El 1 de mayo de 2024 se celebra el Día Internacional del Trabajo, día que tiene fuerza histórica, socioeconómica, política y cultural. En la esfera mundial, esta fecha se celebra con modalidades diversas de expresiones y de significados. De igual manera, se destaca porque, en épocas anteriores, estaba representada por organizaciones sindicales con muchas fortalezas. Indicadores de estas fortalezas: acción desde un proyecto orientador y definidor de los sentidos y de las prácticas; conciencia crítica y proactiva de los sindicalizados; y, de otra parte, movilización por un liderazgo comprometido con la causa de los trabajadores e interés en el desarrollo humano, social y político.
La remembranza anterior no busca acentuar la añoranza y la idea de que lo de ayer fue lo mejor. No. Lo que busca es aportar referentes para que se pueda identificar la evolución-involución que organizaciones sindicales de la República Dominicana y de otros contextos internacionales han experimentado. En la medida en que avanza el tiempo, los sindicatos se perciben fragmentados, frágiles y cooptados por gobiernos, partidos políticos y empresarios, que han descubierto la carencia de ideales y de metas que les marquen un horizonte de sentido. Esta situación tiene repercusión, no solo en la organización sindical, sino que se extiende al desarrollo de la democracia y de la sociedad.
La desarticulación de las organizaciones sindicales del país impacta los derechos de los trabajadores. Al accionar en un contexto de dispersión, los trabajadores tienen menos fuerza para defender y lograr mejor calidad de vida, más y mejores oportunidades. Estos, observan cómo, progresivamente, su desarrollo humano y sus condiciones laborales pierden calidad y seguridad. A pesar de la vulnerabilidad de la mayoría de las organizaciones sindicales de esta nación, todavía hay algunas que hacen uso de su voz y exhiben fuerza. Pero, no cuentan con proyecto propio ni con autonomía; unos, son instrumentos de partidos políticos; otros, comodines, de los gobiernos de turno.
Efectivamente, con un modo de proceder así, la democracia y el desarrollo de la sociedad pierden las aportaciones de actores clave para avanzar en participación social, política y económica. Asimismo, se produce un retroceso en el ejercicio de una ciudadanía libre, consciente, con razón lúcida. En este contexto, el ejercicio ciudadano con sentido crítico y capacidad transformadora, desaparece. Se forja una ciudadanía sin perspectiva clara y definida. El sindicato avanza hacia una masa manejada desde fuerzas externas; la conjunción de objetivos y de intereses se vuelve precaria. Como consecuencia de esta situación, inutiliza su capacidad de recreación de la práctica; se estanca y pierde razón de ser.
La descripción de lo que acontece actualmente en organizaciones sindicales, especialmente en las de la República Dominicana, preocupa. Los tiempos han cambiado y los sindicatos deben repensar y actualizar su presencia y participación en la sociedad. Por la ausencia de organizaciones sindicales con un proyecto abierto al desarrollo propio y al de la sociedad, se acentúa el ocaso de la celebración del Día Internacional del Trabajo. El declive del carácter que demanda la fecha es una evidencia del vacío de propuestas que re-direccionen el escaso bienestar de los trabajadores. Es, también, una constancia de la indefensión en que viven los trabajadores en el momento actual.
La celebración del Día Internacional del Trabajo es emblemática. El ocaso de esta priva a la sociedad de oportunidades para acompañar a los trabajadores en las luchas que son justas; en las experiencias que robustecen una visión y acción colectivas, capaces de recuperar y afirmar derechos legítimamente adquiridos. La celebración de este día prioriza el reconocimiento de los trabajadores como sujetos de derechos y de responsabilidades como colectivo. ¡Muchas felicidades para todos los trabajadores y trabajadoras del país! Esperamos que las organizaciones sindicales a las que pertenezcan se rescaten a sí mismas, luchen por su libertad y por sus derechos, en clima de corresponsabilidad social.