El pueblo no será despojado de su derecho fundamental

a elegir a sus dirigentes y a desecharlos cuando no

lideran, cuando roban, cuando arruinan su cargo. Extra-

 

ordinarios tiempos requieren acciones extraordinarias. Estos

sacerdotes y maestros, químicos y conductores de tuk tuk,

estas enfermeras y médicos, oficinistas y poetas, estos fabricadores

 

de vestidos y abogados, esta gente del movimiento popular construyó

su pueblo, con tiendas de campaña de primeros auxilios y bibliotecas

y cocinas en el maidán de la nación, Galle Face Green. Se enfrentan

 

a los edificios del Estado y nos recuerdan a todos que ningún

individuo o familia es dueño de esos edificios, que son

propiedad del pueblo, y la gran mayoría del pueblo

 

está unida para decir no. No a la corrupción. No al dominio

de una familia, al viejo pensamiento y al control de las élites.

Necesitamos una salida del laberinto. Nuestro futuro comienza

 

en el pueblo: local, participativo, de base. Escuchemos

las conversaciones que se produzcan allí. Aprovechemos

las oportunidades que ofrecen para salir del marasmo,

 

para reconstruir el país sobre un legítimo

fundamento, el único que merece la pena la protesta…

la voluntad del pueblo, de todo el pueblo.