El magnicidio de Trujillo no significó la desaparición inmediata de la tiranía, ya que en los meses que siguieron al 30 de mayo de 1961 los cuerpos armados y las estructuras civiles del régimen permanecieron incólumes. Su omnipresencia y autoridad sobre el pensamiento y el proceder del pueblo, trasuntadas en las figuras de Joaquín Balaguer, Ramfis Trujillo, los miembros de la familia Trujillo y el Partido Dominicano, quedaron intactas. El control social que ejerció, entonces diferido, se expresó en las manifestaciones de duelo promovidas ante su desaparición física, en las cuales la Iglesia Católica y los hitos representativos de la dictadura ejercieron un rol material y simbólico de primer orden.

Como era tradición, el domingo 28 de mayo de 1961 se había celebrado el Día de las Madres y niños habían hecho su primera comunión en la Catedral Santiago Apóstol, la iglesia de Nuestra Señora de la Altagracia y la capilla del colegio Sagrado Corazón de Jesús. La semana laboral transcurriría con algunas actividades de interés: el jueves 1 de junio, a las ocho de la noche, el Centro de Recreo exhibiría en su sesión de cine “Siniestra obsesión”, con Richard Widmark y Gene Tierney; el viernes 2 de junio, el cuadro de teatro Orfeo, que iniciaba entonces sus actividades, presentaría la obra “La cuerda”, de Patrick Hamilton, con Ramón de Luna en el papel de Sabot, “el mayordomo de ojo clínico” y el Ellas Dancing Club presentaría para sus socios en su patio español el sábado 3 de junio a Primitivo Santos y su combo, cortesía de la J. Armando Bermúdez & Co., C. por A. El hotel Matum promovía, sin importar el día, el disfrute de su piscina para un “refrescante baño” y su patio español, “con paraguas y palmeras tropicales”.

Lunes y martes transcurrieron sin mayores novedades, pero en la tarde del miércoles 31 de mayo la ciudadanía fue impactada con la noticia del “vil asesinato del Generalísimo”. El presidente Joaquín Balaguer, mediante decreto 6722, declaró nueve días de duelo nacional a partir de esa fecha “con motivo del fallecimiento del Benefactor de la Patria y Padre de la Patria Nueva”. Toda la agenda de actividades se trastocó. La incertidumbre fue total. Un apagón y un aguacero torrencial hicieron aún más pesada la noche de ese día, cargada de escepticismo, pues nadie creía que el hecho era cierto, sino que se trataba de un ardid de Trujillo para ver si el pueblo se alegraba y ejecutar después a todos los que hubiesen celebrado su muerte. La consigna en los vecindarios era preguntar “si la maleta grande se había perdido”. Y es que como observa Lauren Derby, “su presencia era tan exaltada y aparentemente sobrenatural, que era difícil creer que él podía expirar como un simple mortal”.

El periódico La Nación, de Ciudad Trujillo, fue el primero en dar la noticia la misma tarde del 31 de mayo y al día siguiente lo hizo el también diario capitaleño El Caribe. Sería el viernes 2 de junio cuando La Información, dirigida por el entonces diputado L. Enrique Franco, publicó en primera plana una nota titulada “La muerte del Gralmo. Trujillo”, con su foto. De acuerdo con la reseña necrológica, “desde que se conoció la infausta nueva hasta el momento en que escribimos estas líneas, Santiago ha vivido momentos de verdadera consternación, ya que el ilustre líder desaparecido tuvo en esta ciudad las más encendidas pruebas de arraigo y lealtad”. En efecto, entre sorpresa y turbación, la gente se tiró a la calle, los parques se llenaron de personas intrigadas por saber lo ocurrido y gritos de viejas, mujeres vestidas de negro y calles solitarias en las noches dominaron el ambiente. La mayoría de la población se mantenía esquiva y creció el temor por delaciones de parte de empleados y señoras del servicio; a escondidas, se captaban emisoras extranjeras para intentar obtener otros detalles no servidos por las fuentes oficiales, mientras, a mayor volumen y para disimular conversaciones y escuchas radiales furtivas, los que tenían televisiones sintonizaban La Voz Dominicana.

Sin que quedara claro el objetivo de su visita, el domingo 4 de junio estuvieron la ciudad los periodistas Ken Gould Norpe, de Life Magazine; San Halper, de Time-Life y Andrew St. George, de Life, quienes cubrían informaciones relacionadas con el “asesinato” de Trujillo. En el hotel Matum entrevistaron a José Antonio Hungría, gobernador provincial; Lic. Pedro A. Jorge, Ing. J. Mauricio Alvarez, presidente y vicepresidente del ayuntamiento, respectivamente; José Rafael Mera V., síndico municipal y al Dr. Jesús I. Hernández E., presidente de la junta municipal del Partido Dominicano; Jacinto L. Sánchez, administrador del hotel y Ulises Espaillat hijo sirvieron como intérpretes. No existen mayores referencias sobre la presencia de estos periodistas estadounidenses, pero hay que pensar que regresarían a Ciudad Trujillo de inmediato.

La primera reacción institucional local fue la del ayuntamiento. En una sesión extraordinaria celebrada el lunes 5 de junio, el concejo de regidores votó la resolución 1267-61, por la que condenó “enérgicamente” el “vil asesinato” de Trujillo y se solidarizó con la designación como Jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas – nombrado por decreto número 6729 del 2 de junio por el presidente Balaguer – del general doctor Rafael L. Trujillo hijo, “carne y espíritu del eximio Conductor de los destinos nacionales” y por ende “heredero de sus glorias inmarcesibles, quien sabrá garantizar la paz y la estabilidad de las instituciones legalmente constituidas”. Al mismo tiempo, resolvió continuar, “sin vacilaciones”, con los postulados instaurados por el Generalísimo Trujillo, “para gloria del pueblo dominicano, interpretados fielmente por el Honorable Señor Presidente de la República, Dr. Joaquín Balaguer”. La resolución la suscribieron el Lic. Pedro A. Jorge, presidente del ayuntamiento; Ing. José Rafael Mera V., síndico y Rafael Abinader Collado, secretario municipal interino y se publicó en La Información dos días después.  De esos funcionarios, Abinader publicó un texto lisonjero el 6 de junio en La Información, en el que sentenciaba: “¡PADRE TRUJILLO! aunque dejaste huérfanos a tus hijos los dominicanos, le legaste la herencia más estable y más digna: una patria libre, soberana y democrática, con una bandera que nos representa, agitando en el aire los inmortales ideales trujillistas, a la cual juramos fidelidad y defensa, ya que la dignidad de ese sagrado símbolo fue fruto de tus afanes y desvelos”.

El jueves 8 de junio, al cumplirse nueve días del ajusticiamiento, hubo solemnes funerales oficiales en la mayoría de las iglesias del país, que pusieron término al luto que se guardaba y durante el cual la radio oficial transmitió solo “música seria”. En Santiago, la misa tuvo lugar en la Catedral Santiago Apóstol a las nueve de la mañana y a ella invitó el gobernador Hungría, el martes anterior, a las autoridades civiles, empleados públicos, comercio, industria, banca, instituciones sociales y público en general. El representante del Ejecutivo exigió chaqué para funcionarios y vestimenta informal para el resto del público, pero con preferencia traje negro u oscuro y corbata negra.

Personas de todas las clases sociales en el interior, las calles aledañas y el parque Duarte se unieron en adusto fervor religioso. Durante la ceremonia se registraron “escenas de dolor y ayes lastimeros”. Todas las actividades fueron suspendidas momentáneamente en señal de duelo. Ante el altar mayor oficiaron los padres Romano Villancourt y Justo de Verja, párrocos de las iglesias de la Altagracia y San José, respectivamente, mientras el obispo, monseñor doctor Hugo Eduardo Polanco Brito, cantó el responso final junto al túmulo levantado en la nave central del templo, junto al presbiterio, donde representantes locales depositaron cientos de coronas y ramos de flores. La banda municipal de música interpretó música religiosa y el coro de la Catedral cantó la misa de difuntos. Al terminar, fueron distribuidos miles de recordatorios con una foto de Trujillo en el anverso y una oración por el descanso eterno de su alma en una de las páginas interiores, por la que el arzobispo metropolitano concedía cien días de indulgencia a todos los que la rezaren.

En los primeros bancos se sentaron el gobernador Hungría; el presidente del ayuntamiento, el síndico, el presidente de la junta municipal del Partido Dominicano, el senador Rafael Vidal Torres; los diputados agrimensor Camilo Casanova, doctores L. Enrique Franco y Tomás E. Pérez, José Israel Santos Troncoso y Lic. Mario Abréu Penzo; Lic. Apolinar Morel, Juan Tomás Lithgow, Dr, José L. Morales Rojas y licenciados Víctor Castellanos O. y León F. Sosa, presidente, procurador general y jueces de la Corte de Apelación de Santiago, y profesor Heriberto A. Bobadilla Beras, director departamental de Educación.

De manera concomitante, en la fortaleza San Luis, a las ocho de la mañana, el Pbro. Pedro Pablo Báez González, capellán del Ejército Nacional, ofició una misa de réquiem en la que participaron oficiales, clases y alistados de las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional. Un altar, adornado con los colores nacionales y una imagen de Nuestra Señora de la Altagracia y un túmulo con coronas y flores presidían la celebración. La banda de música de la Quinta Brigada del Ejército Nacional, dirigida por el primer teniente Fernando A. Solano Torres, al iniciarse las exequias interpretó la marcha fúnebre de José de Jesús Ravelo; luego tocó la muerte de Asís y por último la marcha fúnebre de Chopin. Encabezaron las representaciones de los cuerpos militares el general de brigada César A. Oliva García, comandante de la Quinta Brigada del Ejército Nacional; el teniente coronel José Rafael Duvergé Mateo, comandante del Departamento Norte de la Policía Nacional y el mayor Alfredo Imbert Mc Gregor por la Aviación Militar Dominicana. En esa misa también se repartieron recordatorios y varios de los presentes sufrieron convulsiones nerviosas.

A las cinco de la tarde del mismo día, ante el busto de Trujillo erigido en los jardines del hospital Presidente Estrella Ureña, de la Caja Dominicana de Seguros Sociales, representaciones del comercio, la banca, la industria, instituciones sociales, recreativas, escolares y obreras depositaron coronas y ramos de flores. La Banda Municipal de Música acompañó el momento con la interpretación de la marcha fúnebre “Inmortal”, del santiaguero José Ovidio García y el gobernador Hungría dirigió unas palabras a la audiencia, resaltando que “como estuvimos con Trujillo en la tierra, estaremos con El en el cielo”.  Ese día hubo además sendas horas santas en la sociedad Círculo Fraternal, dedicada por su presidente Gilberto Mota, y en la casa de Manuel de Jesús Disla (Chino).

La ausencia física de Trujillo no hizo olvidar el calendario conmemorativo trujillista y el sábado 10 de junio, en la iglesia San José, hubo una misa con motivo del vigésimo sexto aniversario de la muerte de José Trujillo Valdez, “prestante legislador” e “ilustre progenitor de la honorable familia Trujillo Molina”, oficiada por el Pbro. Pedro Pablo Báez González. Posteriormente, se realizó una ofrenda al pie de su busto en el parque de su nombre, al final de la avenida Generalísimo Trujillo, precedida de una procesión salida desde la iglesia al término de la misa y encabezada por la Banda Municipal de Música, que interpretó marchas religiosas. La plana mayor de la representación gubernamental y municipal y del Partido Dominicano encabezó aquellos actos: el gobernador Hungría, el senador Vidal, el diputado Franco, el síndico y el presidente del ayuntamiento, el presidente de la junta municipal del Partido Dominicano, el director departamental de Educación y el miembro de la Cámara de Cuentas Oscar F. Azar.

El reinicio de las actividades en un aparente ambiente de normalidad lo marcó la reanudación el domingo 11 de junio de los partidos del campeonato de beisbol aficionado “Trujillo, máximo protector de los deportes”, que se venía celebrando en el estadio Leonidas Rhadamés y los estadios de la Cervecería Nacional Dominicana, Bella Vista y Ciudad Deportiva y en el que participaban los equipos Banco de Reservas, 1852, Tamboril, Recauchadora,  Chocolate Luperón y Factoría Yaque; en los campos deportivos de Bella Vista y Ciudad Deportiva se guardó un minuto de silencio en recuerdo del líder desaparecido.

Sin embargo, las misas, horas santas y manifestaciones de dolor no cesaron. El fin de semana hubo horas santas promovidas por el personal de la escuela de Hoya del Caimito, la sociedad Perpetuo Socorro, el Club Recreativo Benefactor, las subjuntas 14, 16, 19, 22 y 29 del Partido Dominicano y un acto de repudio por el asesinato del Jefe, en el que tomaron la palabra la señorita Grecia García, José Caonabo Polanco y Antonio Sosa Cabral.  El martes 13 de junio, en la iglesia de la Altagracia, hubo una misa a intención de los negociantes y pregoneros de billetes y quinielas y el miércoles 15 de junio horas santas en los barrios Villa Progreso y Mejoramiento Social a intención de las subjuntas 16 y 19 del Partido Dominicano, respectivamente, mientras que el lunes de 20 de junio se verificó otra hora santa a intención de la subjunta 1 de los afiliados al Partido Dominicano en la sociedad Protectora de los Pobres.

En otros eventos no faltó la exaltación de la memoria de Trujillo: el martes 13 de junio, en el 52 aniversario de la instalación de la Logia Unión Santiaguesa No.8034, que había sido pospuesto por el duelo nacional, se realizó un minuto de silencio a la memoria de Trujillo por iniciativa del odfelo Adriano Valdez, homenajeado en la ocasión por sus 50 años de vida odfélica  y el sábado 17 de junio, la inauguración de la base aérea Coronel Piloto Juan Antonio Minaya Fernández – así designada por orden general número 1 del 5 de junio anterior del Jefe de Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas en recuerdo de un oficial de la Aviación Militar Dominicana fallecido en un accidente – inició con una misa por el descanso del alma de Trujillo, oficiada por el teniente coronel AMD capellán Pbro. Manuel A. Rodríguez. Días después, el jueves 22 de junio, en ocasión del Día de las Fuerzas Armadas, tuvo lugar una misa de campaña en la fortaleza San Luis oficiada por el Pbro. Pedro Pablo Báez González y a intención del general de brigada E.N. César A. Oliva García, por el alma del Benefactor de la Patria y “por la salud y ventura personal” del general doctor Rafael L. Trujillo hijo. La banda de música de la Quinta Brigada del Ejército Nacional solemnizó la ocasión con música religiosa.

Nuevas misas y ofrendas tuvieron efecto en las dos últimas semanas del mes en forma consecutiva: el viernes 23 de junio hubo una misa de réquiem en la Catedral Santiago Apóstol a las 7.30 a.m. a intención de la Secretaría de Estado de Agricultura, oficiada por el Pbro. Pedro Pablo Báez González y a la que asistieron el gobernador, los diputados de la provincia, las autoridades municipales y representantes de la Policía Nacional y el Ejército Nacional; el domingo 25 de junio, a las 7.15 a.m., se celebró una misa en la iglesia de San Antonio a intención de los trabajadores locales y a las 8:00 a.m. la Federación Provincial del Trabajo y sindicatos de empresas realizaron una ofrenda floral ante el busto de Trujillo en el hospital Presidente Estrella Ureña; el lunes 26 de junio, 25 sindicatos obreros afiliados a la CTD depositaron otra ofrenda ante dicho busto y  el martes 27 de junio, a las 8:30 a.m., oficiales de la Policía Nacional, a intención del teniente coronel José Rafael Duvergé Mateo, comandante del Departamento Norte de la Policía Nacional, depositaron una ofrenda floral ante la estatua de Trujillo en el Monumento a la Paz de Trujillo, después de asistir a una misa en su recuerdo en el Palacio de la Policía; ese mismo día se verificó una hora santa en la escuela Elena Abréu Vda. Penzo. El miércoles 28 de junio, la logia odfélica Juan Pablo Duarte realizó una tenida funeraria dedicada a la memoria de Trujillo, conducida por su Noble Grande J.R. Vinicio Saladín hijo. Entretanto, el jueves 29 de junio una misa en la Catedral Santiago Apóstol, ofrecida por el descanso del alma de Trujillo a intención del personal docente, dirigente y alumnado del Politécnico Femenino Nuestra Señora de las Mercedes antecedió a la exposición de labores que esa institución, fundada por Trujillo, abrió en el Palacio de la Gobernación.

El viernes 30 de junio, Día del Maestro, en la parroquia Santo Cura de Ars del ensanche Presidente Trujillo, el personal de la escuela primaria urbana Peña y Reinoso dedicó una misa por el descanso del alma de Trujillo, luego de la cual se trasladaron al salón de actos de la escuela para depositar una ofrenda floral ante su retrato y guardar un minuto de silencio. Es de destacar que, en la misa, una profesora leyó el panegírico que el presidente Balaguer había pronunciado en ocasión del entierro de Trujillo en San Cristóbal, tal y como se hizo en todas las demás escuelas de la ciudad.

En la misma fecha, una misa por el alma de Trujillo, dispuesta por los miembros del servicio de educación en la Catedral Santiago Apóstol, inició la conmemoración del día instituido por Trujillo para los docentes, que cerró con una peregrinación por la calle 30 de Marzo hasta el mausoleo del maestro en el cementerio municipal, donde el profesor Ramón E. Joaquín Pérez pronunció una oración fúnebre. Ese mismo día, recordatorio por demás del primer mes de la muerte del Padre de la Patria Nueva, el Cuerpo de Bomberos le dedicó una misa en la iglesia San Antonio  y la Logia Unión Santiaguesa No.8034 consagró a su descanso solemnes funerales, ambientados con música sacra interpretada por un conjunto orquestal y un túmulo custodiado por una guardia de honor.

Como colofón de esas actividades, demostraciones palpables de la omnipresencia y autoridad de Trujillo aún después de muerto y de la fidelidad de los cuerpos armados y las estructuras civiles de su régimen al statu quo, en la tarde del 30 de junio, en los salones del ayuntamiento, el secretario de Estado de lo Interior y Culto, R. Paíno Pichardo, puso en posesión al nuevo gobernador civil, Dr. Tomás E. Pérez, hasta entonces diputado y designado por decreto 6335 del Poder Ejecutivo en sustitución de José Antonio Hungría. Un cambio que presagió los acontecimientos que se desarrollarían en las semanas subsiguientes y que marcaron el despertar de la conciencia ciudadana. Pero esa es otra historia.