El Ministerio de Educación de la República Dominicana (Minerd) ha dado apertura al Programa de Inducción para profesores de nuevo ingreso al sector educación. En diversos ámbitos educativos, este proceso formativo y de acompañamiento hace tiempo que se ha considerado una necesidad relevante. Por ello saludamos que se le de continuidad a una experiencia formativa de tanta importancia. Los profesores que inician la carrera de educación viven una experiencia única e irrepetible. En este momento inicial muestran entusiasmo por la posibilidad de poner en acción lo aprendido, así como por las nuevas experiencias que van a construir con los estudiantes, con sus pares y con las familias.
La fuerza motivadora de esta fase se fortalece con la puesta en acción de sus habilidades humanas, pedagógicas y sociales. Estas habilidades les permiten diseñar y conducir procesos que activan las emociones, el nivel cognitivo y la dimensión social de los estudiantes. La participación de los docentes de nuevo ingreso en este programa es necesaria, también, para que constaten y transformen las dudas e inseguridades propias del inicio de una experiencia nueva. También es importante para que conviertan la incertidumbre en tiempo y espacio de liberación de los miedos y de adquisición de autonomía personal y profesional.
De este modo, el programa de inducción se convierte en oportunidad para los docentes participantes y para las instituciones comprometidas con el proceso. El programa les ofrece a los docentes la ocasión de pensar y de definir la arquitectura de su acción educativa en el presente; les aporta referentes y lógicas para anticipar demandas educativas del futuro. Las instituciones formadoras, a su vez, se ven obligadas a una revisión fundamentada de sus enfoques, y de sus referentes teóricos en el campo de la inducción cognitiva, pedagógica y social. La oportunidad que ofrece este programa trasciende el contexto educativo y tiene incidencia en la sociedad. Esta fortalece la calidad de la formación de los docentes y eleva el nivel educativo del tejido social dominicano.
El programa de Inducción es, además, un desafío. Lo es para los docentes participantes; para las instituciones de educación superior implicada y para las autoridades gubernamentales que lideran esta experiencia educativa. De la misma forma es un desafío para la institución privada que tiene la responsabilidad de acompañar y evaluar a los actores. El desafío estriba en que el programa de inducción ha de evidenciar, en todas sus dimensiones, calidad académica integral; y gestión eficiente y democrática. Ha de mostrar, también, capacidad de trabajo conjunto entre las instituciones de educación superior. Este desafío es ineludible e impostergable. Estas instituciones se fortalecen y cualifican, si desarrollan confianza básica entre ellas mismas. Esta confianza básica les permitirá aportar desde su originalidad y abrirse a nuevos aprendizajes. De igual modo, las ayudará a recuperar el valor de la Academia como espacio de construcción conjunta y plural de ideas, proyectos y nuevas prácticas. Este desafío invita a romper con la sospecha académica y el linaje aparente. Uno de los valores más significativos del programa de inducción es la invitación permanente a pensar y a actuar con creatividad, con enfoque sistémico y con apertura pluridimensional.
Los docentes y las instituciones participantes en el programa de inducción necesariamente han de hablar de un antes y un después en su historial formativo. La intencionalidad y el carácter del programa obligan a garantizar un proceso generador de cambios sustantivos en la cultura académica y en el desempeño de los docentes de nuevo ingreso. En este contexto, la Asociación Dominicana de Profesores (ADP) ha de resituar cualquier demanda que obstaculice y vulnere el programa de inducción. Las autoridades educativas, a su vez, tienen que vigilarse a sí mismas, para no convertir el programa en un instrumento del año preelectoral. Es importante continuar la profundización sobre lo que el programa indicado tiene como oportunidad y desafío.