Actualmente hay 35 partidos políticos registrados en la Junta Central Electoral (JCE). Todos han cumplido con los requisitos que establece la ley para registrarse, pero la inmensa mayoría no saca muchos votos. Por tanto, van a elecciones en alianza con algún partido grande, lo que les permite colocar algunos candidatos en la boleta de alianza y ganar algunas posiciones para mantener su registro legal.

Así, el número de partidos ha crecido en un esquema clientelar sin que surja un sistema realmente multipartidario. Por el contrario, el mensaje que los electores dominicanos envían con frecuencia es que concentran el voto en los partidos grandes. Los pequeños, vayan aliados o solos, obtienen pocos votos (menos del 1% la mayoría).

Veamos los datos para el período 2004-2020 sobre la concentración del voto en el nivel presidencial.

En el 2004, el PLD obtuvo 57.1% y el PRD 33.6% (datos con aliados), para un total entre ellos de 90.7% de los votos emitidos. En el 2008, el PLD obtuvo 53.8% y el PRD 40.4%, para un total de 94.2%. En el 2012, el PLD obtuvo 51.2% y el PRD 46.9%, para un total de 98.1%. En el 2016, el PLD obtuvo 61.4% y el PRM 34.9%, para un total de 96.3%. En el 2020, el PRM obtuvo 52.5% y el PLD 37.5%, para un total de 90%.

Estos datos muestran que, en todas las elecciones señaladas, los dos partidos principales que concurrieron a elecciones (con sus aliados) obtuvieron por lo menos el 90% de los votos.

En el 2004 fue solo 90.7% porque el Partido Reformista obtuvo 8.6%, y en el 2020 solo 90% porque la Fuerza del Pueblo (y aliados, incluyendo el Partido Reformista) obtuvo el 8.9%. O sea, en esas dos elecciones hubo una tercera fuerza electoral que captó cerca del 9%. No obstante, en ambas elecciones, el partido ganador logró triunfo en primera vuelta.

Así es que, además de concentrar el voto en las dos principales opciones, el electorado dominicano ha estado otorgando la victoria en primera vuelta al partido con más votos.

La concentración del voto en los dos principales partidos es una expresión de fortaleza partidaria, a pesar de la fragmentación que se ha producido en las últimas dos décadas. Pero, además, expresa la inclinación de la mayoría del electorado dominicano por el partido que mayor probabilidad tiene de controlar el Estado clientelar.

A diferencia de otros países de la región donde el sistema de partidos ha implosionado y el voto se dispersa en varios partidos, requiriéndose segunda vuelta para conformar mayoría electoral, en la República Dominicana no se ha registrado hasta ahora una gran dispersión.

El próximo 19 de mayo sabremos si el voto dominicano se dispersa de manera significativa entre las tres fuerzas electorales principales, encabezadas por el PRM, PLD y FP, a lo que apuesta la oposición; o si prevalece una vez más la concentración del voto que favorece, sobre todo, al partido con mayor posibilidad de ganar en primera vuelta.