Envuelto en el más radical verde frutal y brisero; mojado por la expresión más alegre del agua; bajo un cielo privilegiantemente claro; rodeado de una armónica sinfonía de pájaros y grillos; respirando el embriagante olor a tierra mojada; lejos de las cuitas de un mundo voluntariamente olvidado; con el inevitable recuerdo recrecido de amores lejanos; bajo el rumor entrecortado de un viejo bolero que llega desde lejos y el olor de un sazón de ajo y pimienta, simplemente me pregunto si puede haber un domingo como este en cualquier otro país del mundo…(Sin chauvinismo alguno, tengo serias dudas de que eso sea posible).