Érase una vez un cuento que no es un cuento, en que cuentan que, para que un relato sea un cuento debe iniciar, necesaria y rigurosamente, con la frase érase una vez. Y si comienza por ejemplo “En un lejano reino vivía…”, ¿entonces no es un cuento? Esto sí que no es un cuento, cuando ves que los maestros de nuestro nuevo año escolar de nuestro nuevo ministro de educación preocupado por elevar la calidad de la misma, tiene maestros que siguen repitiendo de memoria la misma memorización de los años anteriores.

Se están haciendo, se han hecho talleres para los maestros en los cuales se están introduciendo nuevas metodologías de enseñanza aprendizaje. Haciendo énfasis en la mejora de la enseñanza de matemáticas y lenguaje. ¿Y las mejoras en la metodología de enseñanza en las Escuelas de Pedagogía de las universidades y diversos Centros de Educación Superior en Pedagogía? Enseñar por ejemplo no a memorizar, sino a conocer el contexto de un evento o proceso dado, como el ejemplo del uso de las matemáticas en ciencias sociales porque Cristóbal Colón usó una brújula que le indicaba el territorio recorrido y el espacio por recorrer en la circunferencia de la Tierra para poder llegar al lugar que había previsto sin siquiera conocer de su existencia, que incluye de paso las ciencias naturales.

A pesar de los esfuerzos, y esto hay que decirlo, no como una queja sino como una advertencia para que se trabaje en la mejora constante y permanente, los maestros mismos tienen aún dificultades para definir cuál es la idea central de un texto que se lee. Y si los mismos profesores no saben hacer eso, ¿cómo van a enseñar a sus estudiantes a hacerlo correctamente? Esto no lo supongo, señores, lo presencié en uno de esos talleres de capacitación que se han realizado para la preparación del año escolar. Y lo digo porque me preocupa y quiero con esto hacer un aporte para que se sepa y se tome en cuenta con el objetivo de trabajar en la mejora de este aspecto.

¿Por qué deben ir los niños a la escuela? ¿Para qué? No, no es una pregunta capciosa. Es que debemos tener plena consciencia de para qué y por qué enviamos a nuestros niños a la escuela, y así la institución pueda cumplir su objetivo primordial. ¿Cuál es ese objetivo? Ofrecer a los estudiantes, futuros ciudadanos, las herramientas que les sirvan para labrarse un futuro próspero en su vida personal, y tal vez en su vida profesional. Pero si la escuela lo que enseña es a memorizar contenidos que los niños no saben para qué les sirven, entonces no estaremos cumpliendo con el objetivo primordial. Lo que se debe enseñar son procesos en dinámica interrelación e interdependencia con la vida misma. La FAO ha hecho un aporte importante, pero el Ministerio de Educación lo ha dejado pasar sin pena ni gloria, porque tampoco ellos entienden la integralidad del conocimiento y manejo de los procesos.

¿Por qué esto es así? Porque todo se enseña como objetos estancos, sin relación de una asignatura con otra, la matemática por un lado, el lenguaje por otro lado, las sociales en aquella esquina y las naturales ni se diga. Y señores, para saber cuántos plátanos hay que traer al colmado del barrio Yelidá para proveer 100 personas hay que saber cuánta tierra hay que sembrar, cuanto fertilizante utilizar, cuántos productores poner a trabajar, cuánto sueldo pagar y cómo mejorar ese suelo para que siga produciendo. Es un pequeño ejemplo, de cómo todo está interrelacionado y cómo se debe enseñar la dinámica de los procesos. ¿Cuál es la dificultad de enseñar esto a nuestros niños? Que no lo dejemos para que cuando crezcan sin tener objetivos en sus vidas y no sepan de qué van a vivir, cuando ya hayan preñado una muchachona y deban asumir la manutención de una criatura no buscada, no tengan que meterse a albañiles, a electricistas, a torneros o plomeros sin conocer cómo la física interviene en las labores que van a realizar, porque eso no se lo enseñaron en la escuela. Es como decir, la escuela reproduce la pobreza, en lugar de hacer lo contrario, aportar las herramientas para erradicarla.

Otro aspecto que se debe tomar en cuenta es la interinstitucionalidad en el trabajo de promoción de la educación. Hace ya dos años que se promulgó la ley de educación ambiental y el Ministerio de Educación ni se ha enterado siquiera. ¿Por qué no cuenta el Ministerio de Educación con una instancia de relación con el Ministerio de Medio Ambiente? Es como si no se lo considerara importante. ¿Y será que en realidad no lo es? Pero tenemos nuestras cañadas llenas de basura, diciendo que la gente que no tiene educación la tira a la calle cuando hay que tirarla al basurero. Pero este es un enfoque en el que está ausente el medio ambiente. Por la sencilla razón de que la basura fue un objeto extraído de la naturaleza y que satisfizo una necesidad. Una vez terminado ese proceso, puede entrar en otro y los estudiantes deben conocer eso, para que se conozca cómo y por qué cuidar los recursos naturales, fuente de la satisfacción de nuestras necesidades, no de gozo y excesos, relacionados con el consumismo, que no es lo mismo que consumo, sino básicas como la alimentación saludable, el suministro de agua potable y la producción suficiente de alimentos.

Es por esta razón que no es necio insistir en que los Ministerios de Educación y de Medio Ambiente deben hacer las diligencias necesarias para que los maestros asuman la educación ambiental como parte de su programa de trabajo, y no lo sigan viendo como una molestia, o un trabajo adicional al grandioso esfuerzo que ya hacen en mantener quietos a los niños para que memoricen algo que jamás sabrán para qué les sirve. Y no, esa no es la responsabilidad que tenemos por delante para labrar el futuro de nuestra nación. Es otro. Contribuyamos a construirlo.