¿Qué Luis Abinader, presidente de esta especie de República, autorizara que Jean Alain, preso por corrupción con todas las agravantes, ejerza su profesión de abogado mientras llega su condena (si es que llega)? ¿Qué Miriam Germán, procuradora general dizque independiente, aceptara eso, sabedora de que Jean Alain solo puede ejercer como defensor de su propia causa? ¿Qué el Colegio de Abogados no se manifieste, a pesar de que a miles de sus miembros antes se les negó ese insólito privilegio?… (Por eso se justifica que los dominicanos expresen: “¡Eso está muy raro!”; es decir, políticamente sospechoso).