Cuando Joaquín Balaguer publicó la obra España infinita, recibí con satisfacción una llamada telefónica suya en la que me invitaba a pasar por su residencia para solicitarme un servicio de carácter personal.
Acudí a la cita y me solicitó, muy gentilmente, presentar el texto en la feria de libro celebrada en Santiago de los Caballeros, en el sector del Monumento, organizada por el Ministerio de Cultura, a la sazón dirigido por el reconocido escritor José Rafael Lantigua.
Recuerdo que allí estuvo en primera fila el Ing. Eduardo Estrella, actual presidente del Senado de la República. Días después, le entregué a Balaguer el original del estudio de la presentación solicitada y abordamos algunos de sus capítulos sobre la historia antigua y moderna de España.
En la conversación, Balaguer hizo alusión a los líderes políticos que surgieron tras la muerte del dictador Francisco Franco, en particular, a Manuel Fraga Iribarne y Felipe González; al escuchar a Balaguer referirse a este último, quien escribe aprovechó una pausa para indicar que Felipe González y (José Francisco) Peña Gómez eran buenos amigos y grandes líderes de masas. A lo que Balaguer agregó: «Más que hermanos. Ambos han jugado un papel muy activo en la Internacional Socialista, y son conocedores profundos de la política internacional».
Al extender su comentario mostró admiración por Peña Gómez y dijo también que era un ser de grandes condiciones humanas.
“En el año 1996, –dice Balaguer– deseaba que Peña Gómez fuera presidente de la República con el apoyo del Partido Reformista Social Cristiano (PRSC) y otras fuerzas aliadas. Para tales fines, el señor Guaroa Liranzo visitó al líder del PRD y le explicó los pormenores de una propuesta en la que ambos sectores saldríamos ganando”.
Dice Balaguer: “Peña Gómez, al escuchar los matices de la propuesta, le pidió a Guaroa Liranzo un compás de espera para discutirla con los principales dirigentes de su partido. Una semana después, Guaroa Liranzo regresó por la respuesta y el líder del PRD no le recibió.
En ese contexto, me comenta Balaguer: “Atribuyo la negativa del doctor Peña Gómez a que fue invitado a un encuentro en la residencia de una persona allegada a quien le habla y allí se comentó el interés de apoyar la candidatura del doctor Peña Gómez, a cambio de sustituir a Fernando Álvarez Bogaert, como candidato vicepresidencial.”
"Bosch se negaba a hablar el día en que se anunciaría al país la firma del pacto del Frente Patriótico y quien narra este capítulo importante de la historia política de ese momento, puse la condición de que si Bosch no hablaba tampoco lo haría mi persona. Tengo entendido, que Miguel Cocco, resolvió el impasse”.
“Al rehusarse Peña Gómez a mi propuesta formulada de buena fe, se reunieron el Ing. Chichí Selman, Leonardo Matos Berrido, Miguel Cocco, Leonel Fernández y Danilo Medina, para dar forma a lo que días después se denominaría, Frente Patriótico”, comenta Balaguer.
“En tal sentido, la única condición que puse fue que el Partido Reformista Social Cristiano y quien le habla, no aceptarían ninguna posición en el gobierno en caso de que el doctor Leonel Fernández resultare ganador de los comicios de 1996”, añadió.
“Sin embargo, me dice, la decisión de apoyar a Leonel Fernández en un momento dado, se vio a punto de zozobrar porque Bosch se negaba a hablar el día en que se anunciaría al país la firma del pacto del Frente Patriótico y quien narra este capítulo importante de la historia política de ese momento, puse la condición de que si Bosch no hablaba tampoco lo haría mi persona. Tengo entendido, que Miguel Cocco, resolvió el impasse”.
“En principio, agrega Balaguer, se pensó en que el discurso principal de la firma del pacto del Frente Patriótico lo pronunciaría el estelar del beisbol dominicano Juan Marichal; se alegó que él no era político y por tanto, debía pensarse en otra persona y se escogió a la más indicada, el doctor Jottin Cury.”
Balaguer me expresó, “luego de pasar los comicios en que resultó ganador Leonel Fernández, me enteré de diversas reacciones que provocó mi decisión de apoyar a Peña Gómez y que la misma se debió -según Guaroa Liranzo- a que el líder del PRD invitó a su residencia, en el sector Los Prados, al doctor Hugo Tolentino Dipp, Fernando Álvarez Bogaert, Ivelisse Pratts de Pérez, Hatuey Decamps Jiménez, Milagros Ortiz Bosch, Tirso Mejía Ricart y al poeta Tony Raful, entre otros, para analizar si mi propuesta era favorable o no.”
Según afirma Balaguer, “Guaroa Liranzo me dijo que Peña Gómez, se había expresado en estos términos: ´Balaguer sabe que tengo un cáncer terminal y si yo gano las elecciones, como todo parece indicar, ya que tenemos los números de Dorín Cabrera, Fernando en unos meses dirigirá el país y para Balaguer, sería un golpe duro pues piensa que él podría vengarse de las desconsideraciones de que fue objeto en 1978, al ser obligado a renunciar a la candidatura vicepresidencial”.
Y añadió, “Guaroa Liranzo me explicó que Peña Gómez se negó a aceptar mi propuesta, aludiendo quien le habla, lo único que le interesaba era que él sustituyera a Fernando Álvarez Bogaert de la boleta vicepresidencial y que no estaba en ánimo de pagar con la misma moneda a Bogaert, como en mi caso. Y créame, poeta Gerón, que mi intención era sincera”.
De acuerdo a Liranzo, “terminada la discusión en la residencia de Peña Gómez, el líder del PRD se dirigió a Tolentino Dipp, quien había llevado el curso de los debates, en estos términos:
“Hugo, no son tus argumentos, que tienen mucho peso para mí, los que me han convencido de no aceptar la propuesta de Balaguer. Es que mis vínculos con Fernando y su familia son indisolubles. Recuerdas que el abuelo de Fernando, monsieur Bogaert y esposa, me adoptaron como hijo cuando la matanza de 1937. De cambiarlo, como compañero de boleta, entonces búsquense otro candidato a la presidencia de la República”.
Revela Balaguer que no le sorprendió de la filípica de Tolentino Dipp, al decir: “Peña, me complace escuchar tu decisión; tú sabes bien que con Balaguer no se puede hacer pacto de ninguna naturaleza; él no cumple nada, no es un presidente confiable y sincero, es un tramposo y, de haber aceptado su propuesta y de ganar los comicios de cualquier manera, la historia te iba a juzgar por lanzar al zafacón de la historia tu legado político”.
Años después, me encontré con el licenciado Fernando Álvarez Bogaert, en la empresa de bienes raíces “Solariega”, que compartía con un socio, ubicada en la calle Manuel de Jesús Castillo, 407, apto. 30, y en ese lugar, aproveché la oportunidad para preguntarle si era cierto la propuesta de Balaguer a Peña Gómez a través del señor Guaroa Liranzo, la que se discutió en una reunión celebrada en la residencia del líder del PRD, y me respondió afirmativamente. También hice hincapié en el secuestro para obligarlo a renunciar a la candidatura vicepresidencial en el año 1978, y esto fue lo que me narró:
“Eran las nueve de la mañana, yo me encontraba en la ciudad de Santiago de los Caballeros promoviendo la candidatura presidencial del doctor Joaquín Balaguer. En ese momento, llegaron numerosos oficiales y me conminaron a subir en un helicóptero de la Fuerza Aérea Dominicana (FAD). El general de apellido Disla, perteneciente a esa institución, no estaba autorizado a abordar la nave, pero se introdujo en ella sin tener ningún tipo de instrucciones; pienso que lo hizo para salvarme la vida, ya que me tenía afecto por el trato que yo le había prodigado siempre”.
“Me trajeron a la Secretaría de Estado de las Fuerzas Armadas. Allí, me esperaban, tanto el titular de la institución, general René Beauchamp Javier, como también los jefes de Estado Mayor: Ejército Nacional, Marina de Guerra y de la Fuerza Aérea Dominicana. También se encontraba el jefe de la Policía Nacional”.
“Unos seis o siete oficiales me condujeron al salón donde a menudo se reúnen los altos mandos de la Secretaría de Estado de las Fuerzas Armadas. De inmediato, el general y titular de la institución me pidió la renuncia al cargo de vicepresidente de la República y, a seguidas, me dijo que de no firmarla me atuviere a las consecuencias. Le expresé que estaba dispuesto a renunciar, pero primero tenía que pedírmelo el presidente Balaguer que fue quien me escogió para la citada posición”.
“Ese día, me llevaron a una celda en calidad de detenido, donde permanecí por espacio de 10 horas, y para crearme terror psicológico me sacaban y me entraban constantemente”. “Cuando me raptaron, antes de llevarme a la Secretaría de las Fuerzas Armadas, me pasearon en el helicóptero en que había viajado el grupo de oficiales. Me llevaron por varias zonas del mar Caribe con la cabeza inclinada hacia abajo, y me decían que si no renunciaba a la candidatura presidencial me iban a tirar al mar”.
“A eso de las 8 de la noche, el general Beauchamp Javier me mandó a sacar de la celda e hizo que me llevaran frente a él, aprovechando la oportunidad para proferir todo tipo de improperios en mi contra. Pero al momento de recibir su carga de denuestos, sentí por dentro una gran alegría puesto que allí se encontraba el general Disla, y, por lo tanto, estaba convencido de que nada me pasaría. Minutos después, dio órdenes de que me pusieran en libertad”.
“El general Disla le solicitó al general Beauchamp Javier un vehículo para trasladarme a mi residencia ubicada en la calle Club Scout, en el sector de Piantini. El titular de las Fuerzas Armadas se lo negó y le dijo al general Disla: ´Váyanse a pie´. Por tanto, el trayecto lo hicimos a pie desde la avenida Luperón hasta el referido sector, unos seis kilómetros aproximadamente”.
“Hasta el día de hoy, no sé todavía si fue una intervención del Dr. Balaguer. Lo cierto es que, tres meses después, el jefe de Estado me pidió la renuncia a través de don Polibio Díaz, y yo la firmé porque siempre le dije que si él (Balaguer) me la pedía, yo se la entregaba. Balaguer escogió como vicepresidente al Dr. Carlos Goico Morales”.