de izquierda y sus orientadores políticos.
Se identifica como hija del ’68 por las luchas que ocurrieron en el mundo y que en México, en octubre de 1968, el ejército y unos paramilitares asesinaron a más de 300 y apresaron a miles, lo que se conoce como la matanza de Tlatelolco. Desde niña tenía mucha energía y estaba en mil cosas. La llevaban a las cárceles a visitar presos políticos.
A los 15 años participó en una huelga de hambre. A los 24 años, se destacó por subir al techo del edificio de la rectoría de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) a colocar una bandera en señal de protesta. Actividades que alternaba con recibir clases de ballet, guitarra y remo. Tuvo un primer matrimonio que duró 30 años hasta 2016, inició un segundo a fines del pasado año. Tiene dos hijos.
Estudió Física y un doctorado en Ingeniería Energética en la (UNAM) y obtuvo otro doctorado en Investigación y Educación en la Universidad de Berkeley, California, Estados Unidos. Ha publicado dos libros y más de 100 artículos científicos. Formó parte del panel intergubernamental sobre el cambio climático de la ONU, que en 2007 ganó el Premio Nobel de la Paz.
Del 2000 al 2006, fue secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México, donde cumplió dos importantes encargos o proyectos: uno, limpiar el aire de esta ciudad, una de las más contaminadas del mundo, y el otro, construir el segundo piso de una enorme autopista que facilitó atravesar la capital.
Fue una de las fundadoras del partido Movimiento por la Renovación Nacional (Morena). En 2018, la eligieron primera jefa de gobierno en la Ciudad de México; y al llegar la pandemia de la COVID-19, mientras el presidente López Orador minimizaba la peligrosidad del virus y no usaba mascarillas ella las usaba, y en ocasiones era la única del gabinete, y promovía su uso, llamaba al distanciamiento. Iba a hospitales, contestaba llamadas, asignaba ambulancias y cama a enfermos. En fin, salvó la vida a muchas personas contagiadas. Ya proclamaba que la ciencia es parte importante del desarrollo.
La definen como una trabajadora incansable, con una alta capacidad de liderazgo. Muy sensible y respetuosa, pero recta; tal vez, por eso, la han llamado Dama de Hierro; fría y sin sentimientos. Es un vivo ejemplo de mente del futuro, o sea: disciplinada, sintética, creativa, respetuosa y ética, al decir del sicólogo Howard Gardner, sin duda, muy favorecida por el contexto.
Se siente ciudadana del mundo, que desea justicia, igualdad, fraternidad y paz. Y a pesar de su herencia judía, ha pedido el retiro inmediato de las tropas israelíes del territorio palestino
Lo mejor para México y la presidenta Claudia Sheinbaum. Que viva nuestra patria soberana.
** Este artículo puede ser escuchado en audio en Spotify en el podcast Diario de una Pandemia por William Galván.