En el Hospital Materno Infantil San Lorenzo de Los Mina, el  primer bebé del año 2022 vino del vientre de una adolescente de 14 años, refiere la prensa.  A diferencia de la ancestral celabración del misterio de la navidad, no se embarazó del Espíritu Santo, sin embargo del padre del recién nacido no se habla, ni preguntan por él.

El embarazo en adolescentes en República Dominicana tiene un padrino, por lo menos un beneficiario. Solo así se entiende que décadas tras décadas, gobiernos tras gobiernos, el flagelo del embarazo a temprana edad toma más cuerpo, y las gestantes son más jóvenes cada vez.

Algo estamos haciendo mal, o algo estamos dejando de hacer. Las políticas en relación al embarazo en adolescente priorizan la atención, departamentos especializados  en asistir las adolescentes durante el tiempo de gestación. Luego vienen las dádivas y los grupos benefactores  para ayudar a  las adolescentes y su bebé.

Una adolescente de 14 años gestando la vida de la población dominicana es noticia y no una emergencia nacional.

Al momento de prevenir el embarazo en adolescentes somos tibios, cobardes, cómo si la vulva de las menores de edad generarán  miedo, aprensión. Ante la prevención la respuesta es el silencio.  Preferimos mirar hacia otro lado, suponer  que no tienen sexualidad y que hablarles de educación sexual sería despertar el monstruo.  En  definitiva a las menores de edad no se les consedera sujetos de derecho.

La medicina se basa en evidencia.  Existen múltiples registros de países que han reducido la prevalencia de embarazo a temprana edad, incluso en población dominicana que vive en el exterior.  Se sustentan en ofrecer educación sexual y reproductiva, acceso factible a métodos anticonceptivos con mínimos efectos secundarios, aborto seguro,  políticas de equidad de género, paternidad responsable y repercusiones penales del delito de violación sexual, entre otras.

A través del tiempo nuestras políticas de embarazo a temprana edad optan por la tangente.  Nos hace pensar que alguien se beneficia  de las repercusiones del embarazo a temprana edad, en concreto: la perpetuación  de la pobreza.

 “Locura es hacer lo mismo una y otra vez esperando obtener resultados diferentes”  parece dijo Einstein.

Es tanta la aberración que hemos perdido la capacidad de asombro.  Una adolescente de 14 años gestando la vida de la población dominicana es noticia y no una emergencia nacional.