En 1937 las tropas trujillistas del exterminio aplicaron un método sencillo: "¡Diga perejil!", ordenaban a cualquier negro encontrado en el camino. Aquel que respondía "pirijil" pasaba a ser un haitiano muerto. Hoy no hay perejil. Las nuevas generaciones no conocen tal condimento. Ahora habría que preguntar más bien: ¿Quién corta la caña? ¿Quién abre la zanja? ¿Quién hace la zapata? ¿Quién recoge el café? ¿Quién trabaja por un salario que no merece el nombre de salario?…(Las cosas se han complicado para los nuevos partidarios del exterminio, que dubitan entre dos dolores: el dolor de la patria o el dolor del bolsillo).