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"Vivir sin patria, es lo mismo que vivir sin honor". Esta frase de Juan Pablo Duarte, el principal forjador de la independencia dominicana nos invita a reflexionar sobre su legado y los actos que consolidaron nuestra identidad nacional. Enero marca un mes de profunda significación para los dominicanos, pues recordamos el nacimiento del Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte. Este hecho simbólico inaugura lo que llamamos el "Trimestre Patrio", una secuencia que también honra los natalicios de Ramón Matías Mella, el 25 de febrero, y Francisco del Rosario Sánchez, el 9 de marzo.

Mucho se ha escrito sobre los viajes de estudio de Duarte y sus recorridos por distintas urbes, destacando su paso por Europa. No obstante, suele pasarse por alto el simbólico trayecto de sus restos después de su muerte, un recorrido que revela la evolución de la memoria histórica y su relevancia en la construcción de nuestra identidad nacional. En este artículo, desglosamos los momentos más relevantes de este proceso, analizando su trascendencia histórica y su impacto en la identidad dominicana.

Muerte y primer sepulcro en Venezuela (1876)

El sábado 15 de julio de 1876, a las tres de la madrugada, Juan Pablo Duarte exhaló su último suspiro en su hogar en la esquina de las calles El Pájaro y Zamuro, en Caracas, Venezuela. La causa de su fallecimiento fue tisis tuberculosa, diagnosticada por el Dr. Federico Tejera. Ese mismo día, el "Diario de Avisos" publicó una breve nota informando: "Ha fallecido el General Juan Pablo Duarte, Caudillo de la Independencia Dominicana".

Su funeral se celebró el domingo 16 de julio en la Parroquia de Santa Rosalía, oficiado por el presbítero Juan José Antich, y fue enterrado en el Cementerio Tierra de Jugo, Caracas, como lo documentó Francisco de las Heras y Borrero en su libro Los silencios de Juan Pablo Duarte.

Traslado a Santo Domingo y sepulcro en la Catedral Primada de América (1884)

Ocho años después de su muerte, el 27 de febrero de 1884, los restos de Juan Pablo Duarte fueron trasladados a Santo Domingo durante el gobierno de Ulises Heureaux. Este traslado fue posible gracias a gestiones diplomáticas entre las autoridades dominicanas y venezolanas. Los restos llegaron a la ciudad y fueron colocados en la Capilla de Nuestra Señora de Altagracia, en la Catedral Primada de América, donde reposaron junto a los de Francisco del Rosario Sánchez.

Este evento ha sido destacado en algunas publicaciones por el historiador José Balcácer, quien enfatiza el simbolismo del traslado en el contexto del 40 aniversario de la independencia.

Exhumación y traslado a la Puerta del Conde (1944)

El gobierno dominicano, anticipándose al centenario de la independencia nacional, dispuso mediante la Ley No. 237 del 27 de marzo de 1943 que los restos de los Padres de la Patria fueran trasladados al Baluarte o Puerta del Conde, oficialmente declarado "Altar de la Patria" por la Ley No. 1185 en 1936. La ceremonia se realizó el 27 de febrero de 1944, con la participación de Rafael Leónidas Trujillo Molina, quien encabezó el acto y pronunció un discurso de orden.

Las urnas originales de madera fueron sustituidas por urnas de plomo, y los restos fueron depositados bajo el arco triunfal de la Puerta del Conde, como describen diversos documentos del Archivo General de la Nación. La tarja y algunos símbolos que se encontraban debajo de la Puerta del Conde hoy se exhiben en el Museo Nacional de Historia y Geografía (MNHG).

Último yraslado al Altar de la Patria (1976)

Los venerables restos de los Padres de la Patria permanecieron bajo la Puerta del Conde por más de tres décadas hasta que, en 1976, el entonces presidente de la República, doctor Joaquín Balaguer, dispuso la remodelación del Parque Independencia y la construcción de un imponente mausoleo funerario para albergar sus restos. Este mausoleo, conocido como el Altar de la Patria, fue diseñado por el arquitecto Cristian Martínez e inaugurado el 27 de febrero de 1976.

El 15 de julio de 1976, con ocasión del centenario de la muerte del principal Padre de la Patria, los restos de Juan Pablo Duarte, Francisco del Rosario Sánchez y Ramón Matías Mella fueron trasladados al Altar de la Patria, donde reposan actualmente. Este monumento de mármol, con tres cuerpos que representan la Santísima Trinidad y La Trinitaria, se encuentra dentro del Parque Independencia y está conectado por un camino a la Puerta del Conde. En su interior, se pueden apreciar grandes estatuas de Duarte, Mella y Sánchez, esculpidas por el italiano Arrighini.

El recorrido de los restos de Juan Pablo Duarte refleja no solo la historia de un héroe, sino también el compromiso de generaciones de dominicanos por preservar su legado. Desde un modesto sepulcro en Venezuela hasta su reposo en el majestuoso Altar de la Patria, cada traslado ha sido un acto de reafirmación de nuestra identidad nacional. Honrar a Duarte es recordar que la libertad y la soberanía son valores que debemos proteger, inspirados en su ejemplo.