Como hemos podido observar en las estadísticas del pasado artículo los servicios de salud mental han tenido un incremento de un 27 % en la demanda por parte de la población general. Las razones de este incremento son diversas, por tal motivo tenemos que explicarlas desde la perspectiva biopsicosocial de los trastornos mentales.

Primero, es necesario saber que hay una predisposición genética en toda persona a desarrollar ciertas enfermedades. Tomemos el ejemplo de la diabetes, la cual es una enfermedad fisiológica. Esta predisposición genética también se presenta en las enfermedades mentales, las más comunes son los diferentes tipos de depresión y los trastornos que tienen de base un componente de ansiedad, sin excluir los trastornos psicóticos, de personalidad y adicciones. Sobre estos últimos queremos abundar un poco.

En una gran parte de los EEUU desde hace poco más de un año se legalizó el uso de cannabis, planta de donde se extrae la marihuana, el efecto que hemos podido observar en la conducta de los consumidores ha sido la siguiente: los que ya consumían han seguido su uso adquiriendo dicha sustancia con mayor facilidad y a un mejor precio, y quienes no la usaban porque la marihuana era ilegal, ahora tienen la opción de consumirla incluso hasta en mejores condiciones que el alcohol, el cual no puede consumirse públicamente en los parques sí se puede hacer con el cigarro de marihuana. En consecuencia, se ha incrementado el consumo.

La estrategia de legalizar las drogas no es nueva. Desde hace años se viene considerando en las Américas y algunos países de Europa, como el caso de Holanda, en donde es legal desde hace varios años. Uno de los argumentos más fuertes para la legalización de las drogas es que de esa forma el narcotráfico sufriría un duro golpe en su estructura, minimizando las muertes y violencia que se genera con este flagelo.

Sin embargo, hay dos consecuencias negativas que también pueden derivarse de ese duro golpe al narcotráfico, como es el incremento de otros actos delictivos producto de que estas estructuras  criminales tendrían que encontrar un medio de subsistencia económica tan fuerte o parecido al que se genera con el negocio de las drogas, como pasó en México con la política ¨Calderonista¨ de persecución al narcotráfico, esta produjo una baja rentabilidad del negocio, pero se incrementaron los secuestros, la piratería, la venta de órganos humanos, la extorsión a la clase alta y productiva, la cual se dice que emigró en más de un 50%.

Retornando a la perspectiva biopsicosocial de los trastornos mentales, es bueno señalar que en la práctica clínica hemos podidos observar que los factores psico que corresponden a la personalidad de los individuos y el factor social, del cual la familia representa el fundamental, son los más determinantes para el desarrollo o no de una adicción. Se habla de que hay un tipo de personalidad adictiva, de que hay unos factores de personalidad que influyen de manera determinante para que un individuo desarrolle una adicción y por otro lado también se ha observado un tipo de interacción familiar que puede llevar a que los individuos sean más vulnerables al consumo de sustancias.

Esto explica que para la prevención de las adicciones hay que fortalecer esa funcionalidad y competencia familiar, para de esa forma influir en el desarrollo de una personalidad más estable y más sana y crear espacios de convivencia más favorable. Esos espacios favorables propician que los miembros de la familia adquieran destrezas psicológicas que se aprenden y modelan desde la familia, como la asertividad, el autocuidado e incluso la búsqueda de gratificación en espacios en donde la comunicación contribuya a estados emocionales estables y con capacidad adaptativa.

Esa, entendemos que es la mejor estrategia para combatir el flagelo del consumo de drogas.