El 15 de agosto de 1971 el presidente de los Estados Unidos, Richard Nixon, decretó el fin del patrón oro. De esa manera el presidente Nixon suspendió “temporalmente” la convertibilidad del dólar en oro a razón de una onza troy igual a 35 dólares. La “provisionalidad” se mantiene hasta nuestros días, 51 años después. Con esta medida unilateral se terminó con los cimientos del sistema surgido después de la II Guerra Mundial, en la Conferencia Monetaria Internacional de Bretton Woods en 1944. En solamente 27 años, de 1944 a 1971 la reservas en oro de Estados Unidos pasaron del 60% de todo el oro del mundo a poco más del 20%.

A lo largo de la geografía y de la historia se han usado muchos bienes como equivalente general de intercambio, o dinero: los mas conocidos van de sal (de ahí el concepto de salario) tabaco, metales de todo, pero el más apreciado ha sido el oro –y la plata- usado desde inicios de la historia. Sus características como bien duradero, divisible, homogéneo y difícil de falsificar lo convierten en el bien liquido por excelencia en todas las culturas del planeta por lo que ha sido aceptado de manera general para servir de moneda de cambio y símbolo de riqueza. El saqueo de América, desde Alaska hasta Tierra del Fuego, por los conquistadores españoles, franceses, portugueses e ingleses, entre los mas relevantes, da una idea de la importancia del oro a lo largo de la historia. Según historiadores de la Universidad de California, solo en los primeros 100 años fueron saqueados a lo largo del continente mas 10.000 toneladas de oro, desde grandes yacimientos como en Potosí en la actual Bolivia, hasta pequeñas pepitas de oro aluvial en ríos de las islas caribeñas.

El moderno sistema de convertibilidad oro, fue instaurado en la Europa Occidental a partir de inicios del siglo XIX para sustentar el sistema monetario de la industria capitalista en desarrollo. En el periodo previo a la II Guerra Mundial, en los años 1920 y 1930, los grandes países capitalistas habían abandonado el patrón oro, que prevaleció en el periodo anterior a la I Guerra Mundial para confiar su sistema monetario en los llamados “Sistemas Fiat” es decir, papel moneda y emisión monetaria sin garantía en oro. Fiat viene de Fiduciario. El desorden monetario que siguió en esos 30 años de inicios siglo XX, produjo fenómenos como la famosa hiperinflación en la República de Weimar en Alemania, que se llegó a una inflación de 82 millones porcentuales por año, debido al peso de las reparaciones de guerra impuestas por la potencias vencedoras en la I Guerra Mundial a Alemania (Francia, Gran Bretaña y Estados Unidos) en la conocida Conferencia de Versalles y la incapacidad de Alemania de pagarlas y optar por imprimir dinero para mantener la actividad económica.

La relativa estabilidad monetaria previa a la guerra se basó en el consenso de los países europeos y norteamericanos de que la base de las monedas respectivas debían estar respaldadas por un cantidad de oro determinada. El oro había jugado un gran papel en la historia de las monedas, junto con la plata, pero en el desarrollo del capitalismo en Occidente en el siglo XIX y principios del XX fue la fuente de las llamadas “divisas fuertes” como la Libra Esterlina inglesa, el Franco Francés, el Franco Suizo, o el Dólar de los Estados Unidos.

La crisis desatada en el sistema mundial actual por las políticas proteccionistas de Trump y sus seguidores, la situación derivada por dos años de estancamiento del comercio y la producción de 2020 hasta la actualidad con la pandemia de la COVID 19 y más recientemente las derivas de la invasión militar de la Federación de Rusia a Ucrania sosteniendo que la seguridad de Rusia se haya en peligro, ha tenido como consecuencias una profundización de la emisión sin respaldo de los grandes países y conjuntos de países de occidente, como Estados Unidos, en primer lugar, pero también la llamada Zona Euro que agrupa a 19 países de la Unión Europea (UE), hay 6 que no forman de la zona euro; Gran Bretaña; Japón; Canadá y Australia, y la mayoría de los países de la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico) ha desatado una avalancha de expansión monetaria sin control. De ahí que los sistemas financieros internacionales se encuentren en total disrupción. Solo los EEUU ha emitido desde 2020, para enfrentar el colapso económico y social de la pandemia, más de 5 billones de dólares, B alta, es decir 5 millones de millones de dólares y todavía no terminan. Si agregamos que durante la crisis de las hipotecas subprime a partir de 2008, ya se habían emitido mas 3 Billones, y que el gasto militar impulsa al financiamiento monetario al Tesoro, llamada “Quantitave Easing” (Facilidad Cuantitativa) la economía mundial, que no se sostiene por la industria de EEUU, está flotando en dólares como decimos en dominicano “INORGÁNICOS”.

La guerra en el este europeo ha acelerado el abandono por países como Rusia y China del uso del dólar estadounidense como activo de reserva, y comenzar a exigir que sus exportaciones sean pagadas en moneda nacional (rublo, yuan…), pero otros estados centrales para el modelo del “patrón dólar” como los países exportadores de petróleo de la OPEP –Arabia Saudita, Qatar, Emiratos Árabes Unidos- están aceptando y estimulando el pago en moneda nacional de China. ¿Cuál es la alternativa? ¿Restablecer el patrón oro como un activo más confiable? Hacia allá parece que se encamina una parte del comercio y el sistema monetario internacional. No será el Fondo Monetario Internacional controlado por EEUU que propondrá una alternativa, pero ellos crearon hace años una Unidad de Cuenta –el llamado Derecho Especial de Giro, DEG- que es una canasta de monedas de los 8 países más importantes en el sistema monetario mundial. Otro elemento de incertidumbre.