Vámonos a la Biblioteca,
no a la biblioteca del colegio
ni a la del barrio,
sino a la gran fuente
y guardián de toda
la historia de la humanidad
a través del planeta,
en el tiempo.
Dos tabletas de Sumeria,
la Biblia Gutenberg en vitela,
los libros de Jefferson,
y los murales realistas
de Cándido Portinari
en la Sala de Lectura
Hispánica
son solo una muestra.
No he mencionado
las guías telefónicas de El Cairo,
el escritorio de Rachmaninov,
los violines Stradivarius.
la trompeta de Louis Armstrong.
y los archivos
de las reuniones anuales
de la Sociedad Química.
Si quieres variedad
y multiplicidad venga
a la Biblioteca del Congreso
que es la mayor del planeta,
incluso más grande
de lo que la imaginación
puede abarcar…
¿Construiremos una extensión
en la Luna, en Marte?
¿Enviamos a un bibliotecario
para establecer un intercambio
interplanetario?