A finales de febrero de 2023, el presidente estadounidense Joe Biden anunció que los Estados Unidos habían presentado la candidatura de Ajay Banga para ser el próximo director del Banco Mundial, creado en 1944. No habrá otros candidatos oficiales para este puesto, ya que –por tradición– el candidato estadounidense es seleccionado automáticamente para el cargo. En el caso de Banga, que es ciudadano indio y estadounidense, nació en India. Este ha sido el caso de los 13 presidentes anteriores del Banco Mundial; la única excepción fue la presidenta en funciones, la búlgara Kristalina Georgieva, quien ocupó el cargo durante dos meses en 2019.
En la historia oficial del Fondo Monetario Internacional (FMI), J. Keith Horsefield, escribió que las autoridades estadounidenses “consideraron que el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (llamado comúnmente “Banco Mundial”) tendría que ser dirigido por un ciudadano estadounidense para ganarse la confianza de la comunidad bancaria, y que sería impracticable nombrar a ciudadanos estadounidenses para dirigir tanto el Banco como el Fondo”. Por lo tanto, por una convención no escrita y antidemocrática, el jefe del Banco Mundial debía ser un ciudadano estadounidense y el jefe del FMI debía ser un ciudadano europeo (Georgieva es actualmente la directora gerente del FMI). Por lo tanto, la nominación de Banga por Biden garantiza su ascenso al puesto.
Un mes después, la Junta de Gobernadores del Nuevo Banco de Desarrollo (que incluye a representantes de Brasil, China, India, Rusia y Sudáfrica (los países BRICS), así como a una persona en representación de Bangladesh, Egipto y Emiratos Árabes Unidos) eligió a la expresidenta de Brasil Dilma Rousseff para dirigir el NDB, conocido popularmente como el Banco de los BRICS. El Banco de los BRICS, del que se habló por primera vez en 2012, comenzó a funcionar en 2016, cuando emitió sus primeros bonos financieros verdes. Sólo ha habido tres directores generales del Banco de los BRICS: el primero de India (K.V. Kamath) y los dos siguientes de Brasil (Marcos Prado Troyjo y ahora Rousseff para terminar el mandato de Troyjo). Las presidencias del Banco de los BRICS serán elegidas entre todos sus miembros, no por un solo país.
Banga llegará al Banco Mundial, cuya oficina está en Washington, D.C., desde el mundo de las corporaciones internacionales. Pasó toda su carrera en estas corporaciones multinacionales, desde sus primeros días en Nestlé-India hasta su posterior carrera internacional en Citigroup y Mastercard. Más recientemente, Banga fue director de la Cámara de Comercio Internacional, una “ejecutiva” de corporaciones multinacionales fundada en 1919 y con sede en París. Como dice Banga, durante su etapa en Citigroup dirigió la división de microfinanciación y, durante su etapa en Mastercard, hizo varias promesas relacionadas con el medio ambiente. Sin embargo, no tiene experiencia en el mundo del financiamiento del desarrollo y la inversión. Declaró al Financial Times que recurriría al sector privado en busca de fondos e ideas. Su currículum no es muy diferente al de la mayoría de los designados por los Estados Unidos para dirigir el Banco Mundial. El primer presidente del Banco Mundial fue Eugene Meyer, que creó la multinacional química Allied Chemical and Dye Corporation (más tarde Honeywell) y que era propietario del Washington Post. Tampoco él tenía experiencia directa en la erradicación de la pobreza o en la construcción de infraestructuras públicas. Fue a través del Banco Mundial que los Estados Unidos impulsaron una agenda para privatizar las instituciones públicas cuando el paradigma neoliberal se apoderó de los gobiernos y las instituciones a partir del ascenso de Margaret Thatcher en Inglaterra y Ronald Reagan en EEUU. Hombres como Banga han sido fundamentales para el cumplimiento de esa agenda neoliberal y “fundamentalista de mercado”.
Dilma Rousseff, por su parte, llega al Banco de los BRICS con un currículum diferente. Su carrera política comenzó en la lucha democrática contra los 21 años de dictadura militar (1964-1985) que los Estados Unidos y sus aliados infligieron a Brasil. Durante los dos mandatos de Lula da Silva como presidente (2003-2011), Dilma Rousseff fue ministra y su jefa de gabinete. Se hizo cargo del Programa de Aceleração do Crescimento (Programa de Aceleración del Crecimiento) o PAC, que organizaba, desde el Gobierno, la lucha contra la pobreza. Por su labor en la erradicación de la pobreza, Dilma pasó a ser conocida popularmente como la “mãe do PAC” (madre del PAC). Un estudio del Banco Mundial de 2015 mostró que Brasil había “logrado reducir significativamente la pobreza en la última década”; la pobreza extrema cayó del 10% en 2001 al 4% en 2013. “Aproximadamente 25 millones de brasileños escaparon de la pobreza extrema o moderada”, decía el informe. Esta reducción de la pobreza no fue resultado de la privatización, sino de dos planes gubernamentales desarrollados y establecidos por Lula y Dilma: Bolsa Família (el plan de subsidios familiares) y Brasil sem Misería (el plan Brasil sin Miseria, que ayudaba a las familias con empleo y construía infraestructuras como escuelas, agua corriente y sistemas de alcantarillado en zonas de bajos ingresos). Dilma Rousseff aporta su experiencia en estos programas, cuyos beneficios fueron revertidos por sus sucesores (Michel Temer y Jair Bolsonaro).
Banga, que viene de los mercados internacionales de capital, administrará la cartera neta de inversiones del Banco Mundial, de 82.100 millones de dólares a junio de 2022. Habrá una considerable atención al trabajo del Banco Mundial, cuyo poder está apalancado por la autoridad de Washington y por su trabajo con las prácticas de préstamos de deuda-austeridad del Fondo Monetario Internacional. En respuesta a las prácticas de austeridad de la deuda del FMI y el Banco Mundial, los países BRICS –cuando Dilma era presidenta de Brasil (2011-2016)– crearon instituciones como el Acuerdo de Reserva Contingente (como alternativa al FMI con un corpus de 100.000 millones de dólares) y el Nuevo Banco de Desarrollo (como alternativa al Banco Mundial, con otros 100.000 millones de dólares como capital inicial autorizado). Estas nuevas instituciones pretenden proporcionar financiación para el desarrollo a través de una nueva política de desarrollo que no impone la austeridad a las naciones más pobres, sino que se rige por el principio de la erradicación de la pobreza. El Banco de los BRICS es una institución joven en comparación con el Banco Mundial, pero dispone de considerables recursos financieros y deberá ser innovadora a la hora de proporcionar una ayuda que no conduzca a un endeudamiento endémico. Aún está por ver si la nueva Red de Grupos de Reflexión sobre Finanzas de los BRICS será capaz de romper con la ortodoxia del FMI.
Rousseff presidió su primera reunión del Banco BRICS el 28 de marzo. Es probable que Banga sea nombrado en la reunión del Banco Mundial y el FMI en abril.