Antes de que entrara el verano ya los dominicanos veníamos siendo golpeados por un calor descomunal. Estamos padeciendo temperaturas de hasta 37ºC, lo que equivale a sufrir un estado similar a la fiebre y experimentar grandes molestias físicas y emocionales.

El impacto de las altas temperaturas  va más allá de lo físico. También nos afecta psicológicamente porque genera tristeza, desánimo, astenia, depresión, así como estrés, ansiedad, enfado, irritabilidad, impulsividad, dificultad para conciliar el sueño, sueño agitado y despertar precoz.

Asimismo, puede causar, en mayor o menor grado, otros malestares emocionales tales como cansancio, decaimiento, disminución del vigor y la energía, enlentecimiento del pensamiento, somnolencia, pérdida del autocontrol y falta de atención y concentración.

Cuando nos exponemos a temperaturas altas nuestros niveles de serotonina disminuyen, produciendo ansiedad y cambios de humor. Siendo además que la serotonina desempeña un papel importante en la regulación del proceso digestivo, el flujo sanguíneo y la respiración.

La exposición al calor extremo disminuye el rendimiento escolar. A esa conclusión llegó un estudio de académicos de las universidades de Harvard, UCLA y del estado de Georgia, quienes analizaron los resultados de exámenes de miles de estudiantes durante 13 años en Estados Unidos.

Sobre el particular, los investigadores afirman  que las autoridades educativas y los padres han subestimado el impacto negativo que causa un salón de clases demasiado caluroso sobre el rendimiento de los alumnos. Los estudiantes y profesores han vivido esta realidad.

El calor ocasiona que los estudiantes estén más distraídos, agitados y les dificulta concentrarse y enfocarse. La observación puede servir de alerta para evaluar  la construcción de las 400 aulas móviles que ha anunciado el MINERD para el próximo año escolar 2023-2024. 

Aquí en el país, ahora las escuelas públicas y colegios privados están de vacaciones, vale el mismo llamado a cuidarse del calor extremo en los campamentos de verano, playas y otros ambientes.

Las altas temperaturas también suponen un riesgo laboral para la salud, la seguridad y la productividad de las personas trabajadoras debido a que  nuestro cuerpo para funcionar con normalidad, requiere una temperatura inferior a 37ºC. 

Por otra parte, hay que tener mucha precaución con los niños, ancianos, mujeres embarazadas, encarcelados y personas sin hogar que son los colectivos más vulnerables. Las personas que padezcan alguna enfermedad van a ser  más afectadas por las altas temperaturas.

Para evitar los daños físicos del calor extremo procure una buena hidratación, tomar agua con frecuencia, incluso aunque no se tenga sed. Buscar sombras, refugios climatizados o ventilados, ducharse y consumir alimentos frescos y vitaminas o sales y comer frutas y  verduras. 

Usar ropa ligera y  o conducir o realizar actividades durante muchas horas seguidas en las que la falta de concentración suponga un riesgo para uno mismo y para los demás.

En cuanto a las medidas para reducir y controlar los efectos psicológicos del calor, en primer lugar se recomienda tomar conciencia de este peligro. Después, buscar recursos habituales de calma. Tomar descanso, escuchar música, meditar, nadar, bañarse  y relajarse o practicar yoga. 

Las orientaciones a toda la población por parte  las autoridades del Ministerio de Salud Pública pueden resultar muy beneficiosas para evitar y controlar  los efectos físicos y psicológicos del calor extremo.

¡Cuídese del calor. Cuide su salud física y emocional. Cuide su vida!