El 11 de junio celebraron tímidamente en República Dominicana y diversos países el Día del cáncer de próstata, el que ocurre, como todo cáncer, cuando en unas células cambian o mutan sus ADN y crecen rápido y descontroladamente y forman tumores.
Según estudios y evidencias, se trata de una enfermedad compleja, cuyas causas aún no se conocen completamente. Por ejemplo, los varones, mayores de 65 años, tienen más posibilidad de padecerla; y los de padres o hermanos que la han sufrido tienen el doble de riesgo de padecerla. Y hombres con alto riesgo no lo desarrollan y otros con bajo, la contraen. Expertos estiman que uno de cada 6 a 8 hombres sufrirá cáncer de próstata a lo largo de su vida. Aunque evoluciona lentamente, aparece entre las primeras causas de muertes por cáncer, pero, detectado a tiempo es uno de los más curables. Por lo que debe recibir mayor atención. Y según la clínica Mayo, en etapas avanzadas se manifiesta con problemas para orinar, disminución en la fuerza del chorro de la orina, sangre en el semen, dolor de huesos, pérdida de peso y dificultades en la erección.
El cáncer de próstata, según los científicos y médicos, lo producen dos grupos de factores. Los genéticos o heredados, entre los que se han identificado algunos genes, y abarcan de un 10 a un 20 % de los casos. Y los esporádicos o ambientales, relacionados con la alimentación, hacer pocos ejercicios, la obesidad, consumo excesivo de alcohol y tabaco, y la exposición a materiales o agentes químicos; y comprenden de un 80 a 90 % de los pacientes.
Los médicos pueden detectarlo temprano mediante dos procedimientos. Uno, el tacto rectal, o sea, palpar directamente la próstata; y, dos, mediante el análisis en sangre del llamado Antígeno Prostático Especifico o PSA, que mide el nivel de una sustancia producida por células normales y malignas de la próstata. Sin embargo, para el diagnóstico definitivo, la prueba más confiable es la biopsia, que consiste en obtener tejidos o piezas de próstata para que los patólogos identifiquen o no células malignas. Entonces, con los resultados del PSA, de la biopsia y lo que siente el paciente, según una Guía internacional, determinan el grado y clasifican el tumor y, lo más importante, determinan el tratamiento más adecuado.
Los principales tratamientos son. Uno, la vigilancia activa, consiste en chequear el PSA, cada tres o seis mes sin intervenirlo, lo que es frecuente en tumores de bajo riesgos. Dos, la radioterapia o radiaciones, un procedimiento donde una máquina envía unos rayos o altas energías especiales al tumor, durante cuatro o cinco minutos al día, en 5, 28, 44 y más sesiones, según el caso, que dañan el ADN de células malignas y le impiden reproducirse o dividirse. Existe una modalidad de radiación, llamada braquiterapia, que consiste en la colocación de unas partículas, llamadas semillas radiactivas, directamente en el tumor. Las radiaciones, suelen combinarlas con bloqueo hormonal, o introducir unas sustancias que reducen la hormona masculina o testosterona, la que favorece el crecimiento del tumor maligno.
Tres, la cirugía, mediante la cual extraen la próstata, la vesícula seminal y tejidos cercanos; la que ya la realizan en República Dominicana, con un robot que ofrece más facilidad y precisión. Y, la quimioterapia, la reservan principalmente a tumores grandes o que se han extendido, lo que llaman metástasis, y le introducen unos compuestos químicos que destruyen las células malignas en el cuerpo.
Finalmente, un humilde llamado a los políticos, científicos y médicos, a que sensibilicen más a la población acerca de la conveniencia del chequeo frecuente, para la detección y el diagnóstico temprano de este cáncer, lo que aumenta la posibilidades de curación. Y a priorizar las investigaciones que descubran las causas especificas de este terrible azote. Y en cuanto al Cov19, hay evidencias de un rebrote por lo que, a oir las autoridades sanitarias y especialistas que llaman a cuidarse.
** Este artículo puede ser escuchado en audio en el podcast Diario de una Pandemia por William Galván en Spotify.