Cada 3 de agosto es un día memorable. Acaba de pasar y vuelve a la memoria brincar en la cama a las 5 de la madrugada celebrando el viaje “de vacaciones” a Santo Domingo. Santo Domingo, un misterio, un amor desconocido, una Patria lejana y prohibida por el riesgo a la vida de mi padre. Es difícil ser un niño y vivir con esa realidad incomprensible. Ser víctima del exilio, sin saber qué es eso ni entenderlo, sin haber llevado a cabo acción de oposición alguna a quién sabe qué cosa, con solo la información escueta y resumida sobre el mencionado riesgo. Pero constituye un pesado fardo, que jamás habrías imaginado cómo se cargaría, y las consecuencias que tendría durante toda la vida.

Pero la búsqueda de respuestas, y preguntas subsiguientes por más respuestas, es infructuosa. El exilio no constituye un problema para la sociedad. Y entonces nos remite a la percepción que se tiene del fenómeno, del proceso, y a la forma cómo es concebido. La doctora Hilda Vásquez Medina estudia el tema y escribe su tesis doctoral analizando las situaciones del exilio, remitido solo a personas que oponían el régimen despótico dictatorial que regía en la República Dominicana en la década de 1930 y en los años 1930-1961. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1794-88862018000200033

http://lareferencia.info/vufind/Record/MX_85debcc6a4f6ef1ae827234a4a585457

O sea, ¿el exilio terminaba cuando “terminaba” la dictadura? ¿Y realmente terminó la dictadura el 30 de mayo de 1961? ¿Qué hace que se insista tanto en hacernos creer y convencernos de esas falacias? Porque yo seguí viviendo en el exilio hasta el año de 1973. Viví dos periodos de exilio: entre 1960 y 1961, y entre 1963 y 1973. Si ya había “terminado la dictadura”, ¿por qué no terminaba el exilio? Pero no, no existe información que enfoque el proceso histórico de la tiranía. Ni las formas que tomó su continuación para que el aparato de poder siguiera controlando la sociedad. No olvidemos, por favor, la explicación que hace magistralmente Michel Foucault sobre los mecanismos y procedimientos en que funciona el poder y cómo lo hace. Así que no, la tiranía trujillista no terminó con la muerte de Trujillo, porque todos los trujillistas seguían en el poder, muy a pesar de la lucha valiente y denodada por derrotar y vencer a los remanentes de la tiranía, incluso muy después de la salida de los familiares del tirano en noviembre de 1961.

Otra forma en que se aborda parcial y sesgadamente el exilio es a través de los estudios de las Memorias. En el presente trabajo: Bonilla Carlo, Walter R. 2022. «Entre el exilio y la historia: la memoria emblemática de Ángel Miolán en contra de la dictadura de Trujillo (1930-1961)». Revista ECOSUASD 29 (23):57-72. https://doi.org/10.51274/ecos.v29i1.pp57-72, se lleva a cabo un análisis sobre los abordajes que hace Ángel Miolán como protagonista de valientes acciones de resistencia a la tiranía y las consecuencias que tuvieron para provocar su exilio, cuyas impresiones quedan plasmadas en el relato de sus Memorias.

A pesar de esos valiosos estudios, considero que hace mucha falta una visión integral y holística de, entre otros fenómenos sociales y políticos dominicanos, el estudio del exilio y sus consecuencias en la sociedad dominicana y las poblaciones afectadas, que pueden ser residentes de los países de acogida, como México o Venezuela, que forman parte importante de la sociedad, que no tienen por qué ser excluidas ni puestas en entredicho, que forman parte del acervo histórico y cultural, que llevan a cabo importantes aportes sociales, incluyendo al propio Miolán con sus aportes al desarrollo del turismo en el país, muchas veces académicos y profesionales de calidad.

De manera que es de vital importancia el abordaje integral, y sin cortes de la historia dominicana, que promueve esta idea de que la tiranía terminó porque el tirano fue asesinado: la tiranía solo se lavó la cara, los 12 años no son fáciles de olvidar, y ahora permite que la gente se exprese, sin asesinatos o represión física visible, porque represión simbólica sí existe. Porque eso no influye en quiénes y cómo llevan a cabo las tomas de decisiones, que se encuentran a otro nivel, y cuyos resultados, los vivimos todos los días (privatización de los bienes y servicios públicos, encarecimiento de la canasta básica, deficientes servicios de salud y educación, enajenación y depredación de los recursos naturales).

Este abordaje integral se encuentra íntimamente relacionado con la problemática que casualmente vemos hoy en día con los bajos niveles de la calidad de la educación y el involucramiento de la empresa privada en dichos procesos, no tanto por el negocio como tal de la edición y venta de los libros escolares, como en cuanto a contenidos a los que los estudiantes acceden, cuando te encuentras, como yo, involucrada en procesos de educación escolar y universitaria y escuchas que Trujillo fue un pintor, o que la cadena trófica es cuando el pez grande se come al más pequeño. Que en un año del bachillerato se estudia física, en otro química y en un tercero biología, siendo tres ciencias que forman parte de una misma materia intrínsecamente relacionada, por dios! ¿Quién fue el “genio” que propuso tal barrabasada?

Es menester ponerle un pare a la parcialización y subjetivación de la creación y formación del conocimiento, especialmente como están las universidades del país, con el reto de convertirse en centros de investigación científica de respeto y renombre a nivel de Latinoamérica y el mundo. ¿Cómo podrían alcanzar dichas metas con tanta parcialización y subjetividad? ¿Cómo podrían alcanzar dichas metas con tan bajos niveles de entendimiento de nuestra educación escolar preuniversitaria, donde se memoriza, pero no se racionaliza? Pobre esfuerzo se lleva a cabo controlando y parcializándose en la visión de qué es cierto, qué no, cómo ocurrió y cómo ocurre, dominado y a favor de qué, de quién y por qué. Lo importante aquí, es reconocer el continuo de la historia, y no usar los nombres como excusa para endilgar a otros la responsabilidad que nos corresponde a cada uno.

 

 

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 Fotografía cortesía de la doctora Vásquez Medina

Antesala de mi primer exilio. Noviembre 1960.