Nadie duda que la educación es el pilar fundamental del desarrollo. Por su impacto sobre los ingresos ocupacionales también puede ser el pilar del bienestar individual. Pero aquí su avance será lento y desesperante dado el politizado manejo del aparato educativo público y los pobres rendimientos escolares. Para sacarla de su furnia de mediocridad debemos adoptar medidas que puedan acelerar su mejoramiento. Y eso requiere una firme voluntad para explorar nuevos rumbos.

¿Cuáles son las medidas que se contemplan para avanzar? Conviene recordar que hubo un Plan Decenal 2008-2018 que no se cumplió a cabalidad y que la Ley 1-12 de la Estrategia Nacional de Desarrollo 2030 estableció el requisito de un Pacto Educativo. Este último se acordó para el periodo 2014-2030 y desde entonces el Consejo Nacional de Educación ha establecido otras metas y planes para mejorar el sistema educativo. La pandemia recién ha obrado en contra del cumplimiento debido, pero aun sin ella el avance ha estado lastrado por una politizada gerencia. Su contribución al desarrollo nacional no exhibe la hidalguía necesaria.

Muchas iniciativas surgieron después de que en el 2013 se aumentara el presupuesto del Minerd a un 4% del PIB. Se priorizó la meta de aumentar la cobertura del sistema y eso se tradujo en un programa masivo de construcción de nuevas aulas. También se aumentaron los salarios de los docentes y se contrataron adicionales. Otras medidas importantes incluyen: ISFODOSU, INAFOCAM, Jornada Extendida, Desayuno Escolar, reforma curricular, etc. Pero los resultados de la prueba PISA y una reciente evaluacion del Minerd indican que el sistema educativo público está en ascuas, afectando más negativamente a los estudiantes de las familias más pobres.

Ante las sombrías perspectivas de una despolitización total, el último acuerdo entre el Minerd y la ADP, el cual aumentará los beneficios de los docentes, probablemente servirá de poco para acelerar los avances del sistema público. Será un acuerdo más. Por eso procede presentar algunas opciones de política pública que podrían “revolucionar” el sistema educativo público. Como condición previa a su adopción resulta deseable un firme compromiso de los partidos políticos para despolitizar la burocracia del sistema.

Nuevo modelo educativo. – Un profundo rediseño programático podría catapultar el sistema educativo. Ahí está, por ejemplo, el modelo de Finlandia, tal vez el más exitoso del mundo. “Los niños finlandeses inician la educación formal a los 7 años, tienen jornadas escolares más cortas, vacaciones más largas, muy pocas tareas y no hacen exámenes.” El sistema educativo finlandés ha adoptado “el método conocido como “aprendizaje de fenómenos”, mediante el cual las materias tradicionales son desplazadas por proyectos temáticos en los que los alumnos se apropian del proceso de aprendizaje.” De igual trascendencia ha sido la total abolición de las escuelas privadas, lo que ha resultado en una mayor participación de los padres en la educación de los hijos. ¿Sería esto políticamente viable en nuestro pais?

Si debemos aprender del modelo finlandés también debemos hacerlo del nuevo japonés. Es tan revolucionario que forma a los niños como “ciudadanos del mundo”, no como japoneses. “Entenderán y aceptarán diferentes culturas y sus horizontes serán globales, no nacionales. El programa de 12 años está basado en los conceptos: 1) cero materias de relleno 2) cero tareas, y 3) solo tiene 5 materias, que son: aritmética de negocios, lectura, civismo, computación e idiomas.” ¿En qué medida se puede diseñar un nuevo programa dominicano adoptando algunos elementos de estos dos modelos educativos y del de Singapur? ¿Lo permitirían nuestros lastres?

Tecnología digital. – A pesar de que los resultados de la introducción masiva de laptops y tabletas entre estudiantes y docentes –primera con el Programa República Digital y luego con los esfuerzos durante la pandemia–, no han producido espectaculares avances, la conclusión del ciudadano medianamente informado es que la educación virtual no ha sido ni bien concebida ni bien aplicada. Ni los docentes han estado bien preparados ni las conexiones de internet necesarias están siempre disponibles. El aprendizaje a distancia tiene inmensas posibilidades educativas y los video juegos y las redes sociales pueden potenciar sus virtudes. Pero según un estudio del 2022 del Banco Mundial y USAID, “para potencializar los esfuerzos llevados a cabo en la entrega de dispositivos tecnológicos, es importante que el país diseñe una estrategia sistémica que guíe su uso como medio de acelerar los aprendizajes y como ancla para promover una equidad dentro del sistema educativo dominicano.” ¿Se esta diseñando esa crucial estrategia?

Robots educativos. – El Minerd ya tiene un proyecto de “robótica educativa” para desarrollar los aprendizajes sobre las tecnologías digitales entre docentes y estudiantes. Pero lo que todavía no asoma la cabeza es un proyecto en que los robots mismos y la inteligencia artificial comiencen a usarse como instrumentos docentes. (Ya en el 2017 se anunciaba en Davos que los robots reemplazaran a los maestros.) “En la ciudad finlandesa de Tampere, las escuelas han comenzado a probar un robot de enseñanza social llamado Elias, que se utiliza principalmente para el aprendizaje de idiomas y matemáticas. Como divertirse se está convirtiendo en un elemento importante del aprendizaje efectivo, Elias ha sido programado para bailar y alienta a los estudiantes a cantar y bailar también. Elias también puede hablar y entender 23 idiomas diferentes. Hasta ahora, las pruebas de este robot han ido muy bien, con la mayoría de los estudiantes reaccionando muy positivamente a él.”

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El robot Elias de Finlandia

Vales educativos. – Esto es un certificado de ayuda económica que Minerd concedería a los estudiantes participantes para pagar los costos de matrícula en una escuela privada que cumpla con requisitos establecidos. Así se buscaría que los estudiantes pobres puedan recibir una educación de mejor calidad que la brindada en las escuelas públicas. En Puerto Rico, por ejemplo, se da prioridad según el siguiente orden: “1) De bajos ingresos según las normas federales, 2) Estudiantes con discapacidades severas, 3) Estudiantes adoptados, en albergue o en hogar sustitutos, 4) Estudiantes víctimas de bullying o acoso sexual, 5) Estudiante dotado, y 6) cualquier otro, utilizando el promedio del estudiante en orden ascendente, dando prioridad a los estudiantes de rezago académico.” Bien utilizados, los vales mejoran los rendimientos de los estudiantes.

 

Escuelas semioficiales. – Aunque estas escuelas son relativamente pocas tienen la particularidad de ser gerenciadas privadamente. Después de una comparación de su desempeño entre las escuelas totalmente privadas y las públicas convendría evaluar su potencial para contribuir al mejoramiento de la enseñanza/aprendizaje de los estudiantes en las escuelas públicas de las comunidades más apartadas y/o pobres del país. (Desde el año 2019-2021 han cerrado 697 escuelas privadas, pero las semioficiales han sobrevivido.) El uso de vales educativos en escuelas semioficiales podría mejorar no solo la calidad de la educación sino también descargar los planteles escolares públicos.

 

Docentes extranjeros. – “La función de una auténtica revolución educativa es crear las condiciones para que las personas que nacen en la pobreza puedan ejercer sus derechos y educarse de acuerdo a sus talentos en igualdad de condiciones de las que nacen en la abundancia.” De ahí que se requiere un programa específico para fortalecer la educación pública en las comunidades y escuelas más pobres. La contratación de docentes extranjeros para entrenar a nuestros docentes de esas escuelas es una opción válida, aunque no encuentre apoyo en la ADP. Desde que en la campaña electoral del 2012 se planteó esta opción la ADP se ha opuesto a la misma, a pesar de que en otros países ha dado muy buenos resultados. Países como los Emiratos Árabes Unidos, Singapur, el Reino Unido, China, Corea, Tailandia, Vietnam y hasta los mismos Estados Unidos han usado el recurso exitosamente.

Las medidas sugeridas más arriba deben retar la conceptualización de los educadores. Por supuesto, los expertos educativos conocerán de muchas otras alternativas. Mientras tanto, lo presentado aquí debera inquietar al ciudadano común como para requerir una ingeniosa reconfiguración de nuestro modelo educativo. Necesitamos acelerar nuestro desarrollo, pero al paso que va la educación pública nos estamos quedando atrás en la búsqueda de una verdadera justicia social.