Conviene que nuestra opinión pública esté bien edificada sobre los principales acontecimientos del sector turístico. Por eso es necesario que, ahora que se celebra la feria turística de FITUR en Madrid, se hagan las precisiones de lugar sobre su relativa importancia. La enorme cobertura que le prestan los medios de comunicación locales está mal encaminada por carecer de suficiente información sobre el mercado turístico mundial. Además, FITUR no reviste la prominencia ni la trascendencia que se deriva de algunas malsanas prácticas políticas.

 

Iniciando en la década de los 60, las ferias turísticas son eventos que se celebran para juntar presencialmente a los actores del sector con fines comerciales. A ellas regularmente asisten los agentes económicos del sector (inversores, turoperadores, cadenas hoteleras y hoteles individuales, líneas aéreas y de cruceros, agencias de viajes, etc.), los ministros y representantes oficiales de los países representados y la prensa auténticamente turística. También asisten viajeros potenciales del país anfitrión en busca de información sobre posibles destinos a visitar. Los contactos permiten realizar y avanzar negocios, presentar nuevos productos y promover los destinos ahí representados.

No todas las ferias turísticas tienen una proyección mundial y atraen público de decenas países. En el ranking mundial las más importantes son las europeas y las estadounidenses: ITB Berlín, London Travel Market, Top Resa, FITUR, ASTA, ITSNY. Hay ferias que cubren regiones geográficas del planeta, otras que son especializadas para diversos segmentos del mercado de viajes y turismo y otras que son nacionales. Un extenso listado de las ferias y exhibiciones turísticas puede encontrarse en los enlaces siguientes: http://www.world-tourism-exhibitions.com/ y https://tradefest.io/en/tag/leisure-travel-and-tourism.

Sobre FITUR lo primero que resalta como incongruente es que no se corresponde con la importancia relativa de nuestros principales mercados emisores. Aunque FITUR atrae público del mundo entero, su ubicación en Europa no compagina con la importancia relativa del flujo turístico desde ese continente. Según el Banco Central, en el 2022 de los Estados Unidos provino el 35% de los turistas extranjeros de vía aérea –excluyendo a los dominicanos no residentes– y casi la totalidad de los cruceristas. Mientras, de Europa llegó un 25% y de España solo un 3%. Es casi seguro que esto seguirá siendo así en el corto y mediano plazos, por lo cual las ferias turísticas más importantes para nosotros deben ser aquellas que se celebran en Norteamérica. Para asistir a ellas conviene dominar el idioma inglés.

La segunda incongruencia que resalta es el grado de importancia que le confiere a FITUR nuestros medios de comunicación y nuestras autoridades turísticas. Como las ferias de ITB Berlín (la más grande del mundo), London Travel Market y Top Resa son eventos de mucho mayor importancia, nuestra participación debería fijarse en ellas como blancos prioritarios. Y la inversión estatal en esas ferias debería ser la mayor, independientemente de lo que puedan hacer los actores privados de nuestro destino. En el pasado solía ser que nuestra mayor atención se concentraba en ITB Berlín y el objetivo principal era la promoción del destino (por ser entonces poco conocido). Pero en años recientes una sobredimensionada participación nuestra ha entronizado a FITUR.

¿Cómo se explica que FITUR haya desplazado a ITB Berlín como eje de nuestro accionar turístico? Porque históricamente la asistencia a estas ferias era y es liderada por las autoridades del sector habría que suponer que la barrera del idioma ha sido un factor determinante. La gran mayoría de los ministros de turismo que hemos tenido han sido políticos que no dominan el idioma inglés y necesariamente se sentirán más cómodos asistiendo a una feria en España. La segunda posible explicación es que casi un 60% de la infraestructura hotelera que tenemos es propiedad de inversores y empresas españolas. Otra razón subyacente es que Madrid es una atractiva y acogedora ciudad para los dominicanos. En España viven unos 188,000 dominicanos y de allá proviene el 6% de las remesas.

El expresidente Danilo Medina tuvo mucho que ver con la importancia atribuida a FITUR. Siendo candidato presidencial en el 2012 asistió a FITUR y se reunió allí con los grandes inversores españoles para pasar revista a la situación del sector y oír sus preocupaciones y peticiones. Ya en el 2016 el ministro de Turismo Francisco Javier García desplegó una gran fanfarria para presentar un plan maestro del proyecto para Pedernales. Luego el pasado año el presidente Abinader asistió a FITUR y presentó otro plan para el mismo destino. Ninguna otra feria turística ha merecido tanta atención presidencial hasta ahora y eso ha contribuido a la creciente importancia de FITUR.

Los bancos nacionales que tienen importantes carteras en el sector también han reforzado esa importancia. Aunque Banreservas, Popular y BHD asisten a ITB Berlín, los mayores despliegues promocionales los hacen en FITUR. No hay nada criticable en eso excepto que la creciente exposición de los bancos nacionales es materia de preocupación. Ya su cartera total sobrepasa los tres mil millones de dólares y eso significa que los pequeños y medianos ahorrantes en dólares nacionales son los que están financiando. No son los grandes capitalistas nacionales los que se arriesgan. Conviene pues evaluar la conveniencia del crecimiento sostenido de esa cartera frente a la anterior situación donde los inversores extranjeros traían su propio financiamiento y corrían todos los riesgos de su inversión en el país.

En los últimos años, un aspecto cuestionable ha sido una masiva participación en FITUR de los más prominentes comunicadores de la radio, la televisión y la prensa nacionales. Es reprochable porque sus transmisiones y reportes escritos son dirigidos al público dominicano, lo cual no tiene un impacto promocional que contribuya a aumentar el flujo de turistas extranjeros hacia el país. En consecuencia, el gasto en que incurren quienes pagan su participación en FITUR no se justifica. (Afortunadamente ya MITUR no suscribe ese gasto.) El único beneficio derivado de esa participación es la elevación de la concientización de la población local sobre el turismo. Pero al no ser esto prioritario esa dilapidación de recursos no es más que politiquería electoralista.

Mi artículo del 2020  ¿Desaparecerán las ferias turísticas? señalaba que “la comunicación digital entre operadores turísticos, inversionistas potenciales y funcionarios gubernamentales promete sincerar el quehacer promocional y disminuir la politiquería asociada a las ferias turísticas.” Los gráficos adjuntos así lo demuestran. Pero los contactos presenciales que permiten las ferias seguirán siendo importantes y FITUR 2023 tiene el valor de ser la edición de la vuelta a la normalidad. Es poco probable que las ferias desaparezcan en el mediano plazo.

El aurea gloriosa de nuestra participación en FITUR se desvanecerá por si sola si no se obtienen logros trascendentes. Basta recordar que el pasado año se dijo que había una docena de cadenas hoteleras interesadas en invertir en Pedernales y ahora parece que ese interés desapareció. De ahí que a las autoridades turísticas les toca sincerar nuestra participación en FITUR evitando que las próximas ediciones no conlleven la exagerada parafernalia de las dos últimas.