El año que va en curso el 2023 ha sido un año marcado por la fragilidad económica y política a nivel internacional, la incertidumbre que genera en la población mundial dos guerras que están produciéndose, imágenes de muchas personas muertas y heridas, destrucción de comunidades y ciudades, generan un clima mundial de angustias y desesperanzas.
En el mismo nivel internacional, pero enfocado en el medio ambiente, el 2023 ha sido un año en el cual se avanzó poco en políticas de protección del medio ambiente, los incendios forestales de Estados Unidos, Canadá, Australia y las observaciones de pérdida del caudal por algunas comunidades alrededor del Amazonas nos dejan en perspectiva de un futuro no muy halagüeño, afectando sin lugar a dudas la salud mental en una buena parte de la población mundial.
En nuestro país las políticas públicas en materia económica en lo referente a la producción agropecuaria, el turismo, las zonas francas, las exportaciones y recaudaciones por todas sus vías son percibidas en nuestra población con cierta estabilidad, aunque han mantenido cierto equilibrio, se han visto afectadas en su crecimiento, generando en los ciudadanos la presión de no bajar la guardia en la productividad, priorizar en los gastos y enfocarnos en un estilo de austeridad. En definitiva, podemos hablar que aún con un panorama internacional desalentador hemos logrado salir adelante, sin mayores contratiempos en este año que sigue su curso.
Es interesante observar que a nivel nacional hemos vivido concidencialmente realidades muy similares a las que han sido descritas internacionalmente. La sequía que vivimos en los primeros meses del año, afectó grandemente la producción agrícola y ganadera, los incendios que se registraron por la sequía, altas temperaturas y también por la provocación de desaprensivos e antisociales, en nuestras montañas, bosques e incluso en campos de plantaciones de caña sin duda provocaron daños en los que su reparación supone acciones y planificación a mediano y largo plazo.
El conflicto por el Río Masacre, ha venido a “poner la tapa al pomo” en la similitud de la problemática internacional en este 2023, de los contratiempos que hemos estado viviendo en nuestro país producto de la instalación del fenómeno del niño, en los últimos años en la región afectando nuestro medio ambiente, quiérase o no minimizar este conflicto por un recurso natural vital como lo es el agua, nos pone en un estado de vulnerabilidad a nivel de recursos naturales y su protección nunca antes vista.
El conflicto por el Río Masacre ha provocado la movilización militar hacia la frontera y exacerbado en una parte importante población el sentir nacionalista y el reclamo al respeto de los límites territoriales logrados desde el tiempo de la independencia 1844. Este conflicto también ha afectado la economía nacional ya que nos hemos visto compelidos a reducir el comercio y las exportaciones hacia el vecino país, por una decisión que ha tomado de sorpresa a los productores nacionales y al mismo gobierno.
El daño medio ambiental afecta los ciclos de la naturaleza, estos fenómenos naturales cada vez más, son impredecibles, cuando no son los incendios forestales en tiempos de sequía, ahora son las precipitaciones que desbordan la capacidad de drenaje en nuestras ciudades y campos ocasionando ¡tragedias!
Con este panorama se ha venido desenvolviendo el año en curso 2023, situaciones medio ambientales, políticas y económicas que inciden en la salud mental de la población, me atrevo a decir que saldremos hacia adelante, como lo hicimos con la crisis de la pandemia y otros desafíos, que como dominicanos “no la buscaremos” para superar estos obstáculos y seguir adelante.