Lecciones de Epicureísmo. El arte de la felicidad es el título de un libro del filósofo John Sellars, profesor de filosofía en la Royal Holloway de la Universidad de Londres y miembro del Wolfon College de Oxford, publicado en el 2021, momento muy propicio para pensar y recuperar algunos temas vinculados con nuestro bienestar personal y colectivo. Un gran tema para esta época que nos ha tocado vivir y así iluminar las tantas incertidumbres que la vida contemporánea post covidiana nos ha traído y nos ha dejado.
Tome en consideración el impacto que la COVID-19 ha tenido a nivel mundial “por el aislamiento social resultante de la pandemia”, además de “las limitaciones en la capacidad de las personas para trabajar, buscar apoyo de sus seres queridos y participar en sus comunidades”, agravando una situación que ya de por sí era preocupante respecto a nuestra salud mental y que según la OMS (Organización Mundial de la Salud) para el 2019 “casi mil millones de personas -entre ellas un 14% de los adolescentes de todo el mundo- estaban afectadas por un trastorno mental”[1]. Siendo los jóvenes y las mujeres lo más afectados, según el Informe.
Pero antes ¿quién fue Epicuro? Epicuro de Samos, fue un filósofo griego que se ubica hacia el año 341 a.C., y el cual nació, precisamente, en Samos y de ahí su nombre. A Epicuro se le conoce como el fundador en Atenas de la escuela que lleva su nombre, epicureísmo, y que él llamó “El Jardín”, permitiendo la entrada de mujeres y hasta esclavos, cosa muy rara en esa época y que denota una visión muy especial del filósofo.
Sellars llega a decir que hoy día se suele asociar la palabra “epicúreo” con el disfrute de la buena comida y el buen vino, la satisfacción ávida de los apetitos físicos y la auto gratificación excesiva. Pareciera que Epicuro propugnaba una vida centrada en el placer total y único. Sin embargo y, a contraposición de ello, Sellars señala: “A Epicuro le importaban más los placeres intelectuales que los materiales, y en algunos aspectos le importaba más evitar el dolor que perseguir directamente el placer”. Es más, dice el autor del libro referido: “el concepto de la existencia humana ideal, para Epicuro, no se centraba en la satisfacción de los apetitos físicos, más bien, en alcanzar un estado libre de todo sufrimiento mental que él llamaba ataraxia, es decir, imperturbabilidad, serenidad”. Lo que más importa a la inmensa mayoría de las personas, según Sellars, son sus relaciones con los demás, ya sean los amigos, la familia o lo pareja. Epicuro vivió su filosofía con los demás, creando su comunidad del Jardín en Atenas con sus amigos como un experimento de vida en común.
Según Sellars, una de las características que definen a un verdadero amigo, para Epicuro, es que se puede contar con él en caso de necesidad. Y viceversa: si eres un amigo de verdad, los demás pueden confiar en ti. Los amigos se preocupan por los demás de un modo que no es el habitual entre los simples conocidos. Por más de sesenta años comparto una experiencia con esas características y, definitivamente, juega un papel de primer orden en nuestras propias vidas.
Sellars organiza el contenido de su libro en siete capítulos: La filosofía como terapia; el camino de la serenidad; ¿qué necesitas?; los placeres de la amistad; ¿por qué estudiar la naturaleza?; no temas a la muerte y explicarlo todo.
Epicuro defendía una vida sobria basada en los placeres sencillos, todo ello con el fin de alcanzar la serenidad de espíritu aquí y ahora. Escuchen qué interesante… “todo lo que necesitas, lo tienes ya, basta con que te des cuenta y cuando lo hagas, todas tus preocupaciones se desvanecerán”. Cuánta verdad se encierran en esas ideas… andamos en búsqueda de la felicidad como algo que está fuera de nosotros mismos y muy distante de nuestras vidas, pero ¡oh sorpresa!, cuando menos lo esperamos nos damos cuenta que ha estado ahí, generalmente, dentro de nosotros mismos.
Vivimos una época compleja, donde ya incluso no sabemos reconocer lo que es verdad de lo que no lo es… a eso le llaman la era de la post verdad. Imagínense ¿más allá de la verdad?, y que, como si fuera poco, según Byung-Chul Han en su libro La sociedad del cansancio[2], para esa misma época nos hemos convertidos en “verdugos y víctimas de nosotros mismos” por la auto coerción y auto explotación experimentada y, en ese contexto, fuimos atrapados por el coronavirus y todas sus secuelas ya conocidas.
Epicuro nos dice, según Sellars, la clave está en que la mente llegue a estar tranquila y sosegada. ¿Y cómo se consigue eso? Superando el doble escollo de los deseos frustrados y de la inquietud por el futuro. O aún más sencillo: a menudo son las otras personas, sobre todo los amigos, la familia o la pareja, el centro de nuestro ideal de una vida feliz. Pero generalmente está tan cerca que no alcanzamos a verla.
La felicidad no viene envuelta en papel de celofán, así jamás la encontrarás. No es algo que se encuentra porque se busca. Y mucho menos el resultado de la lotería, como tampoco del azar. La felicidad como el bienestar, los cuales generalmente vienen juntos, es la consecuencia de una vida con propósitos y con sentido, una vida que genera satisfacción por los logros alcanzados, de una vida que celebra con los demás las pequeñas cosas que ella te brinda.
Sellars nos invita a repensar nuestro lugar en el mundo y a valorar la importancia de la alegría, la naturaleza y el simple hecho de estar vivos.
Y, como si fuera poco y a propósito de la muerte, toma las palabras del filósofo y nos dice: “Si la muerte es la ausencia de sensación, entonces no contiene ni placer ni dolor, y por lo tanto no es ni buena ni mala. Si no es ni buena ni mala, sino la simple ausencia de toda sensación entonces no es nada que valga la pena temer”.
Pero no te digo más, anímate a leer esta obra, que sé, como me pasó a mí, la vas a disfrutar plenamente. Recuerda, Lecciones de Epicureísmo. El arte de la felicidad de John Sellars.
[1] Recuperado en La OMS subraya la urgencia de transformar la salud mental y los cuidados conexos (who.int)
[2] Byung-Chul Han (2017). La sociedad del cansancio. Herder Editorial, S.L., Barcelona.