La Organización Mundial de la Salud estableció el día 10 de septiembre de cada año, como el de la Prevención del suicidio, con el lema de crear Esperanza a través de la acción. El suicidio, le llaman algunos, es la decisión definitiva a un problema transitorio. Por suerte es prevenible en la mayoría de los casos, aunque es un hecho muy complejo que, según evidencias y estudios, ha aumentado entre menos de edad y usuarios de las redes sociales en los últimos tiempos debido a alteraciones en los neurotransmisores cerebrales, factores heredados, dolencias físicas, situaciones de presiones extremas, entre otros. Para proteger a personas en riesgo de suicidio es fundamental acompañarlas y motivarlas hablar de su estado anímico y emocional. También es importante alejarlas de medios mortales, como herramientas, sustancias y lugares peligrosos. Y conectarlas con servicios de emergencia y profesionales de la salud mental.
A continuación, pondré un ejemplo. El presidente Salvador Allende, quien este 11 de septiembre cumplirá 50 años desde que fue derrocado, se suicidó; aunque su caso, lo identifican como suicidio altruista o benévolo, porque sacrificó su propia vida para salvar o beneficiar a otros.
Confirmaron su autodestrucción el poeta Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura, al escribirlo en sus Memorias, a tres días del hecho, y un informe de expertos forenses que sirvió de base al fallo de una corte chilena que cerró definitivamente el caso en 2012.
Igualmente, su hija Beatriz Allende, madre de dos hijos, médico y revolucionaria entrenada para alzarse con El Che Guevara, asistente del presidente quien siempre lo acompañaba, se suicidó a los 33 años en 1977. Un hecho que lo asocian a comprobar que la engañaron al casarla con un miembro del servicio secreto cubano.
Es importante recordar que el presidente Allende nació en Chile en 1908 y provenía de una familia aristócrata europea. Se graduó de médico cirujano y presentó la tesis "Higiene mental y delincuencia" en 1933, donde planteó que algunas enfermedades mentales podrían heredarse, un aporte confirmado por la ciencia actual. Allende fue diputado, senador, ministro de Salud y candidato a la Presidencia de la República de Chile en cuatro ocasiones.
En 1970, apoyado por una coalición de partidos de izquierda a través de elecciones generales, se convirtió en el primer presidente marxista en el mundo. Le llamaron la vía chilena al socialismo. Como estadista, al decir del poeta Neruda, era un anti dictador que consultaba todas sus medidas en los menores detalles. Quiso establecer un estado socialista al nacionalizar el cobre y profundizar la reforma agraria en medio de la Guerra Fría. Sus obras y hechos enfurecieron de tal modo al imperialismo y a importantes capitalistas que provocaron una crisis económica y social e influyeron para que las fuerzas armadas lo bombardearan en el palacio de La Moneda, e instalaron una junta militar encabezada por el general Augusto Pinochet, que gobernó dieciséis años.
Es posible que el presidente Allende creyera en la famosa frase: "Dulce y decoroso es morir por la patria" y en el lema "Patria o muerte", en lugar de "patria o vida". Había desarrollado una mentalidad de combatiente. El comandante Fidel Castro le regaló un fusil y le dijo: "Yo cumpliré mi mandato. Tendrán que acribillarme a balazos para que deje de actuar". Y mantuvo un firme compromiso con ideales socialistas y principios democráticos, por lo que en su último discurso dijo: "Colocado en un tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo… Empeñe mi palabra de que respetaría la constitución y la ley y así lo hice.”’
En sus últimos días lo aislaron países y grupos de izquierda, mientras dictaduras de derecha y agencias de inteligencia extranjeras lo atacaron violentamente y hasta aportaban recursos a camioneros y a la prensa para tumbar a su gobierno.
Por todas estas causas y razones, y aquellos terribles acontecimientos, probablemente le produjeron una presión y un estado mental inaceptables con su ego y honor personal. Así actúa el poder.
Gloria eterna al presidente Salvador Allende.