Se inició en junio de 1962 el juicio por el asesinato de las Hermanas Mirabal, cumpliéndose este año el 60 aniversario de aquella épica jornada. Se iniciaron igualmente los juicios contra otros esbirros y criminales de la tiranía, que habían derramado la sangre de hombres y mujeres que enfrentaron con valentía y arrojo el despótico régimen. Las voces que clamaban por justicia no eran escuchadas, y forjaron tal indignación, que la gente empezaba a cobrarse la justicia por sus propias manos. Tales acciones conminaron a las autoridades de entonces a dar respuesta, debido a la inestabilidad sociopolítica del momento y las luchas de los intereses en pugna. La cabeza de la tiranía había rodado, pero el cuerpo se mantenía intacto, dando coletazos, con una fuerza indescriptible, inusitada, desconocida, pero altamente poderosa.
Muchos recuerdan con singular apasionamiento aquel memorable juicio que daba respuesta a la indignación de todo el pueblo dominicano por aquel vil asesinato de las Hermanas Mirabal, arraigadas en la conciencia nacional y abanderadas de las luchas por una mejor sociedad. Una sociedad que fuera más justa y democrática para todos, donde los derechos de los ciudadanos fueran válidos y reconocidos como tal, y no como dádivas que se ofrece por lástima, como se nos ha acostumbrado a asumirlo. Y es así como se presenta frente al ciudadano esperanzado por justicia en aquellos lúgubres días y meses que habían seguido a la muerte del tirano, a la salida de familiares y relacionados de la tiranía, pero también con la incertidumbre de lo que vendría, cómo se reorganizaría la sociedad una vez terminada, como muchos creyeron y se ilusionaron, la tiranía trujillista.
El devenir histórico de nuestra sociedad ha mostrado que la euforia por haber conseguido aquellas sentencias acusatorias, luego de demostrarse el complot organizado por las “bestias trujillistas del Cibao” organizativamente comandadas por el esbirro Víctor Alicinio Peña Rivera, una vez recibidas las órdenes de parte de la tiranía y sus esbirros del Servicio de Inteligencia Militar (SIM) encabezados por Jhonny Abbes García, no duraría mucho tiempo. Las fuerzas democráticas que pugnaban por el fin de los remanentes del trujillato y su férreo combate en todos los frentes eran muy difíciles. Eventos como Palma Sola, las elecciones en que sale victorioso el profesor Juan Bosch como genuina muestra de la voluntad del pueblo dominicano de volver el curso de su suerte, donde el fiscal con jurisdicción nacional, doctor Rafael Valera Benítez y otros miembros de los que llevaron las acusaciones de criminales trujillistas ante los estamentos de justicia, son conminados a exiliarse en el extranjero, con claras pero tácitas amenazas para su integridad física por parte de nada más y nada menos que de Antonio Imbert Barreras, a la sazón vicepresidente del gobierno del Consejo de Estado, son contundentes muestras de la cruenta lucha de poderes que se llevaba a cabo, de que la pelota que se jugaba, y se estaba jugando, era verdaderamente caliente.
Resultado de ello, el advenimiento, en septiembre de 1963, del golpe de Estado al presidente constitucional, democráticamente elegido por más del 60% de los votos de la ciudadanía dominicana, con lo cual se atestigua fehacientemente cuál era la voluntad de la población de entonces, aunque no así de las fuerzas que pugnaban por las cuotas de poder que el fin de la tiranía ponía en disputa. Para luego sobrevenir el vil y cobarde asesinato del líder del Movimiento Clandestino 14 de Junio, Manolo Tavárez Justo, que había proclamado y promovido la defensa de la voluntad popular y el gobierno constitucional de Bosch, junto a otros miembros de su organización política que pugnaban por el ordenamiento democrático de nuestra sociedad.
Y como hemos reconocido, como les decía en la entrega anterior, fuimos derrotados, hemos sido derrotados, y seguimos siendo derrotados. La pregunta es por qué. Si es porque se pretendía establecer una forma de gestión diferente de la cosa pública, si es porque quienes controlaban y controlan los beneficios de la gestión de la cosa pública querían, y quieren, seguir siendo ellos los que controlen la gestión de la cosa pública y sus ingentes beneficios. Porque hay que recordar y no dejar de tomar siempre en cuenta que esos que permanecen estuvieron antes de la tiranía, y otros tantos se forjaron bajo su sombra, y como resultado de las mismas, igualmente. Porque ya parece que no agrada mucho reconocer a nuestro territorio en su posición geopolítica, como tránsito para el comercio ilícito y de fácil contrabando, como terreno para ingentes beneficios en concordancia con fuertes capitales nacionales e internacionales.
No sé si se hizo una visión romántica o superficial de lo que trae en sí misma la estructura del Estado dominicano específicamente, no sé si las tendencias político ideológicas jugaron qué tipo de rol. No estuve ahí, pero de haber estado habría dado un fuerte manotazo en la mesa, habría repartido tareas y conminado a cada quien a cumplirlas para bien de todos, porque el país es de todos, no de unos pocos, los que se alzaron con todo después de tantos sacrificios, luchas, sangre, torturas, represión, exilio y más que muchas frustraciones.
Ciertamente, las luchas de nuestros héroes y heroínas son gloriosas y las recordaremos y honraremos por siempre. Ciertamente valoraremos los hitos históricos que marcaron esa época de sacrificios y acciones en pro de lo que se consideraba la justicia y el derecho de todos a vivir en una sociedad de paz, armonía y prosperidad. Pero el análisis objetivo, crítico y desapasionado lo considero necesario, porque las derrotas sufridas han dado como resultado el desbarajuste social, cultural, político y económico que tenemos y padecemos hoy en día. La infausta y alegre noticia que encontramos hoy sobre la forma en que está estructurado el narcotráfico en nuestro país, como lo reporta el Diario Libre, el auge de la criminalidad, la delincuencia, el crimen organizado, nos preguntamos quiénes lo conforman y qué hilos lo mueven, y si no forman parte también, de la zurrapa que nos dejó la tiranía que ya no vemos, pero que vivimos todos los días https://www.diariolibre.com/actualidad/nacional/2022/11/22/narcos-dominicanos-convertidos-en-estructuras-logistica/2148982, lo cual constituye un fiel reflejo del resultado que como sociedad hemos obtenido por aquellas terribles derrotas. Qué magnífico ejemplo de pulcritud y decencia el de los que se alzaron con la victoria. ¡Que siga la fiesta!