Título de una vieja película que cuenta la historia de una mujer, en algún lugar del oeste de los Estados Unidos que, enfrentada a la amenaza inminente del holocausto nuclear que rehúsa aceptar, se empeña en arreglar las sábanas y muebles de su casa los que, naturalmente, resultan pulverizados.

Así estamos en República Dominicana donde muchos prefieren ignorar los contrabandos de armas, explosivos y municiones descubiertos en Aduanas, pues a todas luces se creen más cómodos con los ojos vendados. Que lo hagan, pero después que no se quejen.

Mientras tanto, sépase que las autoridades nos deben varias explicaciones:

¿ A quién venía consignado el contrabando de explosivos?

¿Cuáles especificaciones corresponden a ese tipo de explosivos, a esos detonadores y en esas cantidades?

¿Qué conexión -si alguna- hay entre los tres contrabandos uno de armas, otro con explosivos y ahora uno de municiones?