Ya hemos arrancado la semana. No hay marcha atrás.

De hecho nunca hubo, nunca habrá. La vida es una línea

que atraviesa el futuro desconocido para llegar a donde no hay

desvío, ni medicina salvadora, ni nave espacial para llevar

al cuerpo a otro estado del alma. Queridos, preparémonos ya

para la muerte. Ordenemos los libros. Aseguremos

la herencia. Y tratemos de conservar algunas historias

como aquella del amigo que editó tres poemarios

en tres lenguas distintas en un año de luto para la bienamada

que se había ido, y con ella la fantasía de volver a hacer

la vida esta vez con astucia y paciencia. Lo curioso es que

me siento bien, anfom, como dicen los haitianos cuando

pueden bailar la ra ra sin pensar en balas escondidas,

al final de la historia antes de haber escrito el testamento.