Entre los millones de haitianos en República Dominicana, ilegales o no, además de trabajadores del campo, obreros de la construcción y vendedores en las esquinas, hay centenares de estudiantes universitarios, profesionales de todas las disciplinas, servidores multilingües en la hotelería, empresarios de todas las categorías y hasta empleados de oficina que no hablan creole…(Todos ellos, igual que los centenares de miles de dominicanos de Nueva York y Madrid, y los millones de tercermundistas que viven en los grandes países, se ríen cuando oyen decir que la solución de Haití no está aquí).