Me siento orgullosa y emocionada por la inscripción del derecho al aborto en la Constitución francesa, una noticia esperanzadora en ocasión de la celebración del Día de la Mujer 2024.
En un mundo más volátil que nunca, donde muchas de las certezas forjadas desde el final de la Segunda Guerra Mundial están siendo puestas en entredicho, el hecho que un derecho fundamental de las mujeres pase de una simple ley a un derecho constitucional es un ejemplo que debería ser seguido por otras naciones.
Es también una luz y un acto de solidaridad con el vía crucis de tantas mujeres del mundo que han sufrido en carne propia los estragos de la prohibición de la interrupción del embarazo.
El 4 de marzo pasado, el Parlamento francés votó por abrumadora mayoría, la inclusión del derecho a la interrupción voluntaria del embarazo (IGV por sus siglas en francés), por 780 votos contra 72. Sorprendentemente, este tema constituyó un momento de unidad en medio de la agitada vida parlamentaria francesa.
Este estreno mundial fue la consecuencia feliz de la conmoción causada en junio de 2022 por la abrogación por la Corte Suprema norteamericana del fallo Roe v. Wade que desde 1973 protegía el derecho al aborto a nivel federal.
El alto tribunal declaró que este derecho constitucional no existía, dejando la decisión de permitir o no la interrupción del embarazo a cada uno de los estados que conforman la federación de los Estados Unidos.
Esta abrogacion demostró que ninguna libertad está garantizada y que un sencillo cambio de gobierno o de mayoría puede provocar cambios inesperados en la aplicación de los derechos humanos.
La señal positiva francesa viene a punto en un mundo en que el derecho al aborto está siendo puesto en entredicho en Europa, como en Polonia y en Hungría, y donde los gobiernos de África, Asia del sureste y América Latina son mayoritariamente hostiles.
En lo que concierne la República Dominicana tenemos el triste privilegio de ser uno de los seis países de América que mantienen una prohibición total de la interrupción del embarazo junto con El Salvador, Honduras, Haití, Nicaragua y Surinam, mientras en otros países los Estados han incorporado causales en mayor o menor medida. Ni siquiera durante el gobierno del Cambio hemos logrado la autorización del aborto en las tres causales.
Con esta victoria de las mujeres francesas se debe recordar a todas las mujeres que militaron en los años 70 a favor de la despenalización del aborto en Francia hasta la aprobación de la ley Veil, que lo permite hasta el final de la semana catorce y a todo lo largo del embarazo en caso de peligro para la madre
Justyna Wydrzynska, una activista polaca de los derechos de la mujer ha declarado que: “Si hay una decisión que una mujer debe poder tomar libremente, sin trabas, sin presiones religiosas, morales o ideológicas es la de la maternidad. No hay nada más íntimo y crucial. Se trata de su libertad, la más fundamental de todas las libertades”.