General (r) John Kelly,
“Aplaudimos al general Kelly por destacar con todo lujo de detalles el peligro de un segundo mandato de Trump. Al igual que el general Kelly, no tomamos a la ligera la decisión de dar el paso al frente”.
Todos somos republicanos de toda la vida que servimos a nuestro país. Sin embargo, hay momentos en la historia en los que se hace necesario anteponer el país al partido. Este es uno de esos momentos”.
Carta pública de 13 exfuncionarios de Trump en respaldo a la declaración del Gral. Kelly.
Donald Trump.

El exjefe de Estado Mayor Conjunto en la administración Trump, general (r) Mark Milley afirmó que Donald Trump era “fascista hasta la médula”. La misma caracterización del expresidente y candidato republicano en las elecciones del 2024 la hizo el general John Kelly, de los Marines, exjefe de gabinete de Trump, quien expresó que  Donald Trump encaja “en la definición general de fascista”, explicando a periodistas de The New York Times que Trump “ciertamente prefiere el enfoque dictatorial del gobierno.”

Trump, cuyo analfabetismo político lo lleva a emplear epítetos que juzga “ofensivos” sin ninguna base verificable, hace un sancocho verbal y tilda a Kamala Harris y a los líderes demócratas de “marxistas”,comunistas” y “enemigo interno”. Y lo interesante es como sus acólitos reproducen esas acusaciones. ¡Hasta al periodista Jaime Bayly lo tildaron de comunista encubierto!

Ser fascista no es un insulto, aunque cierta izquierda (fascista en los hechos) lo use para descalificar a quienes se les oponen y, en la práctica, desproveerle de contenido al concepto, llevándolo de una calificación política a lo que suponen un escarnio. El fascismo es una ideología, una manera de entender la realidad, el poder y las relaciones con otros, y una forma de actuar en consecuencia.

Kamala Harris no solo denunció a Trump como fascista, sino que puso en evidencia algo que Trump ha perseguido: un poder absoluto sin ningún tipo de control.

La vicepresidente de Estados Unidos y candidata del Partido Demócrata afirmó: “Donald Trump está cada vez más desquiciado e inestable, y en un segundo mandato, personas como John Kelly no estarían allí para ser los protectores contra sus tendencias y sus acciones. Aquellos que una vez intentaron evitar que persiguiera sus peores impulsos ya no estarían allí y ya no estarían allí para frenarlo”.

Conviene, entonces, entender qué es el fascismo y evaluar en qué medida la forma de pensar, interpretar la realidad y actuar de Donald Trump refleja los valores y principios del fascismo.

¿Qué caracteriza al fascismo?

Eliminando las peculiaridades y centrándonos en los ejes ideológicos y de actuación clave, el fascismo o totalitarismo es una forma de pensar, entender y reaccionar políticamente que se caracteriza por:

Líder autoritario

Partido único

Asignarle a una parte de la sociedad el rol de enemigo interno

Solo permitir prensa favorable

Militarización

Criminalizar la oposición

Populismo

Favorecen eventos multitudinarios

Promueven milicias

Ultranacionalismo

Racismo

Fanatismo

Las características del fascismo no solo se aplican a regímenes “de derechas”, sino que existe el fascismo “de izquierda”.

Fascistas eran Hitler y Mussolini, pero igual de fascistas lo era Stalin. Y fascistas  fueron y son sus partidarios.

Fascistas son actualmente los regímenes imperantes en Rusia, China, Corea del Norte, Venezuela y Nicaragua.

Molotov firma, en presencia de Stalin, el Pacto Ribbentrop-Molotov en que se repartían Polonia. Al final, Stalin exclamó: " ¨¡Sé cómo los alemanes aman a su Füher y quiero beber a su salud!" . Ese pacto y ese reparto de Polonia iniciaron la Segunda Guerra Mundial.

No olvidemos que la Segunda Guerra Mundial fue el resultado del Pacto Hitler-Stalin de 1939 en que acordaron dividirse Polonia.

Se habla de la invasión nazi a Polonia como la desencadenante de la Segunda Guerra Mundial olvidando que Polonia no solo fue invadida por los nazis, sino también por los soviéticos. Y ambos cometieron masacres horrendas, ¿o vamos a pasar por alto la masacre de Katyn en que las tropas estalinistas asesinaron a mansalva a 21,768 oficiales y soldados del ejército polaco tomados prisioneros, así como ciudadanos polacos, masacre que los soviéticos intentaron tapar y endilgarle a los nazis hasta que, con la caída de la URSS, tuvieron que admitir que la cometieron?

De ahí que, más que hablar de “derecha” e “izquierda”, elijo emplear la categorización de Karl Popper, expuesta en su clásico La sociedad abierta y sus enemigos, escrito durante la Segunda Guerra Mundial y publicado en Londres en 1945, y hablar de sociedades abiertas en oposición a sociedades cerradas, democracia liberal versus totalitarismo.

Y claramente me decanto por la democracia liberal, la sociedad abierta y la libertad.

¿Es Donald Trump fascista?

Benito Mussolini y Adolf Hitler.

Mentalmente Donald Trump es fascista, porque reproduce en su manera de pensar muchos de los rasgos típicos de la mentalidad y cultura fascistas, incluyendo sus modelos de referencia, su estilo de dirección, sus maneras de comportamiento y sus aspiraciones públicamente declaradas.

No es un teórico del fascismo, sino un fascista cultural. Nunca llegaría a la brillantez mental de un Mussolini, que fue admirado casi hasta la reverencia por Churchill, Gandhi, el mismo Hitler y otros.

El novelista italiano Antonio Scurati, autor de la novela histórica M sobre la vida de Benito Mussolini recuerda que “Mussolini fue el inventor del líder populista”. El fascismo es populista en su esencia.

En República Dominicana, para no ir lejos, el tribuno Rafael Estrella Ureña quiso imitar a Mussolini y hasta hizo una burda escenografía de La Marcha sobre Roma cuando encabezó, sin saber que era una comparsa de una opereta montada por Trujillo en beneficio propio, aquel viaje de alborotadores hacia Santo Domingo que permitió a Trujillo salir de Horacio Vásquez, al que había traicionado.

De hecho, el régimen de Trujillo fue un régimen fascista clásico. Y lo fue desde su origen.

Timothy Snyder

Timothy Snyder, historiador del fascismo y de la atrocidad política, en su artículo El abismo estadounidense, publicado en The New York Times escribe: “La posverdad es prefascismo, y Trump ha sido nuestro presidente de la posverdad. Cuando renunciamos a la verdad, concedemos el poder a aquellos con la riqueza y el carisma para crear un espectáculo en su lugar.”

En una entrevista reproducida en Letras libres en el 2017, en plena Era Trump, Snyder declaró: “Pero es importante que la categoría de fascismo esté en la discusión. Si decimos simplemente: “no es fascismo”, ya no prestamos atención a los síntomas de fascismo que deberíamos tener en mente. Por ejemplo, hay fascistas estadounidenses, y es incuestionable que esas personas votaron a Trump y se alegraron de su victoria. O podemos pensar en la forma en que Trump se comportó como candidato: en sus mítines utilizó tácticas típicas de las formas fascistas de comunicación. Señalaba quién estaba dentro y fuera de la comunidad nacional. Le gustaba que los que protestaran fueran insultados y expulsados. Utilizaba seguridad privada, que es también algo familiar en la historia del fascismo en los veinte y treinta. Y en el cargo hace cosas que también son inquietantes. Por ejemplo, la destitución de James Comey como director del FBI. Utilizó al jefe de su guardia personal para hacerlo. En la historia del fascismo, siempre es la guardia personal contra las fuerzas del orden. En segundo lugar, lo despidió porque Comey no le prometió lealtad. Y esa lealtad tiene que ver con el culto al líder que está en el centro del fascismo. Hitler pedía lealtad.”

Hitler pedía lealtad. ¿Y qué informó el general Kelly? Relatando una conversación con Trump, narró la inconformidad de Trump con los militares: “Trump había dicho que le gustaría que su personal militar le mostrara la misma deferencia que los generales nazis de Adolf Hitler mostraron al dictador alemán durante la Segunda Guerra Mundial.”

El racismo de Trump viene de larga data. Fred Trump, el padre de Donald Trump estuvo vinculado al KKK.

Portada de Un-American. The fake patriotism of Donald K. Trump, libro de John J. Pitney Jr.

Según informa John J. Pitney Jr. en su libro Un-American, The fake patriotism of Donald J. Trump:

“El Día de los Caídos de 1927, alrededor de mil miembros del Ku Klux Klan participaron en un desfile en Queens. Lo que el New York Times describió como un “casi disturbio” estalló, lo que resultó en siete arrestos. Según la historia, uno de los siete era “Fred Trump de 175-24 Devonshire Road”, una dirección que coincidía con la residencia de Trump en ese momento. Según otro relato de noticias, todos los arrestados vestían túnicas del Klan”. El tribunal los absolvió.

No existen pruebas de que Fred Trump mantuviera relación posterior con el KKK, pero sí de su racismo. Como el cantante Woody Guthrie, quien fuera inquilino de un apartamento propiedad de Trump padre escribió en su cuaderno, por entonces: “El viejo Trump sabe cuánto odio racial ha generado”.

En el mismo libro se reseña que el 16 de octubre de 1973, Donald Trump apareció en la portada de The New York Times, bajo el titular “Importante propietario acusado de parcialidad antinegra en la ciudad”. En el artículo se informaba que Trump y su padre, Fred, fueron demandados por el Departamento de Justicia por violar la Ley de Vivienda Justa de 1968 en materia de alquileres de apartamentos. Trump llegó a decirle a un abogado del gobierno: “Tampoco tú querrías vivir con esa gente”.

¿Hay una corriente fascista en el partido Republicano?

Asaltantes del Capitolio del 6 de enero del 2021.

Sin dudas ha sido penetrado por grupos racistas ultraradicales, y varios de ellos neonazis.

Movimientos típicamente fascistas como Proud Boys, movimientos neonazis y extremistas racistas emplean e instrumentalizan el fanatismo pro Trump para diseminar su ideología y alcanzar posiciones de poder en los Estados Unidos.

A diferencia de Trump, estos no son inocentes o ajenos a la ideología fascista, sino activistas ultras empecinados en imponer su agenda.

Según informó la BBC, la organización no gubernamental en defensa de los derechos civiles Southern Poverty Law Center (SPLC), indicó que en los Estados Unidos “existen más de 900 "grupos de odio" que reivindican en Estados Unidos ideales inspirados en el nazismo. Solo en California hay más 70 y más de 60 en Florida.”

Neonazis norteamericanos.

No se trata de simple alharaca. El discurso de odio se acompaña de violencia racista y de ataques criminales.

Tras el asesinato racista de tres personas negras el 26 de agosto en Jacksonville (Florida), en el 2023, “se celebraron dos concentraciones neonazis a unos 140 kilómetros al sur, en Orlando. Hombres enmascarados y uniformados gritaron consignas racistas y antisemitas. Estos actos son indicios de una nueva oleada de neonazis, que tienen más ganas de violencia callejera que sus predecesores más recientes.”

Grupos fascistas y neonazis como Blood Tribe y Goyim Defense League, Vinland Rebels Fascist Action, Black Sun y Patriot Front proliferan. Organizaciones como American Nazi y al Movimiento Nacional Socialista (NSM) presumen de ser fascistas. El más visible de esos grupos es la Alianza Nacional (NA).                                                                                                               ,

Todos se sienten envalentonados, al pensarse legitimados por el actual candidato del Partido Republicano y su retórica racista.

Muchas de las declaraciones de Trump son mensajes de amor hacia estas formaciones. Ellas se sienten representadas por él. Legitimadas por él. Y esperan lanzarse a la acción violenta cuando él se lo pida.

¿Entendido? Será una reedición a nivel nacional del fatídico 6 de enero del 2020. Solo que de mayor amplitud y virulencia. Un intento de putsch para el cual se preparan, de no ganar las elecciones.

¿Estará la nación norteamericana en capacidad de enfrentar y superar ese desafío?

Es el asalto a la democracia y a la libertad organizado desde el país que la exhibió como su mayor estandarte.

General (r) Mark Milley.

Cuando el general Milley declara a Bob Woodward que Trump “es la persona más peligrosa que ha existido jamás”, no está exagerando. Algo grave debe llevar a generales de tan alto rango e historial como Milley y Kelly para alertar a los norteamericanos, así como a esos 13 exfuncionarios de la Casa Blanca que trabajaron en la administración Trump y respaldaron la declaración del general John Kelly

Milley le confió a Woodward: “Tenía sospechas cuando hablé contigo sobre su deterioro mental y demás, pero ahora me doy cuenta de que es un fascista total. Ahora es la persona más peligrosa para este país”.