Para países y regiones con recursos naturales adecuados y algún nivel de desarrollo y experiencia en su gestión como destino turístico, ha pasado de ser un majar económico apetecido, a un tentador banquete en el que todos quieren participar.
El éxito de la República Dominicana en los años ochenta y los noventa con su ley de incentivo al turismo, se convirtió en un ejemplo a imitar en América Latina y el Caribe. Ahora, el éxito en la gestión de la crisis provocada en esta industria por la pandemia del período 2020-2022, muestra el importante valor económico del turismo para economías como la nuestra.
La acertada gestión de la crisis, convirtió los ingresos por turismo en una importante fuente de recursos para sacar adelante el país, en el ámbito turístico mundial se nos mira como un caso de estudio y ejemplo a imitar.
Pero una vez más tenemos que referir la conocida reflexión que plantea que llegar a la cima puede ser relativamente fácil, pero el gran reto es mantenerse en ella y seguir subiendo si queda más espacio por conquistar.
Ese es nuestro caso. Tenemos aún mucho espacio para abonar una fuente que puede alimentar aún más los procesos de desarrollo económico y social en que debemos empeñarnos para lograr el equilibrio social que necesitamos, y que como nadie nos lo va a suplir, tenemos que ganarlo con nuestro propio esfuerzo. No quiero afirmar que el turismo es la potente poción con la que borraremos las yagas sociales que aún obstaculizan la generalización del bienestar económico y social.
¿Por qué esta reflexión? Es necesario plantear este tema porque solo el trabajo, la creatividad y el análisis cuidadoso de las tendencias de la actividad turística mundial nos ayudará mantener lo que hemos logrado y seguir creciendo y fortaleciendo nuestra posición en esta competida actividad productiva.
Por eso tiene mucho sentido el ejercicio que hace el Ministerio de Turismo y el apoyo que le ofrece ASONHAORES y todo el sector privado, para sustentar una atractiva y agresiva estrategia de promoción de nuestra oferta turística. Lo de Miami esta semana es un buen ejemplo. Un encuentro en Estados Unidos con la presencia de docena de socios del turismo de todo el continente.
Y cuando aún resuena el eco de esta exitosa promoción, tendremos en Punta Cana la edición número 24 de la feria “Dominican Annual Tourism Exchange (DATE)”, que es nuestro principal evento de comercialización del producto turístico dominicano y su oferta complementaria. Con sus 23 ediciones esta cita comercial ha superado la prueba del tiempo.
Tenemos importantes retos para seguir creciendo: un esfuerzo sostenido para mejorar y diversificar la oferta, una inteligente e intensa promoción del producto, un tener un plan para el sector que incluya la eliminación de las lacras identificadas o por identificar y mantener y fortalecer el ritmo de la acción conjunta público-privada en la que el Gabinete de Turismo es un eje importante de coordinación para la acción.
La tarea por delante es exigente, retadora, pero mantener y acrecentar el éxito es un banquete económico y social apetecible.