La sociedad dominicana, en estos momentos, se siente abrumada por los resultados preliminares de la Evaluación Diagnóstica Nacional de 2022, presentados por la Dirección de Evaluación de la Calidad, del Ministerio de Educación de la República Dominicana. El propósito principal de esta evaluación: detectar los logros de aprendizaje de los estudiantes y, a partir de estos, desplegar acciones para un mayor fortalecimiento de la calidad de la educación. Los resultados no animan a pensar que la calidad tomará un rumbo mejor. Se aplica a estudiantes de Tercer Grado de Primaria, Sexto Grado de Primaria y Tercer Grado de Secundaria. Son resultados tan bajos en Lengua Española, Matemática, Ciencias Sociales y Ciencias de la Naturaleza, que han dejado a la sociedad estupefacta.
Los resultados de la Evaluación Diagnóstica Nacional de 2022 han disparado las reacciones de educadores, medios de comunicación, empresarios, políticos y representantes de sectores religiosos del país. Ha sido una sacudida tan fuerte que no se ha quedado ningún sector sin expresar su pesar por la situación que afronta la educación nacional. Este tipo de reacciones generalmente se producen en los primeros días. Pasada una temporada, se vuelve a la misma rutina. En el debate, se plantean alternativas diversas para reorientar el sentido y la acción del sistema educativo dominicano. Incluso, la Evaluación Diagnóstica presenta conclusiones para reencauzar el estado de deficiencia de los aprendizajes de los estudiantes.
Para que los aprendizajes de los estudiantes de la República Dominicana sean significativos, hay que tomar medidas que ningún gobierno quiere afrontar con la voluntad política necesaria. Tampoco lo quiere ninguno de los partidos políticos, ni la misma sociedad en su conjunto, salvo raras excepciones. Ningún gobierno enfrenta la corrupción abierta y encubierta que se ha producido históricamente en el sector educación. Los gobiernos, aún los que la niegan, tienen evidencias de prácticas que marginan la honestidad. Además, a los partidos políticos y a muchos empresarios que intervienen en el ámbito de la educación no les interesa transformar una cultura que aporta dinero, poder y privilegios.
En este contexto, para que los logros de aprendizaje sean excelentes, la cultura clientelar no puede reproducirse exponencialmente con la permisividad de los gobiernos. El clientelismo político, cada vez más, se fortalece en los centros educativos de la educación preuniversitaria y en el campo de la educación superior. Pero, estos temas no se tocan, no se plantean abiertamente, excepto en coyunturas especiales como la creada por la presentación de la Evaluación Diagnóstica Nacional. La presión generada por los partidos políticos en los centros educativos crea tensiones, distrae y erosiona el sentido de la educación. Para encubrir la actividad clientelista en los centros educativos se utiliza la mentira y un discurso florido.
De igual modo, los aprendizajes de los estudiantes serán duraderos si las instituciones formadoras de docentes y los formadores de docentes revisan, con profundidad, el sentido y el fundamento de la formación que proponen, su articulación con las necesidades sentidas de la sociedad y explicitan el proyecto de sociedad que está en el horizonte de la formación que promueven. Los docentes son personas clave para que las experiencias educativas y los aprendizajes marquen el pensamiento y la acción de los estudiantes. Por esto, urge pasar del foco de la titulación de maestros a la formación científica, sociopedagógica y tecnológica, en la que las perspectivas investigativas y ética adquieran un espacio central.
Los aprendizajes de los estudiantes también están en declive porque el Ministerio de Educación de la República Dominicana está disperso. Este tiene que identificar cuál es el foco de su misión. Tiene que definir la gobernanza de esa misión, que en múltiples ocasiones se ve intervenida por la Asociación Dominicana de Profesores. Está en juego quién decide en aspectos que son nucleares, como apertura, desarrollo, clausura de las clases y otros. No aceptamos dictadura, tampoco una verticalidad nociva; pero, necesitamos que se respete lo que le compete al Ministerio; y que este asuma su rol.
Más deterioro se produce en los aprendizajes de los estudiantes cuando la Asociación Dominicana de Profesores antepone los intereses políticos y económicos a las necesidades e intereses educativos al organizar sus actividades en días que provocan suspensión de clases. La pérdida de clases y la trivialización del calendario escolar por la Asociación acentúan la pobreza de los aprendizajes de los estudiantes y la dispersión de los profesores.
La responsabilidad para que los aprendizajes de los estudiantes alcancen el nivel esperado es de todos. Ninguna persona es comparsa, como dice Pedro Poveda. Todos tenemos espacio y lugar para trabajar con tesón por una educación con calidad integral, con sentido de justicia y equidad. Avancemos de las palabras a hechos creíbles y prontos. Todo lo que hagamos ha de ser teniendo en cuenta; que no se parte de cero. Hay experiencias y aprendizajes válidos, a pesar de los agudos problemas que enfrentamos en educación.