Sin duda alguna, el futuro de la gestión del riesgo de desastres, a nivel global, tuvo su mayor impulso hacia el desarrollo sostenible a partir de los marcos de Hyogo y Sendai en Japón (2005 y 2015). Una experiencia resumida en la Declaración del Decenio Internacional para la Reducción de los Desastres de 1990.

En la actualidad, los países de Naciones Unidas se encuentran implementando acciones para cumplir las metas comunes del Marco de Sendai (2015-2030). Los elementos se basan en garantizar la adopción y medidas en las tres dimensiones del riesgo de desastres: exposición a las amenazas, vulnerabilidad y capacidad frente a las características de las amenazas. Esfuerzos comunes que buscan prevenir la creación de nuevos riesgos, reducir los existentes y aumentar la resiliencia.

Las prioridades del referido Marco son claras al respecto y llaman a comprender el riesgo de desastres, a fortalecer la gobernanza e invertir en la reducción para una resiliencia que aumente la preparación en la recuperación, rehabilitación y reconstrucción. Las autoridades nacionales e internacionales desarrollan actividades que quieren mejorar las estructuras de preparación y respuesta de emergencias en las comunidades, municipios y provincias.

De igual manera, promover la participación de los actores gubernamentales: Estados y gobiernos, gobernaciones, alcaldías, empresarios, líderes comunitarios, políticos, religiosos, técnicos, científicos, entre otros. Se han creado entidades, mecanismos, organismos y proyectos regionales que ayudan a las naciones a orientar y guiar los esfuerzos que en materia de gestión del riesgo se esperan.

Están el Centro de Coordinación para la Prevención de los Desastres Naturales en América Central y República Dominicana (CEPREDENAC), el Proyecto de Integración y Desarrollo de Mesoamérica, la Agencia Caribeña para el Manejo de Emergencias por Desastres (CDEMA), la Oficina de Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres (UNISDR), el Mecanismo Interinstitucional de Coordinación para la Asociación de Estados del Caribe (AEC) y las agencias de desarrollo, cooperación y organizaciones no gubernamentales.

El CEPREDENAC “promueve la cooperación regional en la prevención de los desastres, trabajando el fortalecimiento de los organismos de respuesta y el intercambio entre instituciones técnicas científicas”. MESOAMÉRICA “desarrolla mecanismos y herramientas para la generación y difusión de información sobre gestión integral de riesgos, a fin de reducir la vulnerabilidad de Mesoamérica ante desastres provocados por fenómenos”.

El CDEMA “genera la inmediata coordinación de respuesta ante cualquier evento de desastre o emergencia en los Estados signatarios en la región del Caribe”.  La UNISDR “coordina los esfuerzos internacionales para la reducción de los desastres y guía, controla e informa sobre el progreso del Marcos de Sendai siguiendo los demás acuerdos en la materia”.

El AEC establece “contribuir en el fortalecimiento de medidas de resiliencia, reducir las posibles pérdidas causadas por desastres, promoviendo una asistencia rápida y adecuada a las víctimas, con el fin de lograr una pronta y eficaz recuperación”.  Las demás agencias y organizaciones no gubernamentales promueven el cumplimiento a los objetivos de desarrollo sostenibles al área de competencia que contribuyan avanzar en la gestión del riesgo de desastres.

Las formas para la gestión del riesgo se orientan a tres enfoques adicionales: la gestión prospectiva, gestión correctiva y gestión compensatoria. La primera tiene la mirada estratégica del desarrollo tratando de evitar la acumulación de nuevos riesgos en el futuro.  La segunda, gestión correctiva, mitiga los peligros existentes invirtiendo en medidas preventivas de desarrollo y sistemas de alerta temprana. Y la tercera, gestión compensatoria, se enfoca en los riesgos residuales fortaleciendo los niveles de resiliencia de comunidades y personas.

Con esos enfoques se están apoyando las agendas internacionales de reducción de riesgos de desastres, cambio climático y desarrollo sostenible. Líneas contenidas en los memorándums que deberán cumplirse antes del 2030 por los países signatarios.  Una pregunta que siempre nos hacen es: ¿Avanza la República Dominicana en la gestión del riesgo de desastres?

A pesar de que se deben mejorar algunos aspectos del sistema considero que sí se ha avanzado. En el país se está haciendo visible las discusiones sobre la importancia de gestionar el riesgo de desastres de manera apropiada e integral. Estos diálogos se dan en momentos de calma y siempre que sobreviene uno que otro evento natural o humano.

La República Dominicana elaboró hace 21 años su marco legal, el cual rige los aspectos jerárquicos del sector, así como los procedimientos. Pero lamentablemente, de los actores que conforman el sistema nacional de prevención, mitigación y respuesta, algunos se creen autónomos y no se acogen a la ley 147-02.

La Comisión Nacional de Emergencias y Defensa Civil promueven la gobernanza y gobernabilidad para gestionar los riesgos en el interés de impulsarla. Las gobernaciones, y una parte de las alcaldías, se manejan hoy conscientes de su rol en estos contenidos. Esos resultados obedecen a que se ha cumplido un ciclo de capacitación para los tomadores de decisiones.

El involucramiento de los actores políticos, sociales y económicos se acercan al sistema expresando interés real de colaboración desde el nivel central hasta el territorial.  El Ministerio de Economía, Planificación y Desarrollo (MEPyD) acompaña la planificación del desarrollo, incorporando la gestión del riesgo de desastres con un vínculo directo al territorio.

El sector de la educación formal viene incorporando desde hace un buen tiempo el tema en los programas de enseñanza y aprendizaje. Esto se aprecia en los distintos niveles. A lo interno del sistema de prevención, mitigación y respuesta se cuenta con una escuela de formación en gestión del riesgo de desastres.

Las organizaciones no gubernamentales y comunitarias (religiosas, culturales y empresariales) se están ocupando de formar a las poblaciones; esto se observa cuando promueven la educación no formal e informal de la gestión del riesgo a nivel comunitario.

Los empresarios participan, aunque ese sector debe superar las limitaciones que hacen posible un fomento de la gestión del riesgo a lo interno de las empresas con un enfoque hacia el territorio.

Finalmente, desde hace 13 años, de forma precoz y sin una evaluación de la ley 147-02 de gestión de riesgos de desastres, desde algunas entidades de gobierno y sociedad civil se plantea la idea de hacer una reforma a la estructura actual.

En ese sentido, se debe discutir más la ley 147-02 existente para sacar un mayor y mejor provecho. Realizar un exhaustivo análisis técnicos que incluya sus normas derivadas. Que arroje resultados que permitan analizar su función social, los propósitos que le dieron origen y su eficacia. Se necesita de una mejora de la ley 147-02, es que responda a las necesidades y sirva para rescatar lo bueno.

Fuentes consultadas:

  • Asociación de Estados del Caribe -AEC- (2022). Plan de Acción de 2022-2028.
  • Congreso Nacional de República Dominicana (2002). Ley 147-02, Santo Domingo, Rep. Dom., Editora Corripio.
  • Dirección General de Protección Civil y Operaciones de Ayuda Humanitaria Europeas (2015). Reducción del riesgo de desastres.
  • Estrategia Internacional para la Reducción de Desastres de las Naciones Unidas (2009). Terminología sobre Reducción del Riesgo de Desastres.
  • Foro de Gestión de Riesgos de República Dominicana (2017). Plan estratégico 2017-2019.
  • Naciones Unidas (2015). Evaluación Global sobre la Reducción del Riesgo de Desastres.
  • Narváez, Lavell y Pérez (2009). La Gestión del Riesgo de Desastres: un enfoque basado en proceso, Lima, Perú, impreso en Maiteé Flores Piérola – PULL CREATIVO S.R.L.

Orozco G. y Oscar G. (2011). Gestión Integrada del Riesgo de Desastres: Pautas metodológicas para la formulación y administración de proyectos en Gestión del Riesgo. Cartagena de Indias, Colombia.