La Filosofía tiene muchas miradas. El trasfondo filosófico de “El Juego del Calamar” puede ser abordado con fecunda riqueza desde los enfoques filosóficos de Slavoj Zizek, Byung Chul-Han y el psicoanalista Jacques Lacan.
Desde esta óptica me sumo a los que proponen que en el país debería instaurarse el “Día Nacional de El Juego del Calamar”. Si la idea llegara a ser tomada en cuenta, pudiera coincidir con la misma fecha en que fueron apresados los “enrejados” “negociadores” y “cantores” vinculados a la “Operación Calamar” y al “Proyecto”.
Pero no se trata de una broma o de una idea intrascendente. Propuestas similares ya fueron promovidas por aquellos que lograron que el 16 de julio de cada año se celebre el día mundial de las serpientes; el 8 de mayo el día mundial de burro y el 27 de julio el día mundial del perro “vira lata”.
Ya en el 2022 el Ayuntamiento de Los Ángeles declaró el 17 de septiembre el “Día de EL Juego del Calamar” como una acción dramática con buenos personajes. Hagámoslo también aquí, como segunda temporada de la serie surcoreana “Squid Game” (El Juego del Calamar), que se espera salga en el 2024. ¡Adelantémonos!
La obra del creador de El Juego del Calamar Hwang Dong-Hyuk, se ha convertido en uno de los productos más exitosos del catálogo de la plataforma Netflix, que cuenta la historia más aberrante de individuos que participan en juegos de vida o muerte a cambio de conseguir dinero fácil según sus aspiraciones desbordadas.
Aquí podemos hacerlo. Existe ya un buen guión, buen reparto, buenas locaciones y “experimentados” actores que mediante el cameo trabajan en la película de aventura y acción “Robin Hood: el príncipe de los ladrones”, ensayada muchas veces en las escaleras y salones del Palacio de Justicia de Ciudad Nueva. También se tomarán en cuenta los platós de Najayo y otras cuevas y escondites.
En la obra no hay pobres. Los multimillonarios maquiavélicos son los que idean el juego y que disfrutan del consiguiente espectáculo macabro, del mismo modo que hacían los dioses griegos con los héroes mortales durante la guerra de Troya.
Los que practican El Juego del Calamar llevan puestas máscaras lujosamente decoradas, marcando así su elevado estatus y, al mismo tiempo, impidiendo que se sepa quiénes son realmente. Aburridos de nadar entre billetes solo encuentran placer en la lujuria, la violencia y la adicción al “juego” con todo y lo de todos.
Estos calamares aplatanados constituyen un verdadero “poder oculto” que afecta al Estado y a otros muchos desde las sombras. No tienen moral alguna, actúan al margen de la ley, imparten órdenes al poder político. Creen que todo puede ser monetizable a su favor confundiendo su corrupción rampante con dones especiales otorgados por Gadiantón.
La escandalosa historia de los “calamares criollos” crea la necesidad de estudiar su comportamiento en las escuelas, mercados, universidades, hogares, plazas y templos. Que nadie se quede sin saber su nombre o escuchar sus patologizadas “canciones”, sus “colaboraciones” y devoluciones a cambio de grilletes y segundas mentiras.
El calamar es un animal marino y carnívoro. Hay especies en las que incluso se han registrado casos de canibalismo. También se ha observado que se alimentan de animales muertos. Es un molusco cefalópodo -con los pies en la cabeza- (y habremos de pensar que también tiene la cabeza en los pies).
Los investigadores creen que incluso sueñan, y que cambian su color y su piel mientras duermen. Cuando se mueven hacia delante, en realidad nadan hacia atrás. Tienen una glándula de tinta unida al intestino, la cual usan para expulsar el líquido negro cuando se ven acorralados.
Los “calamares”, como animales que tienden a vivir en mar abierto, son notoriamente difíciles de mantener en cautiverio. Sin embargo, la PEPCA demostró que sí pueden vivir en cautiverio sin alimentación especial por lo menos unos 18 meses.
El Día Nacional de El Juego del Calamar propuesto aquí no pasará desapercibido. Será un día de asueto. Los jibiones y chipirones criollos están invitados a realizar su propia marcha, con su propio color, himnos y canciones.
Será la “Marcha de la Vergüenza”, introducida en el año 2000 en la isla Gili Trawangan de Indonesia. Se trata de caminar por las calles con un letrero colgado en el cuello que dice: “Soy ladrón no hagas lo que yo hice”, seguido de la multitud. Algunos lo prefieren a la cárcel.
Además, en los 10.1 millones celulares que hay en país se descargarán escáneres de código QR con las oscuras historias de los calamares criollos y sus “ahorros”.
Se sonarán campanas, cacerolas, bocinas y sirenas cada hora en todos los rincones del país para recordar las biografías indecorosas de todos los calamares criollos cantores y negociadores. ¡Fiesta. Celebremos con güira y tambora el Día Nacional del Calamar!