El café, originario de África, llegó a nuestra isla en 1730, según el historiador haitiano Moureau de Saint –Mary, quien indica que el cultivo fue traído por sacerdotes jesuitas desde la isla Martinica (bajo dominio de Francia), y cultivado con buenos resultados en la parte de Dondón, en lo que hoy es la parte norcentral de Haití.
El café se adaptó bien al clima y a los terrenos de la isla, sobre todo en las montañas Luego fue distribuido rápidamente por su buena adaptabilidad en las montañas a tal punto que las exportaciones para el 1791 alcanzaron un rápido crecimiento, lo que vino en ayuda económica a la parte Nordeste de la isla, convirtiéndola en la más próspera de América.
Con relación a la parte Este de la isla, hoy República Dominicana llegaría entre 1735- 1738 particularmente a Loma de Panzo, al norte de Neiba, donde era recolectado por los franceses, que después lo trasladaron hasta Puerto Príncipe para su comercialización o exportación por ser esta ciudad parte de un comercio próspero y fuerte.
Así para el año 1780, el café se convierte a en el segundo cultivo en importancia en la isla después del azúcar, y tenía en Europa su gran mercado.
Es a partir de 1868, unos años más tarde, que este grano se convierte en un producto exportable desde nuestro territorio, convirtiéndose en uno de los sustentos de la economía.
Para el año 2021, fruto de años de investigación, trabajos de selección genética en nueve zonas de producción de café y bajo un minucioso proceso de evaluación, los investigadores dominicanos presentaban dos variedades de café netamente dominicanas. Estas variedades fueron seleccionadas por su alta tolerancia a enfermedades como la Roya del cafeto, su alta productividad y la aceptación de los catadores.
Tradicionalmente en el país son introducidas variedades de café con características seleccionadas en ambientes o en zonas cafetaleras diferentes a las nuestras. Fueron escogidas por su tolerancia a la Roya del cafeto, en especial a las razas I, II, III y XXXII, su alta capacidad productiva, buena calidad en taza y plantas compactas de porte mediano, con altura entre los 2:20 y 2:48 metros, con hojas de forma elíptica y tamaño pequeño, entre otras particularidades.
Después de todo, podemos decir que el café dominicano desde hace años se ha colocado como un producto exclusivo en los mercados internacionales con destacadas participaciones en ferias especializadas en Long Beach, California, Bruselas, Bélgica, Francia y Tokio.
En República Dominicana, comenzó a cultivarse en las Lomas de Panzo, Neiba, y fueron plantadas por colonos franceses, pero comercializadas en Puerto Príncipe, por ser esta parte de la isla un potencial punto comercial para la época. El café se ha convertido en un valioso cultivo para las zonas de Barahona, Enriquillo, Baní, San José de Ocoa, Jarabacoa, Constanza, Hermanas Mirabal, San Rafael, Azua, Neiba y San Juan de la Maguana entre otros puntos. Hoy el café se establece como el sustento de muchos productores, tanto los pequeños como los propietarios de grandes plantaciones.