Andan por todo el país desafiando las leyes que les corresponden; nadie los detiene y mucho menos los somete a la justicia; ante cualquier reclamo solo tienen como respuesta el desafío y la burla; ofrecen servicio público sin ninguna autorización legal; por representar más de un millón de votos cada cuatro años se han hecho intocables; no respetan a peatones ni automovilistas, ni a vagos disfrazados de agentes de tránsito; confiesan, con mucho orgullo, ser pura y simplemente dominicanos….(No tengo que decir quiénes son, pues usted seguramente ya ha identificado a los enemigos públicos inmunes e impunes que refiero: los motoristas).