La gestión del presidente Abinader se enfrenta a uno de los principales retos al acercarse a la mitad de su periodo constitucional: Lograr la reelección a fin de mantener lo que se percibe, a todas luces, como una gran obra de gobierno.

A pesar de la crisis generada por la pandemia, el presidente Abinader ha sabido sortear los problemas generados en medio de condiciones calamitosas, logrando mantener el crecimiento económico y el incentivo a áreas de la economía nacional que van desde el turismo hasta la construcción, sin descuidar la asistencia social tan necesaria en estos días de incertidumbre nacional.

Para el gobierno, el destino ha sido vehemente en la consecución de un problema tras otro; inconvenientes imponderables que no han dependido de la intervención política, sino más bien de coyunturas esencialmente circunstanciales.

A pesar de los imprevistos, el gobierno central ha mostrado pericia en su capacidad de respuesta y ha sabido trazar planes que le garantizan prosperidad al país a mediano y largo plazo.

El Dr Guido Gómez Mazara no puede ni debe ser ignorado.

Sin embargo, concretar aquella obra de gobierno amerita de una estructura política que esté lo suficientemente armonizada como para resistir la batalla electoral que se espera en el año 2024.

Si el ejercito de personas que componen la organización no se sienten comprometidas o representadas por sus autoridades estructurales, se corre el riesgo de caer en la pusilanimidad partidaria, provocando inoperancia y por lo tanto la falta de participación en la contienda. Si eso ocurre, ¿Quién buscará los votos? ¿Quién se levantará para llevar a las personas a votar? ¿Quiénes se ofrecerán para salir a las calles a vitorear las manifestaciones proselitistas?

Conforme lo que hemos visto en los últimos meses, existe una corriente importante dentro de aquel partido que reclama su derecho a participar en el proceso de elección de sus autoridades.

Figuras como Fafa Taveras, Ramón Alburquerque y el Dr. Guido Gómez Mazara son solo algunos de los dirigentes visibles que han dicho públicamente que no concuerdan con la idea de elegir autoridades mediante métodos que resulten indirectos, como lo es el caso de una posible convención por delegados. De todos ellos, quizás por el ininterrumpido activismo que ha mantenido en procura de alcanzar aquel propósito, el Dr Mazara se ha colocado en la vanguardia, asegurando que buscará, por todos los medios que permite la democracia, devolver el derecho a la militancia de votar directamente y de forma secreta por sus autoridades.

Pero existe inconformidad, tanto por miembros activos como por figuras esencialmente Perredeistas/Perremeistas que observan los acontecimientos en lontananza. Tal es el caso del Dr. Esquea Guerrero, que al enterarse de la decisión de celebrar una convención por delegados publicó en su cuenta de Twitter lo siguiente:” …y después me preguntan por qué no estoy participando en política”.

Comentaristas, analistas, artículos, han advertido de los peligros existentes en celebrar una convención por delegados en aquel partido; han referido incluso que hacer tal cosa, antes que garantizar estabilidad lo que estarían provocando es el surgimiento de un liderazgo paralelo que podría eventualmente dar sus frutos. Todo aquello puede evitarse a tiempo. Lo único que se necesita es un poco de visión y humildad; visión que permita ver más allá de la convención y la humildad necesaria para entender que personas como el Dr Guido Gómez Mazara no puede ni debe ser ignorado, pues aquel puede que porte la razón histórica e inclusive, puede atesorar el liderazgo necesario para garantizar, en un ambiente de armonía, la reelección del presidente Abinader.